Derrotamos al BBVA en sus pretensiones, pero es una victoria incompleta
En la madrugada del miércoles 16 de diciembre, día en el que los trabajadores del BBVA habían sido convocados por parte de los sindicatos para que, asumiendo el papel protagónico que les correspondía en la definición del conflicto votaran la Huelga, se alcanzó el acuerdo final de un conflicto laboral suscitado con la presentación del pliego de peticiones el pasado 4 de noviembre.
El balance de esta negociación deja algunas enseñanzas, que deberán ser apropiadas por los trabajadores de cara a situaciones similares en el futuro.
En primer lugar, es de resaltar la derrota infringida por los sindicatos a la pretensión del BBVA, de imponer su cotrapliego en la mesa de negociación, buscando eliminar del cuerpo de la Convención Colectiva, derechos y garantías de los trabajadores logrados tras décadas de lucha organizada.
Esta derrota al banco debe dimensionarse en su justa medida. La intención patronal de desmontar puntos tales como la vigencia y continuidad de normas y la acción de reintegro para compañeros con más de 10 años de servicio a la entidad, hacían patente de manera clara el objetivo de desmontar la Convención Colectiva, debilitar a los sindicatos y precarizar las condiciones de vinculación laboral de todos los trabajadores.
En segundo lugar, lograr la vinculación a la movilización en defensa de la Convención Colectiva de todos los trabajadores, incluso aquellos a quienes les ha sido impuesto el Pacto Colectivo, envía un doble mensaje, de un lado, para el banco, que el supuesto óptimo y satisfactorio clima laboral al interior del BBVA no es más que una ficción creada y vivida exclusivamente por los funcionarios del piso de la Dirección General en la calle 72 de Bogotá.
La insatisfacción de los compañeros y compañeras en las oficinas y dependencias del BBVA en todo el ámbito nacional, se hizó patente y logró su mejor expresión
con la vinculación de ellos y ellas a las tareas de agitación y denuncia realizadas por la UNEB, en las oficinas y calles, en los mítines y jornadas culturales, que sirvieron para enterar a la opinión pública nacional e internacional de la real situación que se vive al interior del BBVA Colombia.
Esta vinculación resuelta, decidida, dinámica, actuante de los compañeros y compañeras en las oficinas, incluso de aquellos adheridos al pacto, envía un mensaje claro y contundente a los sindicatos, especialmente a Aceb y Sintrabbva, los cuales encerrados en lógicas burocráticas y de lograr acuerdos a espaldas de sus representados, siguen desconfiando de la participación de los trabajadores y trabajadoras en la definición de su futuro, actuando bajo la premisa que es mejor “un mal arreglo, que una buena pelea”.
Esto último se hizo evidente en la madrugada del día 16, cuando estas dos organizaciones sindicales prefirieron sumisamente aceptar la vigencia de tres años de la nueva Convención Colectiva, exigida por el BBVA, a esperar la realización de las votaciones por la Huelga, que seguramente hubiesen puesto en mejores condiciones a los sindicatos en la mesa de negociación y en tela de juicio la soberbia, petulancia y prepotencia de la dirigencia del BBVA.
Esto no es una ficción a la que da vida la UNEB. El hecho de ser la organización que mayor presencia tuvo en las oficinas y dependencias del BBVA; de llevar la iniciativa en las tareas de denuncia y confrontación, nos daba el conocimiento preciso del terreno para insistir hasta último momento en que se realizarán las votaciones para la Huelga, en las que los trabajadores y trabajadores enviarían un mensaje protesta al BBVA y sus políticas, a través del respaldo al ejercicio de ese derecho constitucional. Por ello, no en la retorica de las palabras, sino en la realidad de los hechos la UNEB nuevamente ha demostrado que es la verdadera alternativa de los trabajadores del sector Financiero. El extraordinario trabajo desplegado en todo el territorio Nacional y en el Exterior así lo confirman. Esta actitud honesta y consecuente de nuestro sindicato deber revertirse en masivas afiliaciones.
