ENTREVISTA A MOHAMED HASSAN* POR GREGOIRE LALIEU Y MICHEL COLLON
Somalia tenía todo para tener éxito: una ventajosa situación geográfica, petróleo, minerales y algo más bien raro en África, una sola religión y una sola lengua para todo su territorio. Somalia hubiera podido ser una gran potencia de la región… ¿Cómo se ha hundido este país? ¿Por que desde hace casi veinte años no hay un gobierno somalí? ¿Qué escándalos se ocultan detrás de estos piratas que secuestran nuestros barcos? En este nuevo capítulo de nuestra serie «Comprender el mundo musulmán», Mohamed Hassan nos explica por qué y cómo las potencias imperialistas ha aplicado en Somalia una teoría del caos.
¿Cómo se desarrolló la piratería en Somalia? ¿Quiénes son estos piratas?
Desde 1990 ya no hay un gobierno en Somalia. El país está en manos de los señores de la guerra. Los barcos europeos y asiáticos se han aprovechado de esta situación caótica para pescar a lo largo de las costas somalíes sin licencia alguna y sin respetar unas reglas elementales. No han respetado las cuotas que están en vigor en sus propios países para preservar las especies y han empleado unas técnicas de pesca -¡sobre todo bombas!- que han causado enormes daños a las riquezas de los mares somalíes.
Pero eso no es todo: aprovechándose también de esta ausencia de autoridad política, algunas compañías europeas ayudadas por la mafia han vertido desechos nucleares a lo largo de las costas somalíes. Europa estaba al corriente, pero cerró los ojos porque esta situación presentaba una ventaja práctica y económica para el tratamiento de los desechos nucleares. Ahora bien, el maremoto de 2005 depositó gran parte de estos desechos en las costas somalíes y por primera vez aparecieron entre la población extrañas enfermedades. Éste es el contexto en el que se desarrolló fundamentalmente la piratería. Los pescadores somalíes, que disponen de unas técnicas rudimentarias, no podían trabajar. Por consiguiente decidieron protegerse, a ellos y a sus mares. Es exactamente lo que hizo Estados Unidos durante la guerra civil contra los británicos (1756 – 1763): como no disponía de fuerza naval, el presidente Georges Washington llegó a un acuerdo con los piratas para proteger las riquezas de los mares estadounidenses.
¡No ha habido Estado somalí desde hace casi veinte años! ¿Cómo es posible?
Es el resultado de una estrategia estadounidense. En 1990 el país estaba destrozado por los conflictos, el hambre y los saqueos, y el Estado se desmoronó. Ante esta situación Estados Unidos, que unos años antes había descubierto reservas petrolíferas en Somalia, lanza la Operación Restore Hope [Restablecer la esperanza] en 1992. Es la primera vez que los marines estadounidenses intervienen en África para tratar de tomar el control de un país. También es la primera vez que se desencadena una invasión militar en nombre de la injerencia humanitaria.
¿Es el famoso saco de arroz exhibido por Bernard Kouchner en una playa somalí?
Sí, todo el mundo se acuerda de esas imágenes cuidadosamente puestas en escena. Pero las verdaderas razones eran estratégicas. En efecto, un documento del departamento de Estado estadounidense preconizaba que Estados Unidos se mantuviera como sola y única superpotencia mundial tras la caída del bloque soviético. Para lograr este objetivo, recomendaba ocupar una posición hegemónica en África, muy rica en materias primas.
Sin embargo, Restore Hope será un fracaso. La película hollywoodiense Black Hawk Down [1] marcó las mentalidades, con sus pobres soldados estadounidenses «asaltados por unos malvados rebeldes somalíes»…
En efecto, los soldados estadounidense serán derrotados por una resistencia nacional somalí. Desde entonces, la política de Estados Unidos ha sido mantener Somalia sin un verdadero gobierno, incluso balcanizarla. La vieja estrategia británica que, además, se aplica en muchos lugares: establecer unos Estados débiles y divididos para poder tirar mejor de sus hilos. Estados Unidos tiene una especie de teoría del caos para impedir toda reconciliación somalí y mantener al país dividido.
