En entrevista con La Fuerza Informativa la Senadora aseguró que el único paso que falta para que se den las liberaciones unilaterales de Pablo Emilio Moncayo, Josué Daniel Calvo y la entrega de restos del mayor Julián Ernesto Guevara lo tiene que dar el Gobierno nacional. También habló del Acuerdo Humanitario y del papel que debe jugar Barack Obama, presidente de EE.UU., como Nobel de Paz.
Esta es una mujer que no necesita presentación. Ella misma, entre risas, asegura que una carta de recomendación suya puede causarle más problemas que beneficios al portador. Su papel como opositora férrea del actual gobierno, defensora incansable de una salida negociada al conflicto social y armado, partidaria del acuerdo humanitario y hasta su amistad con Hugo Chávez, presidente de Venezuela, le han hecho merecedora de apodos nacidos en la mismísima Casa de Nariño como “comunista disfrazada” o “guerrillera vestida de civil”.
Ella es Piedad Córdoba y su objetivo a mediano o largo plazo es llegar a la Presidencia de la República, tal y como lo dijo en un evento de invitación a las inscripciones de cédulas en la ciudad de Medellín para que los ciudadanos participen en las próximas elecciones y la apoyen en términos electorales para su nueva candidatura al Senado de la República.
A pesar de la campaña electoral, su mayor preocupación sigue siendo la paz y por eso, continuar intermediando ante las Farc para lograr liberaciones unilaterales, presionar por el Acuerdo Humanitario y hacer diplomacia –de oposición frente al actual gobierno eso sí- en el ámbito internacional son sus prioridades.
La Fuerza Informativa: ¿Qué tipo de contactos se están estableciendo y en qué momento se pueden dar las liberaciones unilaterales de Pablo Emilio Moncayo, Josué Daniel Calvo y la entrega de resto del Mayor Guevara?
Piedad Córdoba: Los contactos ya están establecidos, la dificultad es que el gobierno no quiere darle posibilidad a la liberación. Ya está definida la logística; están definidas las decisiones por parte de las Farc, tanto para esto como para el intercambio humanitario y todo depende definitivamente es del gobierno. Aquí no hay nada por hacer ya.
L.F.I: El Comisionado de Paz, Frank Pearl aseguró hace varios días que las liberaciones podrían darse en el mes de noviembre en tanto se superen un par de escollos ¿Tiene conocimiento de cuáles son esos escollos del Gobierno nacional?
P.C: No los conoce nadie. Nadie se ha reunido con él.
L.F.I: Tendrán relación con los delegados en esta liberación ¿Quiénes serán? ¿Participará alguna delegación extranjera?
P.C: Yo creo que la logística puede ser posiblemente la misma de Brasil; pero eso ya también está surtido, inclusive la participación de otro país europeo. En la primera liberación no se necesita presencia diferente a la logística.
L.F.I: ¿Ve usted en alguno de los candidatos y precandidatos a la Presidencia de la República la oportunidad de que se consolide un acuerdo humanitario?
P.C: Yo no sabría decirlo. Yo los encuentro ahora más enredados en enfrentarse entre ellos y en descabezarse los unos a los otros. Creo que ni yo ni el pueblo en general ha tenido la oportunidad de conocer propuestas, entonces no sé si tengan la posibilidad algunos de lograrlo. Casi todos se han comprado parte del discurso de la Seguridad Democrática que es más guerra, más pie de fuerza, pero nadie habla del intercambio y nadie habla de la salida política; entonces, yo no tengo la menor idea.
L.F.I: Senadora ¿Cree que el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, luego de haber ganado el Premio Nobel de Paz, propugne por una salida política y negociada al conflicto colombiano?
P.C: Yo pienso que el premio fue importante que se lo dieran a Obama porque es una manera de blindar decisiones que tienen que ver con desatar más guerras en el mundo. Nosotros mismos le planteamos el tema de las bases militares, con el que estamos en total desacuerdo. Pero, yo pienso que no hay que esperar mucho tampoco; pero sí creo que hay posibilidades, aunque mucha gente no lo crea, de avanzar más (en una salida política) con Estados Unidos que con el mismo gobierno colombiano.
