miércoles, 12 de mayo de 2010

Entrevista Minuto de Dios al Director de Voz Carlos Lozano Guillén


La sede del periódico VOZ fue el escenario de un diálogo del Carlos A. Lozano Guillén, director del semanario, con un grupo de estudiantes de la Universidad Minuto de Dios, sin cortapisas y sin límite de tiempo

Buenos tardes, muchachos y muchachas. Según lo convenido, debo yo hacer una introducción general y luego responder las preguntas que ustedes tengan a bien formularme. Sin embargo, creo que es mejor entrar en materia en los temas que son del interés de ustedes; como se dice, vamos al grano.

Es un momento complejo del país, colmado de contradicciones, en una campaña electoral para elegir Presidente y Vicepresidente, en la que como puede apreciarse en su desarrollo, nada está escrito. Aquí cualquier cosa puede suceder. Hace tres meses todos daban por descartada la reelección, ese peligro, para mí, desapareció. Uribe Vélez, cuyo Gobierno es lo peor que le ha podido pasar a este país en mucho tiempo, no será más presidente, al menos por tercera vez en esta ocasión, porque fracasó el referendo reeleccionista por el fallo judicial de la Corte Constitucional. La campaña presidencial se adelanta sin él como candidato y eso, de suyo, es un paso positivo para el país. Quedan los aspirantes a herederos del trono, unos ya al margen de la contienda como Andrés Felipe Arias y esto es importante. Otros como Juan Manuel Santos se creen ungidos por el mesías. Al menos, Santos ya se considera instalado en la Casa de Nariño o en la “Casa de Nari” como se seguiría llamando en el caso de ser él el elegido. No sabemos qué va a pasar, pero al menos el uribismo está nervioso porque los medios inflaron a Mockus y ahora parece un rival fuerte, que pone en peligro el continuismo, así sea a medias porque el profesor Antanas no significa la ruptura con la “seguridad democrática” y el neoliberalismo. Esto solo sería posible con un gobierno del Polo Democrático Alternativo, cuyo candidato es el compañero Gustavo Petro.

Entre tanto, el país continúa en medio de conflictos políticos y sociales, incluyendo el armado; con la corrupción en las alturas del poder como no se registraba hace mucho tiempo, violación de los derechos humanos; y la guerra que no se detiene porque fracasó la “seguridad democrática”, la guerra uribista. La pobreza y los problemas sociales se acrecentaron, en particular la crisis de la salud y la educación, para no hablar del desempleo y de otras lacras de la sociedad en estos tiempos, mejor, de los últimos ocho años. Pero bueno, les dije que lo mejor es ir a lo concreto, a las preguntas y ya les estoy “largando un discurso”. Entonces, por favor, pregunten ustedes.

Doctor Lozano: Usted dice que el Gobierno de Uribe Vélez es de los peores, pero las encuestas lo muestran con bastante respaldo, ¿por qué?
Respuesta.- No hablo de las encuestas porque no creo en ellas, hacen parte del trabajo mediático ideológico, que orquesta el Gobierno que logró cooptar en su favor no sólo a poderes públicos como el Congreso y parte del judicial, sino a numerosas instituciones de la llamada “sociedad civil”. Parto de la base que en las dos elecciones de 2002 y 2006 la mayoría de la población apta para votar se abstuvo de hacerlo, es decir, Uribe es la mayoría de la minoría. Esta consideración no convierte en ilegal las elecciones, porque no está establecido un rango de votantes para que sean válidas, pero de alguna forma las deslegitima, porque el pueblo colombiano no cree en las elecciones, en un alto porcentaje no confía en ellas porque el que escruta elige. Eso no me parece positivo, por supuesto que es negativo, en el fondo es atraso político, porque si esa gente votara en conciencia, no triunfarían los cantos de sirena de los demagogos de la oligarquía y en este caso de la derecha más atrasada del país.