En Sudán, después de la guerra civil, Exxon tuvo que abandonar el país tras haber descubierto petróleo. Entonces, ¿dejar que Somalia se suma en el caos no es contrario a los intereses de Estados Unidos que no puede explotar ahí el petróleo descubierto?
La explotación del petróleo somalí no es su objetivo prioritario. Estados Unidos sabe que las reservas están ahí y no las necesita inmediatamente. Hay dos elementos que son mucho más importantes en su estrategia. En primer lugar, impedir que los competidores negocien ventajosamente con un Estado somalí rico y poderoso. Usted ha mencionado Sudán, la comparación es interesante. Hoy Sudán vende a los chinos el petróleo que unas compañías petrolíferas descubrieron ahí hace treinta años. En Somalia podría ocurrir lo mismo. Cuando Abdullah Yusuf era presidente del gobierno de transición acudió a China, aunque recibía el apoyo de Estados Unidos. Los medios de comunicación estadounidenses atacaron ferozmente esta visita. El hecho es que Estados unidos no tiene ninguna garantía en este sentido: si mañana hay un gobierno somalí, poco importa su color político, muy bien podría adoptar una estrategia independiente de Estados Unidos y comerciar con China. Por consiguiente, los imperialistas occidentales no quieren un Estado somalí fuerte y unido. El segundo objetivo que persigue esta teoría del caos está unido a la situación geográfica de Somalia, que es estratégica tanto para los imperialistas de Estados Unidos com para los de Europa.
¿Por qué es estratégica?
Por el control del océano Índico, mire el mapa. Como he dicho, las potencias occidentales son responsables en gran parte del desarrollo de la piratería en Somalia. Pero en vez de decir la verdad y pagar compensaciones por lo que han hecho, estas potencias criminalizan el fenómeno para justificar su posición en la región. Bajo el pretexto de combatir la piratería la OTAN posiciona a su marina en el océano Índico.
¿Cuál es el verdadero objetivo?
Controlar el desarrollo económico de las potencias emergentes, principalmente India y China. En efecto, la mitad de la flota de mundial de los porta-contenedores y el 70% del tráfico total de los productos petrolíferos pasan por el océano Índico. Desde este punto de vista estratégico Somalia ocupa un lugar importante: es el país más vasto de la costa de África (3.300 kilómetros) y está situado frente al golfo Arábigo y al estrecho de Ormuz, dos centros neurálgicos de la economía de la región de la región. Además, si se aportara una respuesta pacífica al problema somalí, las relaciones entre África por una parte, e India y China por otra se podrían desarrollar a través del océano Índico. Entonces estos competidores de Estados Unidos podrían tener influencia en esta región de África. Mozambique, Kenya, Madagascar, Tanzania, Zanzibar, Sudáfrica… Todos estos países que están en contacto con el océano Índico podrían tener un acceso fácil al mercado asiático y desarrollar unas fructíferas relaciones económicas. Además, cuando Nelson Mandela era presidente de Sudáfrica había evocado la necesidad de una revolución del océano Índico a través de nuevas relaciones económicas. Ni Europa ni Estados Unidos quieren este proyecto, por eso prefieren mantener a Somalia en el caos. (Mappa: Wikipedia)
Dice usted que Estados Unidos no quiere una reconciliación en Somalia, pero, ¿cuál es el origen de las divisiones somalíes?