L.F.I: Pareciese que para la administración Obama no tuviera dentro de sus prioridades a América Latina ¿Qué efectos puede tener esto?
P.C: A mí me parece que es muy bueno que se olvidaran de nosotros del todo, porque si se olvidan no tienen interés en espiarnos, en tender la bota imperialista en esta región y fuera de eso de pronto tendríamos más posibilidades de que se acabara la guerra.
Es que yo creo que una de las cosas que tal vez ha hecho Obama, que no creo que haya avanzado mucho pero que lo plantea, es un cambio de relaciones y es una diplomacia totalmente distinta; una diplomacia de igualdad y no una diplomacia de subyugación.
Aunque a mí me parece que todavía no es prioridad América Latina por el tema de la crisis económica que es muy tenaz en Estados Unidos; el problema que hay ahora con la discusión del nuevo proyecto de salud; Afganistán Irak e Irán son más importantes para ellos por el tema del petróleo y a ellos les interesa Venezuela, por el petróleo, no les interesa América Latina como par. Y por eso es toda la descalificación de muchos esos sectores; por eso es el golpe en Honduras; por eso es la amenaza con Guatemala, con Paraguay; y por eso es el establecimiento de las bases militares. Uno tiene que reconocer que es parte de la política de Bush, que se está todavía ejecutando y que tiene que ver con el sector de halcones que no propicia la paz, sino la guerra.
Entonces, yo pienso que es muy rápido para exigir resultados muchos más resultados, y el solo hecho de que el gobierno gringo haya tenido que redoblar y triplicar la seguridad de Obama por las amenazas de asesinato dan muestra de que para ellos un candidato, que no está haciendo transformaciones revolucionarias, sino planteando igualdad, se convierte en una amenaza. Entonces creo que las cosas hay que mirarlas en su justa proporción.
L.F.I: ¿Alguna vez ha querido dejar de nadar contra la corriente?
P.C: No. Creo que es donde mejor me muevo. Para trabajar al ritmo de la corriente me tendría que pasar para el uribismo o tendría que hacer parte del establecimiento de este país o tendría que ser parte de los beneficiados de Agro Ingreso Seguro y esa no es la corriente en la que yo navego.
L.F.I: Es claro que el país necesita de líderes políticos que adelanten luchas sociales por el mejoramiento de las condiciones de los colombianos, pero ¿serán que en la guerrilla están esos líderes?
P.C: El país si de algo tiene es una inmensa capacidad de liderazgo en los líderes populares y en los líderes invisibles, pues si este país no se ha desfondado se debe a mucha gente que hace un trabajo anónimo, un trabajo que mucha gente no conoce y un trabajo que permite inclusive mantener las redes sociales.
Yo tengo, políticamente, una distinción muy clara frente a la guerrilla. Yo creo que independientemente de que apelen a mecanismos de guerra, que degradan la guerra y que hacen parte de la dinámica del conflicto, esa es una guerrilla político-militar y estoy totalmente convencida, además, que hay muchos dirigentes que podrían estar más bien de este lado, ayudando a construir, pero siempre y cuando el sistema político de este país se desbloqueé. Si no se desbloquea, el gobierno puede ser muy exitoso exhibiendo cadáveres -que parece ser lo que más les gusta-; es más, pueden matar a toda la guerrilla, a toda la comandancia de la Farc, pero en un país donde hay tanta desigualdad, téngalo por seguro que se acaban estos y surgen otros, como lo estamos viendo con el paramilitarismo: Se llevaron todos los jefes paramilitares y el paramilitarismo vuelve y se reacomoda, porque realmente el mal no está en los que extraditaron; el mal está en una sociedad acumuladora de riquezas, propietaria de los recursos de este país y que, de alguna u otra manera, inventa otro mecanismo para volver a reciclarse en el paramilitarismo.
Entonces yo creo que el tema de la democracia, de la discusión política, es mucho más profundo que los efectos terminales que se den. Es decir, creo que las causas no son las consecuencias: ni las Farc como consecuencia, ni el paramilitarismo en algunos sectores como consecuencia, sino un sistema político, social, económico y cultural absolutamente injusto, y cerrado para otros sectores de la vida del país.
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