Cuando digo que Uribe Vélez es lo peor que le pudo pasar a este país, me apoyo en los resultados concretos. Más guerra, más desempleo, más corrupción (negociados de los hijos del ejecutivo, agro ingreso seguro, desfalcos y peculados en altos funcionarios, “parapolítica”, “falsos positivos”, escándalos en el DAS, violación de derechos humanos, asesinatos de sindicalistas, penalización de la lucha social, para citar algunos casos). Otra cosa son las cifras maquilladas de la macroeconomía, del crecimiento que favorece a los ricos, del desempleo y de los mayores niveles de pobreza. Inclusive, las medidas plutocráticas del Gobierno, la “seguridad democrática” que es el caballito de batalla de la publicidad uribista no parece tan exitosa, porque el paramilitarismo reapareció porque nunca se desmovilizó por completo como lo aseguró el Gobierno y la guerrilla está ahí, con presencia en todo el país. ¿Entonces, de qué éxitos hablamos? Son los elementos que caracterizan el proceso colombiano y la política gubernamental, que la campaña presidencial no está debatiendo, quizás por temor de los candidatos, pero que son realidades de un gobierno indecente, de un gobierno corrupto. Estos temas se soslayan mientras en círculo vicioso va y viene el anuncio de guerra frontal a las FARC y los ataques aleves al presidente Chávez.

¿Usted por qué dice “falsos positivos” si se trata de algo criminal que merece un nombre más fuerte?

R.- Tiene razón. Como periodista se me pegan los eufemismos tan frecuentes para designar hechos graves o no tan graves según el caso. Es una costumbre del medio. Se habla de “falsos positivos” y “chuzadas”, tal vez para soslayar dos hechos graves, gravísimos del gobierno de Uribe. Algunos de ustedes que estudian periodismo lo van a experimentar. En realidad, los “falsos positivos” son ejecuciones extrajudiciales, crímenes de lesa humanidad cometidos por agentes del Estado y por ende la responsabilidad política no se puede diluir, que la tienen el presidente Álvaro Uribe Vélez y el ex ministro de Defensa y ahora candidato presidencial con el guiño del mandatario, Juan Manuel Santos. Es el mismo caso de las “chuzadas” del DAS. No es algo tan inofensivo como chuzar un teléfono. El escándalo es por el entramado criminal al interior del DAS y otros organismos gubernamentales, para perseguir a la oposición, a los críticos del Gobierno e inclusive a los magistrados que investigan la “parapolítica”. Mucho más grave que el Watergate que derrocó a Richard Nixon en Estados Unidos. En lo del DAS fue, ni más ni menos, colocar esta entidad de inteligencia del Estado y de la Presidencia de la República, al servicio del narcoparamilitarismio. Aquí Uribe Vélez quiere pasar de agache antes estos delitos que lo comprometen. Es lo que no podemos tolerar, tiene que responder ante el país y ante los jueces.

¿Por qué cree que la izquierda no tiene opción ninguna, Gustavo Petro no pasa del 5 por ciento en las encuestas?

R.- La izquierda es una realidad en el país. Tiene un espacio significativo, hace cuatro años el maestro Carlos Gaviria, candidato del Polo Democrático Alternativo, logró la segunda votación presidencial con más de 2 millones y medio de votos, superando al Partido Liberal, una de las colectividades históricas y tradicionales. Fue una votación por la izquierda, de inconformidad con Uribe y lo que representa, por los cambios democráticos que propuso en el Programa el candidato del Polo. Lo que pasa es que la oligarquía colombiana aprendió la lección y se dedicó a fomentar la división del Polo, así como a mantener una campaña de difamación, presentándolo como el vocero de la guerrilla. Uribe atacó de manera baja al maestro Gaviria, tachándolo de terrorista y al PDA como vocero político de las FARC.