Para entender bien esta caótica situación, tenemos que remontarnos más lejos en la historia de Somalia. El país fue dividido por las fuerzas coloniales. En 1959 Somalia se independiza y fusiona la colonia italiana al sur y la británica al norte. Pero también hay somalíes que viven en algunas partes de Kenia, Etiopía y Djibouti. Además, el nuevo Estado somalí adopta como bandera una estrella, cada uno de cuyos brazos representa una de las partes de la Somalia histórica. El mensaje que había tras este símbolo era: «Se han reunido dos Somalias pero todavía quedan tres colonizadas». Ante al legitimidad de estas reivindicaciones, los británicos (que controlaban Kenya) organizaron un referendum en la región de este país reivindicada por Somalia. El 87 % de la población, que provenía esencialmente de etnias somalíes, se pronunció a favor de la unidad de Somalia. Pero cuando se publicaron los resultados, Jomo Kenyatta, dirigente de un movimiento nacionalista kenaita, amenazó a los británicos con expulsar a los colonos si cedían una parte del territorio a Somalia. Por lo tanto, Gran Bretaña decidió no tener en cuenta el referendum y todavía hoy vive en Kenya una importante comunidad de somalíes. Hay que comprender bien que estas fronteras coloniales fueron una verdadera catástrofe para Somalia. Esta cuestión fue objeto de un importante debate sobre el continente africano.
¿En qué se centraba este debate?
En los años sesenta, cuando muchos países africanos habían llegado a ser independientes, hubo un debate que enfrentó a aquellos a los que se denominaban grupo de Monrovia con el de Casablanca. Este último, en el que estaban entre otros Marruecos y Somalia, deseaba que se volvieran a discutir las fronteras heredades del colonialismo. Éstas no tenían ninguna legitimidad para ellos. Pero la mayoría de los países africanos y sus fronteras son producto del colonialismo. Finalmente la Organización de la Unidad Africana (OUA), antecesora de la actual de Unión Africana, puso fin a este debate decretando que las fronteras son indiscutibles: volver sobre estas delimitaciones provocaría guerras civiles por todo el continente. Más tarde, uno de los arquitectos de la OUA, el tanzano Julius Nyerere, confesó que esta solución era la mejor, pero que en el caso somalí la lamentaba.
¿Qué impacto tendrán estas divisiones coloniales en Somalia?
Van a crear tensiones con los países vecinos. En estos años en los que Somalia reclamaba la revisión de las fronteras, Etiopía se había convertido en un bastión del imperialismo de Estados Unidos, que también tenía bases militares en Kenya y en Eritrea. Es entonces cuando Somalia, una joven democracia, expresa su deseo de construir su propio ejército. El objetivo era no ser demasiado débil ante sus vecinos armados, apoyar a los movimientos somalíes en Etiopía e incluso recuperar por la fuerza algunos territorios. Pero las potencias occidentales se opusieron a la creación de un ejército somalí.
Por consiguiente, Somalia mantenía unas relaciones tensas con sus vecinos. ¿No era razonable oponerse a este proyecto de ejército somalí? Su creación habría provocado guerras, ¿no?
Lo que preocupaba a Occidente no eran los conflictos entre países africanos, sino sus propios intereses. Estados Unidos equipaban y formaban a militares en Etiopía, en Kenya y en Eritrea, unos países que seguían viviendo bajo el yugo de sistemas feudales muy opresivos. Pero eran regímenes neocoloniales consagrados a los intereses de los occidentales. En Somalia, en cambio, el poder que se había instalado era más democrático e independiente. Por lo tanto, Occidente no tenía interés en armar un país que podía escapar a su control y en consecuencia, Somalia decidió volverse a la Unión Soviética. Esto inquietó mucho a las potencias occidentales que temía que se extendiera por África la influencia de la URSS. Estos temores van a acentuase con el golpe de Estado de 1969.
¿Es decir?
Las ideas socialistas se habían extendido por todo el país. En efecto, una importante comunidad somalí vivía en Adén, en Yemen del Sur. Ahora bien, Gran Bretaña tenía la costumbre de enviar exiliadas a esta ciudad a todas las personas a las que consideraba peligrosas en India: comunistas, nacionalistas, etc. Todos ellos eran detenidos y enviados a Adén, donde se desarrollaron rápidamente unas ideas nacionalistas y revolucionarias que más tarde afectarán a los yemeníes pero también a los somalíes. Bajo el impulso de civiles con ideas comunistas los militares organizaron un golpe de Estado en 1969 y Siad Barré tomó el poder en Somalia.
