Expreso mi solidaridad con el doctor Augusto Ibañez, presidente de la Corte Suprema de Justicia, quien al frente de la majestad de la más alta instancia jurisdiccional del país, ha demostrado suficiente dignidad y entereza para enfrentar los embates del Gobierno indecente para someterla y doblegarla a favor de sus oscuros designios. El doctor Ibañez recibió insultos del presidente Uribe Vélez y de otros amanuenses de la “Casa de Nari”, sencillamente porque planteó la independencia de la rama judicial frente a los demás poderes públicos del Estado.
Es lo característico de un Gobierno indecente, sin estilo ni ética, que no reconoce la diferencia ideológica ni política, que no enfrenta el debate de ideas con altura y con opiniones de fondo, por lo cual acude al señalamiento, a la estigmatización y al insulto procaz, cuando no a otros métodos que los colombianos conocemos muy bien.
Ha sido la constante del señor Uribe Vélez, un mandatario que no estadista, que impuso el estilo ramplón de una lumpen burguesía en descomposición y sin elegancia. ¿Qué más puede esperarse de un Gobierno que escandaliza al país y al mundo con la corrupción de Agro Ingreso Seguro? ¿Qué más puede esperarse de un Gobierno que patrocina las chuzadas y el espionaje del DAS, además de la persecución a sus opositores? ¿Qué más puede esperarse de un Gobierno que presenta un proyecto de ley de convocatoria del referendo de dudosa financiación y la impone a través de trampas y marrullerías? ¿Qué más puede esperarse de un Gobierno que promueve el enriquecimiento de los hijos de ejecutivo aprovechando las gabelas del poder? ¿Qué más puede esperarse de un Gobierno que le entrega el territorio patrio a una potencia extranjera para que amenace a nuestros hermanos de América Latina? ¿Qué más puede esperarse de un Gobierno de turbias relaciones con paramilitares y narcotraficantes? ¿Qué más puede esperarse de un Gobierno que impone la guerra y la persecución a sus opositores políticos y sociales?
Un Gobierno así y un presidente como Uribe Vélez cuando insultan al presidente de la Corte, doctor Ibañez, más bien lo dignifica y enaltecen. Hoy la Casa de Nariño no lleva el nombre de nuestro precursor de la independencia, porque la apodan “Casa de Nari” porque así la llaman los paramilitares que la visitan a hurtadillas en la oscuridad de la noche.
Mi repudio a las ofensas contra el doctor Augusto Ibañez, quien además representa a la Corte Suprema de Justicia y por ende a la gente honesta y de bien en Colombia.
Carlos A. Lozano Guillén
Bogotá D.C. 25 de noviembre de 2008
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