martes, 27 de julio de 2010

Ochenta años del Partido Comunista Colombiano


Por: Carlos A. Lozano Guillén

Historia revolucionaria de avances democráticos

Publicado en la revista virtual Izquierda No. 3 (en circulación). Puede leerse en www.espaciocritico.com

El Partido Comunista de Colombia, como se llamó antes, fue fundado el 17 de julio de 1930, aunque realmente el movimiento comunista en Colombia, bajo la influencia de la Internacional Comunista, comenzó antes, en la década de los años veinte, inspirado en la creación de partidos comunistas en el cono sur del continente y en los vientos del marxismo y del socialismo revolucionario que llegaban de la naciente Revolución de Octubre de 1917 y de la expansión de su experiencia a lo largo y ancho de la vieja Europa.

En marzo de 1924 fue conformado el Partido Socialista Revolucionario (PSR), cuyo primer presidente fue el periodista y poeta, Luis Tejada, quien murió en septiembre del mismo año. Antes existió el Partido Socialista, que surgió al calor de la revolución rusa de 1917. El PSR, integrado por intelectuales, artesanos y algunos obreros, debatía bastante sobre la ideología revolucionaria, aunque sobresalía en sus cuadros y militantes la simpatía por la Revolución Socialista de Octubre y la doctrina marxista, poca preocupación tuvieron estos, en principio, por desarrollar la organización del partido y ampliarla a todo el país. Desde el comienzo establecieron estrecha relación con la Internacional Comunista, especialmente con su secretariado en América del cual hacía parte el dirigente comunista argentino, Victorio Codovilla. Justificaban no adoptar el nombre de Partido Comunista de Colombia, porque era peligroso y se exponían a la represión de los gobiernos conservadores. Durante un tiempo estuvo vigente la “ley heroica”, en la hegemonía conservadora, de naturaleza anticomunista.

Sin embargo, más adelante y antes de la fundación del Partido Comunista de Colombia, en 1930, el PSR con el peso de destacados dirigentes obreros, entre ellos María Cano e Ignacio Torres Giraldo, entre otros, influyeron en el movimiento sindical, en particular en la zona bananera, y organizaron, en 1927, el Tercer Congreso Obrero Revolucionario de Colombia, en Cali, que le dio vida a la Confederación Nacional.

A la par surgió el Centro Comunista, dirigido por Juan de Dios Romero, que estableció también relaciones con la Internacional Comunista y en 1928 buscó contactos con sus principales dirigentes para recibir propaganda y distribuirla en el país. Mantuvieron siempre una abierta pugna con el PSR al que criticaban por el hecho de no adoptar el nombre de comunista en el partido y lo criticaban porque en su dirección predominaban posiciones putchistas.

En el Partido Socialista Revolucionario existían muchas contradicciones, fortalecidas después de la masacre de las bananeras, en 1928. En varios de sus dirigentes sindicales, aparecieron tendencias caudillistas, aunque también el peso intelectual de la pequeña burguesía que predominaba en el partido, le imprimía ciertas prácticas alejadas del marxismo-leninismo. Ello limitó su alcance político marxista, porque realmente varios de sus dirigentes, exceptuando a María Cano, José Ignacio Torres Giraldo, Rafael Baquero, entre otros, tenían fuerte influencia liberal radical y posteriormente se acomodaron en las toldas de este partido. También eran sobresalientes las posiciones putchistas y radicales.

Finalmente –y por recomendación del buró de la Internacional Comunista, que creía que en el PSR había ausencia de un programa revolucionario- el 17 de julio de 1930, comenzando la hegemonía liberal, en el gobierno de Enrique Olaya Herrera, fue fundado el Partido Comunista de Colombia, el cual llegó para quedarse como una opción política revolucionaria y de propuesta de profundas transformaciones en la sociedad colombiana. Su programa audaz fue la revolución agraria y antiimperialista en un concepto de liberación nacional para la Colombia de la época. Era la revolución democrática y antifeudal en tránsito al socialismo. Por ser sección de la Internacional Comunista, la preposición “de” que denota posesión o pertenencia, era parte del nombre del Partido Comunista en cada país. Por esta razón, en 1930, recibió el nombre de Partido Comunista de Colombia, el cual fue modificado en 1991 por el de Partido Comunista Colombiano por sugerencia de Gilberto Vieira, cuando la tercera IC había desaparecido muchos años atrás y estaba en boga la perestroika soviética que ilusionaba al movimiento comunista internacional en una reestructuración a fondo del “socialismo real”.

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El Partido Comunista Colombiano, como se llama en la actualidad, llegó para quedarse. Logró superar diversas etapas de crisis, divisiones y hasta la criminal guerra sucia de exterminio de la oligarquía bipartidista.