Este mensaje de los trabajadores a los sindicatos, indica también que contrario al ánimo pesimista y de derrota que exhiben algunos activistas sindicales, los empleados del BBVA esperan un mayor compromiso y trabajo en las oficinas y dependencias que haga crecer el número de sindicalizados, posibilitando el desmonte del Pacto Colectivo.
Los números así lo indican, y el temor del Banco también. Pues no es otra cosa que temor lo que explica que tras la visita de Gracee Varón al Ministerio de Protección Social buscando evitar las votaciones por la Huelga, haya salido de manera precipitada a convocar a los sindicatos para buscar de manera negociada la solución del conflicto colectivo.
Por eso, la derrota al BBVA no fue completa, pues al miedo del banco le sirvió de tabla de salvación la desconfianza que Aceb y Sintrabbva, tienen en los trabajadores, y claro, el propio temor de algunos de los directivos de esas dos organizaciones.
Vigencia a tres años: Porque no se pueden comparar el Banco Popular y Bancolombia con el Banco de Bogotá y el BBVA.
A la hora del balance final, voceros de Aceb y Sintrabbva, pretenden hacer presentable lo impresentable arguyendo que la UNEB, también ha suscrito convenciones colectivas con dicha vigencia en entidades como el Banco Popular y Bancolombia.
Para su desgracia, pretender hacer comparaciones termina por desnudarlos.
En primer lugar porque la firma de la Convención Colectiva con vigencia a tres años en el Banco Popular, se dio en el marco de una Huelga, con el aparato del Ministerio del Trabajo presionando con declararla ilegal para desmontarla, y tuvo como contrapartida la vinculación cierta y corroborable de más de mil trabajadores temporales a la nómina del Popular, con todos sus derechos y garantías.
En segundo lugar, la vigencia a tres años en Bancolombia obtuvo como contrapartida el desmonte del Pacto colectivo allí impuesto con el nombre de Estatuto de Beneficios y la extensión de la Convención Colectiva a trece mil trabajadores y trabajadoras.
Esas situaciones no guardan semejanza alguna con una vigencia a tres años en el banco de Bogotá, entregada en el marco de unas negociaciones clandestinas un fin de semana, sin contrapartida alguna, hecho que vuelve y repite Aceb, esta vez en contubernio con Sintrabbva, en el BBVA.
Una vigencia a tres años no es una hecatombe, siempre y cuando los trabajadores obtengan algún beneficio y se garantice el respeto a los derechos de asociación y contratación colectiva. Pero en el BBVA, fue gratis. O al menos eso creemos en la UNEB.
RUBÉN ADOLFO CORREA ERAZO
El capital mafioso contra los pueblos
RAÚL ZIBECHI
La Jornada
19-12-2009
Una de las consecuencias de más largo alcance de la crisis económica en curso es la potenciación de las actividades mafiosas como modo principal de acumulación de capital y, por tanto, de la financiación de las enormes deudas de los estados. En rigor, no es novedad que los negocios sucios sean una de las principales fuentes de ganancias de las multinacionales y de los estados. Lo nuevo es que la crisis refuerza esa tendencia del capital desde que a comienzos de los 70 el sector financiero sustituyó a la producción como motor del sistema.
Por supuesto, esto no sucede sólo en momentos de crisis. Desde que el capital se volcó al robo, la especulación y el pillaje de la naturaleza, de los pueblos, de naciones enteras y de otros capitales, en lo que se ha dado en llamar “acumulación por desposesión”, la diferencia entre dineros legítimos o legales y los ilegítimos e ilegales se ha difuminado rápidamente. Los ejemplos abundan. El Grupo de Trabajo de Alta Mar (High Seas Task Force) denunció que en 2005 había 800 barcos pesqueros que realizan pesca irregular en aguas de Somalia, país que no puede controlar la depredación de sus costas. Los pesqueros españoles capturan 200 mil toneladas anuales de atún de modo ilegal en Somalia, aportando 40 por ciento del consumo doméstico.
Sin embargo, la Unión Europea regula cuidadosamente la pesca en “sus” aguas. Esta misma semana, luego de arduas negociaciones, se levantó la veda de cuatro años y medio para la pesca de la anchoa en el mar Cantábrico, admitiendo sólo la captura de 7 mil toneladas anuales, restringiendo severamente zonas de pesca con la amenaza de revisar los permisos. Toda Europa regula la pesca en sus aguas: la del bacalao estuvo prohibida durante 10 años en el Atlántico norte.
