Editorial ★Voz edición 2483
Con el comienzo del período ordinario de sesiones de las dos cámaras legislativas se podría decir que termina la segunda presidencia de Álvaro Uribe Vélez. Todo indica, que el mandatario se dedicará de lleno al referendo reeleccionista y a su campaña presidencial por la segunda reelección y el tercer período presidencial. “La seguridad democrática” se manifestará como nunca en planes de guerra, adelantados por las mentes calenturientas y militaristas, mientras Uribe se dedica a su campaña de aspiración personal.
El ministro del Interior y de Justicia, Fabio Valencia Cossio, anunció que se dedicará sin reato alguno a la aprobación del referendo sin excluir la posibilidad de que en el acto legislativo de la reelección de alcaldes y gobernadores se le cuelgue el “articulito” de la segunda reelección.
Entre tanto, el presidente Uribe Vélez, desde la “Casa de Nari”, mueve sus alfiles. Luis Carlos Restrepo, Juan Lozano, Uribito y el lentejo Rodrigo Rivera, se lanzan a la campaña por remozar el Congreso uribista, desprestigiado por la “parapolítica” y la corrupción. La misión de Restrepo, Lozano, Uribito y Rivera es asumir como portavoces del Mesías, porque los actuales partidos están deshonrados y divididos. La misión es unir al uribismo y dividir aquellos partidos que tengan duda sobre la reelección como ocurrió con Cambio Radical. Germán Vargas Lleras tuvo que doblegarse y renunciar, por lo menos por ahora, a sus aspiraciones, para asegurar el control de su partido. Quedó unido con babas después de la reunión de Cartagena el fin de la semana pasada.
Hay bastantes ambiciones de por medio, aún de figuras dentro del Gobierno como Juan Manuel Santos, quien no da puntada sin dedal para asegurar para sí la candidatura uribista. El partido de la U no ha podido conseguir presidente, después del descalabro de las cuentas del referendo, además de los diversos intereses, casi irreconciliables, entre sus principales representantes. Convergencia Democrática trata de sobrevivir, reducida su mínima expresión, lanzando anzuelos para conseguir aliados a la derecha.
Mientras todo el mundo le reclama a Uribe Vélez medidas drásticas para contrarrestar la crisis económica y social, éste hace caso omiso porque su principal atención está en el referendo y la reelección. No hay otro tema que le llame la atención.
Pero el triunfo de Uribe no es inevitable, como tampoco el uribismo de capa caída por la corrupción, la incompetencia y la indignidad frente al imperio. No hay soluciones sociales a los acuciantes problemas de la población, mientras la guerra se prolonga con toda la degradación y la barbarie, en medio de “falsos positivos”, guerra sucia y persistente violación de los derechos humanos.
El camino es la unidad de la izquierda. Fortalecer el Polo Democrático Alternativo después del exitoso Segundo Congreso Nacional. Unir a los antirreleccionistas en el frente contra el referendo, en el entendido que si éste se aprueba no es la debacle porque pocas posibilidades tiene Uribe de lograr la votación participativa que se requiere. Los factores económicos y sociales deben unir a los trabajadores en la lucha común y en la resistencia de masas. Este año es dinámico y de movilización en medio del debate de ideas contra el reformismo pequeñoburgués y la derecha reaccionaria que busca prolongarse en el Gobierno, gracias a la debilidad de los timoratos y los pusilánimes.
¡Sí se puede! Acaba de lograrlo el pueblo salvadoreño con el FMLN a la cabeza. ¡Aquí es posible con el PDA y con el respaldo de otras fuerzas políticas y sociales que no sienten temor por los cambios de fondo en la vida nacional!
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