La mayor división se produjo en el IV Congreso del Partido Socialista Democrático, nombre que había adoptado años atrás el Partido Comunista de Colombia en cuya dirección predominaban corrientes obreristas de derecha bajo la influencia del browderismo, que surgió en el Partido Comunista de los Estados Unidos, después de la Segunda Guerra Mundial con la ilusión del entendimiento entre las grandes potencias capitalistas y la Unión Soviética, aliados para la derrota del eje Roma-Berlín-Tokio. Una camarilla revisionista, encabezada por Augusto Durán, expulsó del partido a los marxistas-leninistas y lo enrumbó por una vía pacifista y electorera, encubierta en un obrerismo excluyente y sectario. En el V Congreso, en julio de 1947, la mayoría de los delegados se alinearon junto a la corriente marxista-leninista, liderada por Gilberto Vieira, rescataron al partido con una línea política y programa revolucionarios, así como con los estatutos leninistas, le reintegraron el nombre de Partido Comunista de Colombia y expulsaron a la camarilla derechista. Varios de los que acompañaron a Augusto Durán lo abandonaron y retornaron a las filas del Partido Comunista de Colombia.

En 1964 hubo otra división del Partido Comunista, cuando un importante grupo de dirigentes y militantes en la costa atlántica y otras regiones, conformaron un nuevo partido de orientación maoísta, en el marco de la ruptura política chino-soviética.

No fueron las únicas intentonas divisionistas. Hubo otras, provenientes de concepciones guerrilleristas y unilaterales en cuanto a las formas de lucha, que afectaron a núcleos de la Juventud Comunista. Prácticas como el “paralelismo”, la “revoltura” en las formas de lucha como decía Gilberto Vieira, la infiltración a la Juventud Comunista por organizaciones guerrilleras, debilitaron al partido. Como también, el exterminio militarista de los años 80 de la Unión Patriótica, que cobró cinco mil víctimas, en su mayoría dirigentes y militantes comunistas, abrió un debate sobre la clandestinidad o no de la organización, que la debilitó y fraccionó sobre todo en las regiones agrarias, aunque también en el sector sindical y juvenil en menor escala.

De otra parte, las expectativas y exageradas ilusiones en la perestroika soviética llevaron a varios dirigentes y militantes, en particular intelectuales, a retirarse del partido, frustrados y decepcionados por el derrumbe del muro de Berlín y el colapso soviético.

Todos estos fenómenos más recientes, forzaron a una profunda crisis en el Partido Comunista Colombiano, porque en varias regiones de importancia popular y proletaria, la organización fue liquidada, exterminada, víctima de un genocidio que aún no termina. No se ha recuperado el Partido Comunista Colombiano a plenitud de esta crisis, que lo llevó a perder buena parte de la militancia intelectual, sindical y campesina. Afectó de forma notoria a la Juventud Comunista.

Pero la historia del Partido Comunista Colombiano es de logros y conquistas populares y democráticas. Todos los procesos de unidad de la izquierda, incluyendo el actual del Polo Democrático Alternativo, se han consolidado con la presencia de los comunistas, a pesar de ciertas corrientes de seudoizquierda excluyentes, sectarias y, en el fondo, anticomunistas. Lo mismo ocurrió en el movimiento sindical. Antes de la fundación oficial del partido, los comunistas patrocinaron la Confederación Obrera, como después contribuyeron a crear la Confederación de Trabajadores Colombianos (de la cual fueron expulsados), el frente de las organizaciones independientes y clasistas, la Confederación Sindical de Trabajadores de Colombia, CSTC (la central sindical más clasista y consecuente en la lucha popular) y en la Central Unitaria de Trabajadores, CUT, que amplió el espectro de la unidad y de la influencia sindical en el ámbito nacional.

La lucha de los comunistas ha sido fundamental en varios acontecimientos políticos y sociales en la vida del país, como la adopción de los derechos laborales y sindicales, de la contratación colectiva, la fundación del Comité Permanente de los Derechos Humanos, de organizaciones agrarias, cívicas y comunales, como de logros democráticos en la participación ciudadana y en los espacios políticos para la izquierda.

Fue el Partido Comunista Colombiano el primero que habló de apertura democrática y solución política negociada del conflicto, en 1980, cuando el “estatuto de seguridad” del gobierno turbayista, hacía estragos en la democracia restringida y en la persecución a los luchadores del pueblo. El Partido Comunista Colombiano mantiene una fuerte influencia en el movimiento sindical, en el movimiento obrero, en las mujeres, la juventud y los estudiantes, los artistas y el sector cultural, la intelectualidad y la academia. Es una realidad de la vida política nacional y uno de los primeros destacamentos que integran el Polo Democrático Alternativo.

El Partido Comunista Colombiano introdujo en la teoría y la praxis revolucionaria los conceptos de vanguardia colectiva y partido único de la izquierda para la revolución y el socialismo.

(*) Abogado y periodista. Director de VOZ. Dirigente del Partido Comunista Colombiano y del Polo Democrático Alternativo.

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