¿Cuáles eran las razones de este golpe de Estado?
El gobierno somalí estaba corrompido. Sin embargo, tenía en sus manos todos los ingredientes para elevar al país al rango de gran potencia de la región: una posición estratégica, una sola lengua, una sola religión y otros elementos culturales comunes, lo cual es más bien raro en África. Pero al no lograr el desarrollo económico del país, este gobierno creó un clima favorable a la división entre clanes. Bajo el pretexto de hacer política las elites somalíes se dividieron y cada una creó su partido, sin un verdadero programa y reclutando a su electorado según los clanes existentes. Esto acentuó las divisiones y resultó ser totalmente ineficaz. De hecho, una democracia de tipo liberal no se adaptaba a Somalia: ¡en un momento dado había 63 partidos políticos para un país de tres millones de habitantes! Y el gobierno ni siquiera era capaz de adoptar una escritura oficial, lo que creaba graves problemas en la administración. El nivel de la educación era muy bajo. A pesar de todo, se estableció una burocracia, una policía y un ejército, que además va a desempeñar un papel fundamental en el golpe de Estado progresista.
¡«Progresista»! ¿Con el ejército?
El ejército era la única institución organizada en Somalia. Como aparato de represión se suponía que protegía al denominado gobierno civil y de elite. Pero para muchos somalíes procedentes de familias y de regiones diferentes el ejército era también un lugar de encuentros y de intercambios en el que no había fronteras ni tribalismo ni divisiones de clan… Así es como las ideas marxistas heredadas de Adén van a circular en el seno del ejército. Por lo tanto, el golpe de Estado lo llevarán a cabo oficiales que eran ante todo nacionalistas y que sin tener muy buenos conocimientos del socialismo, simpatizaban con estas ideas. Además, estaban al corriente de lo que ocurría en Vietnam y alimentaban sentimientos antiimperialistas. Los civiles que conocían bien a Marx y Lenin pero que no tenían un partido político de masas apoyaron el golpe de Estado y se convirtieron en consejeros de los oficiales cuando estos tomaron el poder.
¿Qué cambios aportó el golpe de Estado en Somalia?
Un aspecto positivo importante: el nuevo gobierno adoptó rápidamente una escritura oficial. Además, la Unión Soviética y China ayudaron a Somalia. Los estudiantes y al población se movilizaron. Mejoraron tanto la educación como las condiciones sociales. Los años que siguieron al golpe de Estado fueron los mejores que haya conocido nunca Somalia. Hasta 1977.
¿Qué cambió?
Somalia, que había sido dividida por las potencias coloniales, atacó a Etiopía para recuperar Ogaden, poblado mayoritariamente de somalíes. En aquel momento, sin embargo, la propia Etiopía era un Estado socialista apoyado por los soviéticos. Este país había sido dirigido durante mucho tiempo por el emperador [Haile] Selassie. Pero durante los años setenta hubo una fuerte movilización para derrocarlo. Los movimientos de estudiantes (en los que participé personalmente) planteaban cuatro reivindicaciones fundamentales. En primer lugar, resolver las tensiones con Eritrea de manera pacífica y democrática. En segundo lugar, establecer una reforma agraria que distribuyera tierras a los campesinos. En tercero, establecer el principio de igualdad de las nacionalidades: Etiopía era entonces un país multinational dirigido por una elite no representativa de la diversidad. En cuarto lugar, abolir el Estado feudal y establecer un Estado democrático. Lo mismo que Somalia, el ejército era la única institución organizada en Etiopía y los civiles se asociaron con los oficiales para derrocar a [Haile] Selassie en 1974.