Cuando el tsunami de 2004, aparecieron en costas de Somalia contenedores de basura tóxica que habían sido arrojados en secreto al mar. “Europa, a través de la mafia italiana, se deshace de residuos tóxicos en aguas somalíes”, señala un informe de Ecologistas en Acción. En el viejo continente cada tonelada de residuos tóxicos que se procesa cuesta entre dos y tres mil euros, pero verterlos en Somalia vale apenas dos euros y medio.
Por no hablar de Barrick Gold, multinacional minera dedicada a la extracción de oro más grande del mundo. Sus negocios en Sudamérica ya representan 47 por ciento de sus reservas probadas y probables. Diversos estudios sostienen que Adnan Khashoggi fue fundador de Barrick Gold y quien realizó la inversión mayoritaria junto con amigos que “organizaban el trueque de armas y drogas entre Irán, Israel y Nicaragua, que condujo en 1986 al escándalo de Irán y los contras”. Khashoggi tiene estrechos vínculos con Peter Munk, presidente de Barrick, y éste con George H. W. Bush. Barrick, junto con otras multinacionales mineras, fue responsable de la guerra de Zaire en 1997 que se saldó con 3 millones de muertos para apoderarse de las mayores reservas mundiales de coltan, mineral clave en el mundo de la electrónica.
El Nobel Alternativo 2004, Raúl Monenegro, presidente de la Fundación para la Defensa del Ambiente, denunció las amenazas de muerte que reciben periodistas de la provincia de San Juan, Argentina, por decir la verdad sobre el impacto ambiental que provoca la minera canadiense Barrick Gold. Agregó que varios periodistas “sufren censura previa o son desplazados de sus programas por abordar pluralmente los daños ambientales que provoca la empresa minera”. La multinacional impidió también la presentación en Canadá de un libro que denuncia sus atrocidades en África.
Esta semana la prensa británica informó que el director de la Oficina contra las Drogas y el Delito de Naciones Unidas, Antonio María Costa, aseguró que el capital proveniente de la delincuencia organizada fue “la única inversión de capital líquido” en el segundo semestre de 2008, que estuvo a disposición de los bancos al borde del colapso. Se trata de 352 mil millones de dólares de las ganancias del negocio de las drogas que contribuyeron a salvar la situación en plena crisis de liquidez del sistema financiero. “El dinero de las drogas”, dijo Costa, “se convirtió en un factor importante” para muchos bancos, lo que permite pensar que el capital financiero es cada vez más capital mafioso.
El tema tiene dos derivaciones para quienes queremos cambiar el mundo. La primera es constatar que el robo y destrucción del medio ambiente y de los pueblos es hoy la principal forma de acumulación de capital. Esto quiere decir que el expolio se intensificará porque es el camino más rápido para salir de la crisis. Cuando Estados Unidos y sus aliados hablan de combatir narcotráfico y terrorismo debe entenderse que se proponen destruir otros capitales, mafiosos o no, como forma de seguir concentrando riqueza. Y poder. Pero esa misma actitud los convierte en mafias institucionales toda vez que recurren a los mismos métodos.
La segunda cuestión tiene que ver con el tipo de régimen político adecuado para proteger y estimular el pillaje. Se trata de regímenes electorales que permiten la rotación de los equipos dirigentes, pero bloquean cambios estructurales. Se trata de democracias tuteladas por el poder blando de los medios masivos de comunicación que condicionan la agenda política, y por el poder duro del imperio, el capital financiero y las multinacionales. El Estado ha sido modelado y desbordado por el capital mafioso; no podrá ser la palanca principal de los cambios necesarios.
Se avecinan tiempos difíciles. El capital mafioso, hegemónico hoy en una América Latina que no sale –no puede o no quiere– del modelo extractivista (minería y monocultivos), necesita estados a su imagen y semejanza, lo que explica las razones por las que algunos aparatos estatales naufragan en la impotencia. Una agudización de un problema histórico que merece debates que orienten la acción colectiva.