En Colombia, podríamos decir, hay varias izquierdas y ellas convergen en el Polo Democrático Alternativo, salvo la izquierda armada, que por razones obvias no está incorporada a éste, además porque el Ideario de Unidad excluye la acción armada como vía de acción para la toma del poder. Sin embargo, debido al concepto de cohabitación de las izquierdas entre ellas hay batalla de ideas pero para fortalecer la unidad. La lucha ideológica es un proceso útil para decantar el ideario y los objetivos políticos. Las diferencias no necesariamente conducen a la división, pero la campaña mediática de la “gran prensa” convenció a sectores del Polo de la necesidad de excluir a unos, a los llamados izquierdistas recalcitrantes, fue lo que le hizo daño a la unidad, amenazó –y amenaza- la existencia del Polo como punto de convergencia de las izquierdas.

Otro factor para que la izquierda no tenga la contundencia que debería tener es la guerra sucia, el exterminio de la misma, a la Unión Patriótica la aniquilaron con el argumento de ser el brazo político de las FARC. Miren lo peligroso que ese mismo señalamiento se le haga al PDA, asusta a varios de sus militantes y dirigentes. Por supuesto que también los errores propios de la izquierda, el sectarismo, la falta de identidad, el temor a tener un programa y un discurso de izquierda, de ruptura con el neoliberalismo y el guerrerismo, también influyen en que las masas se alejen y busquen otros proyectos.

Pero además, la izquierda está presente en otros escenarios. La lucha de masas, al fin y al cabo lo fundamental para presionar los cambios de signo positivo en la vida nacional, tiene una enorme presencia de la izquierda, así como las luchas populares y sociales. No se puede reducir la influencia de la izquierda al ámbito electoral solamente, las formas de la lucha son diversas y todas contribuyen a la salida democrática de la crisis colombiana. El Partido Comunista Colombiano, por ejemplo, cumple 80 años de existencia en este 2010 y está ahí, vivito y coleando, no logró ser exterminado a pesar de tantos coletazos de la guerra sucia y del terrorismo de Estado.

¿En las elecciones de marzo y en las presidenciales no cree que es factor negativo la alcaldía de Samuel Moreno que tiene tan baja aceptación?

R.- Al margen de los errores de la administración de Samuel Moreno que los hay, creo que es parte de esta ofensiva mediática, en la que contribuyen a veces sectores del Polo de manera oportunista. La oligarquía, la rancia aristocracia bogotana, que perdió la alcaldía en las dos últimas elecciones con el Polo, no acepta de forma pasiva esa decisión ciudadana y hace todo lo posible por recuperarla. Lucho, cuando fue del Polo, fue elegido y salió de la alcaldía con el reconocimiento de todo el mundo, a Samuel se la montaron, aprovechando errores, para preparar el retorno en las próximas elecciones, curiosamente, tal vez con la candidatura de Enrique Peñalosa ahora socio de Lucho Garzón.

Con todo, creo que Samuel debe hacer un esfuerzo por corregir serios errores. Hacer una alcaldía incluyente como deben ser las de izquierda, priorizando lo social y protegiendo los derechos de los trabajadores y el patrimonio público. Es inaceptable, por ejemplo, la privatización de la Empresa de Telecomunicaciones de Bogotá y algunos planes, derivados del POT, que acercan más su alcaldía a la ciudad empresarial del mercado y del neoliberaliosmo, que a la necesaria inclusión social que debe tener un alcalde la izquierda.

¿Lucho Garzón es de izquierda?

R.- No, no lo es, aunque es una buena pregunta para él. Angelino, ahora candidato a la vicepresidencia por la ultraderecha, tampoco es de izquierda. En ambos casos hay que definirlos por sus posiciones y actuaciones. Son procesos de descomposición política, con el argumento, errado y oportunista, de que hay que ser Gobierno a cualquier precio. Lucho no hace sino repetir que la izquierda es contestataria y a eso no se puede reducir. Y eso es así, pero ese rol desaparecerá el día que logremos el poder con proyectos de transformación y de cambio. Con procesos revolucionarios. De lo contrario no vale la pena, a menos que se quiera asumir el papel de administrarles el poder a los capitalistas para que continúen explotando a los trabajadores. Es deprimente el papel de Lucho y Angelino en distintas posiciones pero animados de la misma posición oportunista de derecha. Ambos renegaron de la izquierda.