¿Cómo es que dos Estados socialistas apoyados por la Unión Soviética entraron en guerra?
Tras la revolución etíope, una delegación en la que participaban la Unión Soviética, Cuba y Yemen del Sur organizó una mesa redonda con la presencia de Etiopía y Somalia para resolver sus diferencias. Castro fue a Adis Abeba y a Mogadisco. Según él, las reivindicaciones somalíes estaba completamente justificadas. Finalmente la delegación etíope aceptó estudiar seriamente la demanda de su vecino somalí y ambos países firmaron un acuerdo que estipulaba que no se cometería ningún acto de provocación en mientras se tomaba una decisión. Así pues, parecía que las cosas habían empezado bien, pero Somalia no aceptó este acuerdo…Dos días después de que la delegación etíope volviera a su país, Henry Kissinger, ex-ministro del presidente Nixon, desembarcó en Mogadisco. Kissinger representaba a una delegación oficiosa, el Safari Club que reagrupaba sobre todo al Irán del sha, al Congo de Mobutu, a Arabia Saudí y a Marruecos, así como los servicios secretos franceses y paquistaníes. El objetivo de esta organización era luchar contra la supuesta infiltración soviética en el Golfo y en África. Bajo las presiones y promesas de ayuda del Safari Club, Siad Barré va a cometer un desastre, un grave error: atacar Etiopía.
¿Cuáles serán las consecuencias de esta guerra?
Los soviéticos abandonaron la región y Somalia, que seguía estando presidida por Siad Barré, se integró en la red neocolonial de las potencias imperialistas. El conflicto había dañado gravemente al país y se encargó al Banco Mundial y al FMI su «reconstrucción». Esto iba a agravar las contradicciones en el seno de la burguesía somalí ya que cada una de las elites regionales quería poseer su propio mercado. Las elites regionales acentuaron las divisiones entre clanes y contribuyeron a la progresiva dislocación del país hasta la caída de Siad Barré en 1990. Desde entonces no le ha sucedido ningún jefe de Estado.
Pero treinta años después de la guerra de Ogaden el escenario se va a invertir: Estados Unidos apoyará a Etiopía para atacar a Somalia...
Sí, como ya he dicho, después del fracaso de la Operación Restore Hope Estados Unidos prefiere mantener a Somalia en el caos. Sin embargo, en 2006 se desarrolló un movimiento espontáneo bajo la insignia de los tribunales islámicos para combatir a los señores de la guerra locales y devolver la unidad al país. Era una especie de intifada. Para impedir que este movimiento reconstruyera Somalia Estados Unidos decidió bruscamente apoyar al gobierno de transición somalí al que nunca había querido reconocer. De hecho, se dio cuenta de que su proyecto de una Somalia sin Estado efectivo ya no era posible y de que un movimiento estaba a punto de lograr una reconciliación del país, ¡y encima islámico! Así pues, para sabotear la unidad somalí Estados Unidos decidió apoyar a esta gobierno de transición. Pero como éste no tenía ni base social ni ejército, fueron las tropas etíopes comandadas por Washington las que atacaron Mogadisco para derrocar a los tribunales islámicos.
¿Funcionó?
No, el ejército etíope fue derrotado y tuvo que abandonar Somalia. Los tribunales islámicos, por su parte, se dispersaron en diversos movimientos que todavía hoy controlan una buena parte del país. Por lo que se refiere al gobierno de transición de Abdullah Yussuf, se derrumbó y Estados Unidos lo reemplazó por Sheik Sharrif, el ex-portavoz de los tribunales islámicos.
Así pues, ¿Sheik Sharrif se pasó al «otro bando»?
Ejercía la función de portavoz de los tribunales islámicos ya que es un buen orador. Pero no tiene conocimientos políticos. No tienen la menor idea de lo que es el imperialismo o el nacionalismo. Por eso lo recuperaron las potencias occidentales. Era el eslabón débil de los tribunales islámicos. Hoy preside un falso gobierno creado en Djibouti. No tiene ninguna base social ni autoridad en Somalia. Sólo existe en la escena internacional porque las potencias imperialistas lo apoyan.