En la madrugada del miércoles 16 de diciembre, día en el que los trabajadores del BBVA habían sido convocados por parte de los sindicatos para que, asumiendo el papel protagónico que les correspondía en la definición del conflicto votaran la Huelga, se alcanzó el acuerdo final de un conflicto laboral suscitado con la presentación del pliego de peticiones el pasado 4 de noviembre.
El balance de esta negociación deja algunas enseñanzas, que deberán ser apropiadas por los trabajadores de cara a situaciones similares en el futuro.
En primer lugar, es de resaltar la derrota infringida por los sindicatos a la pretensión del BBVA, de imponer su cotrapliego en la mesa de negociación, buscando eliminar del cuerpo de la Convención Colectiva, derechos y garantías de los trabajadores logrados tras décadas de lucha organizada.
Esta derrota al banco debe dimensionarse en su justa medida. La intención patronal de desmontar puntos tales como la vigencia y continuidad de normas y la acción de reintegro para compañeros con más de 10 años de servicio a la entidad, hacían patente de manera clara el objetivo de desmontar la Convención Colectiva, debilitar a los sindicatos y precarizar las condiciones de vinculación laboral de todos los trabajadores.
En segundo lugar, lograr la vinculación a la movilización en defensa de la Convención Colectiva de todos los trabajadores, incluso aquellos a quienes les ha sido impuesto el Pacto Colectivo, envía un doble mensaje, de un lado, para el banco, que el supuesto óptimo y satisfactorio clima laboral al interior del BBVA no es más que una ficción creada y vivida exclusivamente por los funcionarios del piso de la Dirección General en la calle 72 de Bogotá.
La insatisfacción de los compañeros y compañeras en las oficinas y dependencias del BBVA en todo el ámbito nacional, se hizó patente y logró su mejor expresión
con la vinculación de ellos y ellas a las tareas de agitación y denuncia realizadas por la UNEB, en las oficinas y calles, en los mítines y jornadas culturales, que sirvieron para enterar a la opinión pública nacional e internacional de la real situación que se vive al interior del BBVA Colombia.
Esta vinculación resuelta, decidida, dinámica, actuante de los compañeros y compañeras en las oficinas, incluso de aquellos adheridos al pacto, envía un mensaje claro y contundente a los sindicatos, especialmente a Aceb y Sintrabbva, los cuales encerrados en lógicas burocráticas y de lograr acuerdos a espaldas de sus representados, siguen desconfiando de la participación de los trabajadores y trabajadoras en la definición de su futuro, actuando bajo la premisa que es mejor “un mal arreglo, que una buena pelea”.
Esto último se hizo evidente en la madrugada del día 16, cuando estas dos organizaciones sindicales prefirieron sumisamente aceptar la vigencia de tres años de la nueva Convención Colectiva, exigida por el BBVA, a esperar la realización de las votaciones por la Huelga, que seguramente hubiesen puesto en mejores condiciones a los sindicatos en la mesa de negociación y en tela de juicio la soberbia, petulancia y prepotencia de la dirigencia del BBVA.
Esto no es una ficción a la que da vida la UNEB. El hecho de ser la organización que mayor presencia tuvo en las oficinas y dependencias del BBVA; de llevar la iniciativa en las tareas de denuncia y confrontación, nos daba el conocimiento preciso del terreno para insistir hasta último momento en que se realizarán las votaciones para la Huelga, en las que los trabajadores y trabajadores enviarían un mensaje protesta al BBVA y sus políticas, a través del respaldo al ejercicio de ese derecho constitucional. Por ello, no en la retorica de las palabras, sino en la realidad de los hechos la UNEB nuevamente ha demostrado que es la verdadera alternativa de los trabajadores del sector Financiero. El extraordinario trabajo desplegado en todo el territorio Nacional y en el Exterior así lo confirman. Esta actitud honesta y consecuente de nuestro sindicato deber revertirse en masivas afiliaciones.
Este mensaje de los trabajadores a los sindicatos, indica también que contrario al ánimo pesimista y de derrota que exhiben algunos activistas sindicales, los empleados del BBVA esperan un mayor compromiso y trabajo en las oficinas y dependencias que haga crecer el número de sindicalizados, posibilitando el desmonte del Pacto Colectivo.