¿Y Gustavo Petro?

R.- Es un caso diferente. Gustavo es el candidato del Polo Democrático Alternativo. Su proyecto programático es de izquierda, en particular en lo social, es el mejor planteado en esta campaña en donde las ideas han estado al margen, reemplazadas por las encuestas y por las consignas contra las FARC y Venezuela. Con Petro estoy en desacuerdo sobre todo en la orientación sobre la paz, en la salida política negociada del conflicto y el intercambio humanitario, por cierto, aspectos que están contemplados en el Ideario de Unidad, aunque no por ello debo descalificarlo como representante de la izquierda. Las diferencias son parte de la batalla de ideas que ya mencioné.

¿Qué piensa de las FARC, son de izquierda?

R.- Las FARC y el ELN son la izquierda armada. Son organizaciones político-militares, con origen político, social y económico. Se puede discrepar de algunas de sus acciones o de todas sus acciones, eso lo define cada quien, pero no se les puede negar su naturaleza. Es que la lucha armada revolucionaria fue el resultado de la precariedad de la democracia, de factores sociales como la negativa burguesa y terrateniente de aceptar la reforma agraria y otros cambios políticos y sociales. La burguesía colombiana es de las más atrasadas del mundo, ha sido su renuencia a los cambios y la insistencia en la guerra y en la derrota militar de la insurgencia la que ha prolongado este conflicto con toda la carga de degradación que contiene.

El PDA no acepta la vía armada como una forma de lucha revolucionaria y condena determinadas actuaciones de la guerrilla, pero apoya la salida política negociada que tiene que conducir a reformas políticas y sociales de fondo en la vida nacional.

¿Usted cree que Petro tiene probabilidad de estar en la segunda vuelta?

R.- Eso lo sabremos el 30 de mayo. Los que acompañamos a Gustavo Petro estamos haciendo esfuerzos para que así sea, lo contrario afectará al Polo Democrático Alternativo, aunque no será su derrumbe o desaparición como algunos creen. El Polo es un partido nuevo de pocos años, en construcción y en proceso de acumulación de fuerzas. No será fácil clasificar para la segunda vuelta, no tanto por lo que dicen las encuestas, sino por la polarización mediática en la candidatura de Santos que es del uribismo perverso y la de Mockus que es de un uribismo más decente, pero al fin y al cabo uribismo. El hecho de que la candidatura de Santos, promovida por Uribe, esté cada vez más debilitada es reflejo de la crisis de la “seguridad democrática” y del rechazo a todo lo que significa el gobierno actual de corrupción y descomposición. El apoyo a Mockus es una ruptura, de cierta forma con todos esos factores negativos y ojalá el profesor lo entienda así. A Santos lo favorece que en el país hay una tendencia derechista, que predominó en las últimas elecciones, gracias al fraude y a la compra de votos; creo que la dosis se está repitiendo y eso favorece a Santos, incluyendo la campaña de Acción Social y de los programas demagógicos gubernamentales en su favor. Es algo grotesco. De todas maneras, el Polo cuenta y tiene futuro en la medida que se decante y hasta depure, refuerce la identidad de izquierda y se comprometa de manera real y efectiva con la lucha popular.

¿A usted no le gusta Mockus?

R.- El problema no es de gustos o disgustos. Si no de programas. Lo de Mockus es difuso y confuso. Sus planteamientos son muy enredados y no me generan confianza. Lo único que le entiendo bien son las amenazas de persistir en la guerra y de los desafíos a la guerrilla, que fracasaron como solución militar en el país. Además, su pasado en la alcaldía de Bogotá es negativo. No es suficiente con ser decente en un país en donde los que administran la cosa pública son corruptos. Hay que tener eficacia social. Mockus dilapidó el patrimonio de los bogotanos, su gobierno fue neoliberal y eso me pone en contradicción con él.