En Afganistán Estados Unidos afirma estar dispuesto a negociar con los talibán ¿Por qué no trata de negociar con los grupos islámicos en Somalia?
Porque estos grupos islámicos quieren derrocar al ocupante extranjero y permitir una reconciliación nacional del pueblo somalí. Por ello Estados Unidos quiere romper estos grupos, porque a las fuerzas imperialistas no les interesa una reconciliación (ya sea a través de los movimientos islámicos o a través del gobierno de transición). Lo que quieren es el caos chaos. El problema es que hoy este caos se extiende también a Etiopía, muy débil después de la agresión de 2007. Allí surgió un movimiento de resistencia nacional contra el gobierno pro imperialista de Addis Abeba. Con su teoría del caos Estados Unidos ha creado de hecho problemas en toda la región. Y ahora ataca a Eritrea.
¿Por qué?
Este pequeño país lleva a acabo una política nacional independiente. Eritrea también tiene una visión para toda la región: el Cuerno de África (Somalia, Djibuti, Etiopía, Eritrea) no necesita la injerencia de las potencias extranjeras, sus riquezas deben permitirle establecer nuevas relaciones económicas basadas en el respeto mutuo. En opinión de Eritrea, esta región debe retomar sus propias riendas y sus miembros deben poder discutir sus problemas. Muy evidentemente, esta política espanta a Estados Unidos, que teme que otros países sigan el ejemplo. Estados Unidos acusa entonces a Eritrea de enviar armas a Somalia y de fomentar problemas en Etiopía.
¿Usted opina que Eritrea no envían armas a Somalia?
¡Ni una bala! Es pura propaganda, como la que se llevó a cabo contra Siria a propósito de la resistencia iraquí. La visión de Eritrea se une al proyecto de revolución del océano Índico de la que hablábamos antes. Las potencias occidentales no la desean y querrían que Eritrea volviera a estar en círculo de Estados coloniales bajo su control, como Kenia, Etiopía o Uganda.
¿No hay terroristas en Somalia?
Las potencias imperialistas siempre presenta como terroristas a los pueblos que luchan por sus derechos. Los irlandeses eran terroristas hasta que firmaron un acuerdo. [El actual presidente de la Autoridad Palestina] Abbas era un terrorista y ahora es un amigo.
Sin embargo, se habla de presencia de al-Qaeda
¡Al-Qaeda está en todas partes, desde Bélgica hasta Australia! Este al-Qaeda invisible es un logo destinado a justificar ante la opinión pública unas operaciones militares. Si Estados Unidos dijera a sus ciudadanos y a sus soldados: «Vamos a enviar tropas al océano Índico para luchar eventualmente contra China», la gente, por supuesto, tendría miedo. Pero si dice que se trata de luchar contra los piratas y contra al-Qaeda, esto no plantea problema alguno. En realidad el verdadero objetivo es muy diferente. Consiste en instalar fuerzas en la región del océano Índico que será el teatro de importantes conflictos en los años venideros. Es lo que analizaremos en el próximo capitulo …
Mohamed Hassan* es un especialista en geopolítica y en el mundo árabe. Nació en Addis Abeba (Etiopía) y participó en los movimientos de estudiantes en el marco de la revolución socialista de 1974 en su país. Estudió ciencias políticas en Egipto antes de especializarse en administración pública en Bruselas. Diplomático de su país de origen en los años noventa, trabajó en Washington, Pekín y Bruselas. Es co-autor de L’Irak sous l’occupation (EPO, 2003) y también ha participado en diversas obras sobre el nacionalismo árabe y los movimientos islámicos, y sobre el nacionalismo flamenco. Es uno de los mejores conocedores contemporáneos del mundo árabe y musulmán.
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