Los números así lo indican, y el temor del Banco también. Pues no es otra cosa que temor lo que explica que tras la visita de Gracee Varón al Ministerio de Protección Social buscando evitar las votaciones por la Huelga, haya salido de manera precipitada a convocar a los sindicatos para buscar de manera negociada la solución del conflicto colectivo.
Por eso, la derrota al BBVA no fue completa, pues al miedo del banco le sirvió de tabla de salvación la desconfianza que Aceb y Sintrabbva, tienen en los trabajadores, y claro, el propio temor de algunos de los directivos de esas dos organizaciones.
Vigencia a tres años: Porque no se pueden comparar el Banco Popular y Bancolombia con el Banco de Bogotá y el BBVA.
A la hora del balance final, voceros de Aceb y Sintrabbva, pretenden hacer presentable lo impresentable arguyendo que la UNEB, también ha suscrito convenciones colectivas con dicha vigencia en entidades como el Banco Popular y Bancolombia.
Para su desgracia, pretender hacer comparaciones termina por desnudarlos.
En primer lugar porque la firma de la Convención Colectiva con vigencia a tres años en el Banco Popular, se dio en el marco de una Huelga, con el aparato del Ministerio del Trabajo presionando con declararla ilegal para desmontarla, y tuvo como contrapartida la vinculación cierta y corroborable de más de mil trabajadores temporales a la nómina del Popular, con todos sus derechos y garantías.
En segundo lugar, la vigencia a tres años en Bancolombia obtuvo como contrapartida el desmonte del Pacto colectivo allí impuesto con el nombre de Estatuto de Beneficios y la extensión de la Convención Colectiva a trece mil trabajadores y trabajadoras.
Esas situaciones no guardan semejanza alguna con una vigencia a tres años en el banco de Bogotá, entregada en el marco de unas negociaciones clandestinas un fin de semana, sin contrapartida alguna, hecho que vuelve y repite Aceb, esta vez en contubernio con Sintrabbva, en el BBVA.
Una vigencia a tres años no es una hecatombe, siempre y cuando los trabajadores obtengan algún beneficio y se garantice el respeto a los derechos de asociación y contratación colectiva. Pero en el BBVA, fue gratis. O al menos eso creemos en la UNEB.
RUBÉN ADOLFO CORREA ERAZO
El capital mafioso contra los pueblos
RAÚL ZIBECHI
La Jornada
19-12-2009
Una de las consecuencias de más largo alcance de la crisis económica en curso es la potenciación de las actividades mafiosas como modo principal de acumulación de capital y, por tanto, de la financiación de las enormes deudas de los estados. En rigor, no es novedad que los negocios sucios sean una de las principales fuentes de ganancias de las multinacionales y de los estados. Lo nuevo es que la crisis refuerza esa tendencia del capital desde que a comienzos de los 70 el sector financiero sustituyó a la producción como motor del sistema.
Por supuesto, esto no sucede sólo en momentos de crisis. Desde que el capital se volcó al robo, la especulación y el pillaje de la naturaleza, de los pueblos, de naciones enteras y de otros capitales, en lo que se ha dado en llamar “acumulación por desposesión”, la diferencia entre dineros legítimos o legales y los ilegítimos e ilegales se ha difuminado rápidamente. Los ejemplos abundan. El Grupo de Trabajo de Alta Mar (High Seas Task Force) denunció que en 2005 había 800 barcos pesqueros que realizan pesca irregular en aguas de Somalia, país que no puede controlar la depredación de sus costas. Los pesqueros españoles capturan 200 mil toneladas anuales de atún de modo ilegal en Somalia, aportando 40 por ciento del consumo doméstico.
Sin embargo, la Unión Europea regula cuidadosamente la pesca en “sus” aguas. Esta misma semana, luego de arduas negociaciones, se levantó la veda de cuatro años y medio para la pesca de la anchoa en el mar Cantábrico, admitiendo sólo la captura de 7 mil toneladas anuales, restringiendo severamente zonas de pesca con la amenaza de revisar los permisos. Toda Europa regula la pesca en sus aguas: la del bacalao estuvo prohibida durante 10 años en el Atlántico norte.
