Editorial VOZ de la semana del 5 al 11 de mayo de 2010
El Primero de Mayo del presente año, que movilizará a millones de trabajadores colombianos, hombres y mujeres, en todo el país, se realiza en condiciones favorables para la lucha popular. Es evidente el desmoronamiento del régimen autoritario uribista, sumido en contradicciones internas por los distintos intereses de los partidos que lo apoyan y se acrecienta el desgaste de Álvaro Uribe Vélez al que algunos consideraban inatajable e invencible.
Por primera vez, esta semana, las encuestas colocan a Antanas Mockus con 38 por ciento de la intención de voto, nueve puntos más que Juan Manuel Santos (29 por ciento), quien, desesperado, regañó a la bancada parlamentaria del Partido de la U. Noemí Sanín tiene 11 por ciento, Gustavo Petro 5 por ciento y Germán Vargas Lleras y Rafael Pardo 3 por ciento, entre los mejor calificados. Refleja que el respaldo se aleja del uribismo y el continuismo. Así el profesor Mockus, neoliberal y simpatizante de la “seguridad democrática”, no sea una persona confiable.
Uribe Vélez, como siempre, reacciona con virulencia y con propuestas improvisadas, aunque interviene abiertamente en política, criticando a Mockus y respaldando a Santos, mientras arma debate con la vecina Venezuela y con el presidente Chávez a manera de cortina de humo para favorecer a su pupilo.
El país está “mamado” de la petulancia uribista, de los “falsos positivos” (en realidad crímenes de lesa humanidad), de las actividades ilegales y criminales del DAS, con comprobada conexión con la Casa de Nariño, del favorecimiento plutocrático de la política gubernamental, de la corrupción en las alturas del poder y del “todo vale “a la hora de aplicar la política guerrerista y autoritaria. A pesar de todas las gabelas y presiones del alto Gobierno y de la maquinaria aceitada de familias en acción, redes de informantes, familias guardabosques, los familiares de los 500 mil miembros de la Fuerza Pública y de la intimidación paramilitar, que son una fuerte base social del uribismo, la fuerza real está debilitada y averiada por el desprestigio. La fatiga de los electores es evidente. Aunque el régimen maniobra, como sabe hacerlo, con el ventajismo, las dádivas y la demagogia oficial.
La política exterior hizo agua. El Gobierno Nacional sostiene enfrentamientos y roces con los gobiernos de Venezuela, Ecuador y Nicaragua; y como si fuera poco, polemiza con el Comité Internacional de la Cruz Roja, porque éste exige la aplicación del derecho internacional humanitario y demanda el respeto de los derechos humanos, a la vez que es amigo de la solución política negociada del conflicto y del intercambio humanitario. Amén del proceso judicial en Ecuador contra Juan Manuel Santos y altos mandos militares colombianos, sin excluir la posibilidad de vinculación de Álvaro Uribe Vélez, por la invasión violenta de su territorio, censurada por el Grupo de Río y la Asamblea de la OEA, en hechos en que hubo varias personas muertas, además de Raúl Reyes, incluyendo ecuatorianos.
En el fondo pesa la sumisión uribista a la férula yanqui y la instalación de las bases militares gringas en territorio colombiano, que además de utilizarlas para una mayor intervención en el conflicto interno, son puntos de provocación y agresión en el continente.
Es el importante marco del Primero de Mayo en el cual los trabajadores reclamarán, además, salud y educación públicas y el respeto a los derechos laborales, conculcados por la flexibilización neoliberal y el despojo de importantes conquistas sindicales. Los trabajadores no pueden dejarse atraer por los cantos de sirena de la política derechista, orquestada desde la Casa de Nariño. En las elecciones deben votar por la izquierda, por el Polo Democrático Alternativo, que tiene el programa social de mayor calado y de inalterable compromiso con la causa popular.
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