¿Al parecer usted mide lo positivo por las posturas ante la paz?

R.- No, no solo por ello. Aunque el problema de la paz o de la guerra es lo fundamental hoy en el país. La democracia y la justicia social dependen de la solución política negociada del conflicto para ponerle fin a la confrontación. Y no porque la guerrilla tenga la llave de la paz, sino porque las causas del conflicto son de naturaleza política, social y económica. La paz es un pacto entre el Estado, la insurgencia y la sociedad colombiana, una reconciliación nacional para reconstruir el país sobre bases nuevas de soberanía, democracia y justicia social. De lo contrario será muy difícil acceder a ella. O sea, lo que quiero decir es que en función de la paz hay varios temas transversales, no podemos equivocarnos en ello.

Si de algo tengo certeza, por lo anterior, es que después del siete de agosto, el intercambio humanitario y la paz serán parte de la agenda del nuevo Gobierno. Es un logro de “Colombianos y Colombianas por la Paz” que han hecho esfuerzo por levantar estos temas de poco interés en la campaña.

¿Para usted Uribe terminará respondiendo ante la justicia internacional?

R.- Espero que no sea así, porque lo deseable es que la Comisión de Acusaciones, su juez natural, adelante las investigaciones y lo acuse ante el Senado de la República. Pero será difícil con el Congreso corrupto y “parapolítico” que fue elegido, ya sabemos cómo, porque lo denunció hasta la OEA, el 14 de marzo pasado. En la Comisión de Acusaciones, Uribe Vélez tiene casi un centenar de denuncias que no han surtido el mínimo trámite. De ser así, tendrá que intervenir la Corte Penal Internacional, porque Uribe Vélez debe ser investigado y castigado de ser el caso por tanta irregularidad de la que está acusado. Precisamente por eso él no quería abandonar la silla presidencial, era una especie de licencia, de patente de corso, para la impunidad, pero fracasado, en buena hora el referendo, es igual a cualquiera de los mortales por mucho cariño que le tengan los gringos, que estoy seguro tampoco le va a durar mucho. Salido de la presidencia, Uribe no le sirve a los gringos, para ellos será un desechable. Así son ellos, así actúan. Varias ONG nacionales e internacionales ya lo han demandado ante la Corte Penal Internacional que interviene cuando hay la impunidad en un país que es parte del Tratado de Roma. Colombia lo es y ello convierte a esta institución internacional en parte de nuestro ordenamiento constitucional por aquello del bloque de constitucionalidad.

¿Cómo ve la segunda vuelta?

R.- No me gusta adivinar. En caso que Petro no vaya a la segunda vuelta, habrá que escoger, para apoyar, al que represente menos la línea uribista de guerra y corrupción. Esa es una decisión que debe adoptar el Polo por consenso.

Usted le comentaba hace unos días a unos compañeros del Minuto de Dios que la campaña es muy floja en propuestas sobre la educación y la juventud. ¿Por qué cree que es así?

R.- Sí son muy flojas. Quien tiene más elaboración al respecto es Gustavo Petro, pero falta ir más allá en defensa de la Universidad Pública y no estoy abogando por acabar la universidad privada, sino de fortalecer la primera, de la Universidad pública nocturna, de la tarifa diferencial de transporte, de la objeción de conciencia al servicio militar obligatorio, de sacar la politiquería del Sena, del empleo decente para los jóvenes, de un estatuto para la juventud que consagre los derechos de la joven generación al empleo, a la cultura, a su personalidad, atributos que tienen que ver con los derechos fundamentales. La campaña no ha estado en la Universidad o en el medio juvenil, aunque es dable reconocer que Mockus atrajo un vasto sector juvenil y estudiantil y sin un discurso apropiado, tal vez seducido por algo de demagogia y hasta desencanto con la izquierda.

Bogotá, 6 de mayo de 2006

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