Cuando el tsunami de 2004, aparecieron en costas de Somalia contenedores de basura tóxica que habían sido arrojados en secreto al mar. “Europa, a través de la mafia italiana, se deshace de residuos tóxicos en aguas somalíes”, señala un informe de Ecologistas en Acción. En el viejo continente cada tonelada de residuos tóxicos que se procesa cuesta entre dos y tres mil euros, pero verterlos en Somalia vale apenas dos euros y medio.
Por no hablar de Barrick Gold, multinacional minera dedicada a la extracción de oro más grande del mundo. Sus negocios en Sudamérica ya representan 47 por ciento de sus reservas probadas y probables. Diversos estudios sostienen que Adnan Khashoggi fue fundador de Barrick Gold y quien realizó la inversión mayoritaria junto con amigos que “organizaban el trueque de armas y drogas entre Irán, Israel y Nicaragua, que condujo en 1986 al escándalo de Irán y los contras”. Khashoggi tiene estrechos vínculos con Peter Munk, presidente de Barrick, y éste con George H. W. Bush. Barrick, junto con otras multinacionales mineras, fue responsable de la guerra de Zaire en 1997 que se saldó con 3 millones de muertos para apoderarse de las mayores reservas mundiales de coltan, mineral clave en el mundo de la electrónica.
El Nobel Alternativo 2004, Raúl Monenegro, presidente de la Fundación para la Defensa del Ambiente, denunció las amenazas de muerte que reciben periodistas de la provincia de San Juan, Argentina, por decir la verdad sobre el impacto ambiental que provoca la minera canadiense Barrick Gold. Agregó que varios periodistas “sufren censura previa o son desplazados de sus programas por abordar pluralmente los daños ambientales que provoca la empresa minera”. La multinacional impidió también la presentación en Canadá de un libro que denuncia sus atrocidades en África.
Esta semana la prensa británica informó que el director de la Oficina contra las Drogas y el Delito de Naciones Unidas, Antonio María Costa, aseguró que el capital proveniente de la delincuencia organizada fue “la única inversión de capital líquido” en el segundo semestre de 2008, que estuvo a disposición de los bancos al borde del colapso. Se trata de 352 mil millones de dólares de las ganancias del negocio de las drogas que contribuyeron a salvar la situación en plena crisis de liquidez del sistema financiero. “El dinero de las drogas”, dijo Costa, “se convirtió en un factor importante” para muchos bancos, lo que permite pensar que el capital financiero es cada vez más capital mafioso.
El tema tiene dos derivaciones para quienes queremos cambiar el mundo. La primera es constatar que el robo y destrucción del medio ambiente y de los pueblos es hoy la principal forma de acumulación de capital. Esto quiere decir que el expolio se intensificará porque es el camino más rápido para salir de la crisis. Cuando Estados Unidos y sus aliados hablan de combatir narcotráfico y terrorismo debe entenderse que se proponen destruir otros capitales, mafiosos o no, como forma de seguir concentrando riqueza. Y poder. Pero esa misma actitud los convierte en mafias institucionales toda vez que recurren a los mismos métodos.
La segunda cuestión tiene que ver con el tipo de régimen político adecuado para proteger y estimular el pillaje. Se trata de regímenes electorales que permiten la rotación de los equipos dirigentes, pero bloquean cambios estructurales. Se trata de democracias tuteladas por el poder blando de los medios masivos de comunicación que condicionan la agenda política, y por el poder duro del imperio, el capital financiero y las multinacionales. El Estado ha sido modelado y desbordado por el capital mafioso; no podrá ser la palanca principal de los cambios necesarios.
Se avecinan tiempos difíciles. El capital mafioso, hegemónico hoy en una América Latina que no sale –no puede o no quiere– del modelo extractivista (minería y monocultivos), necesita estados a su imagen y semejanza, lo que explica las razones por las que algunos aparatos estatales naufragan en la impotencia. Una agudización de un problema histórico que merece debates que orienten la acción colectiva.
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