lunes, 9 de agosto de 2010

Santos y la paz



Es importante que el nuevo presidente de la república, Juan Manuel Santos, haya planteado la opción del diálogo con las guerrillas. Tal posibilidad nunca fue planteada por Uribe Vélez, en ocho años de enconada guerra, pero con un alto costo humanitario en el país.

Sin embargo, dijo Santos que el acento es en la “seguridad democrática”, en la guerra, nefasta herencia uribista, por cierto fracasada. El nuevo mandatario insiste en el viejo y desgastado expediente guerrerista, supuestamente para llevar derrotada a la guerrilla a la mesa de diálogo para que firme la rendición. Si esa es la estrategia de paz, es el fracaso anunciado de la misma.
Para Santos, parece que el diálogo fuera la opción subalterna, por si “éste se aparece en el camino de la guerra”, es dejado a la espontaneidad o a la coyuntura. Así no funciona la perspectiva de paz.

Una política de paz por la vía pacífica y política, tiene que ser consistente, bien elaborada y suficientemente atractiva para todas las partes, incluyendo al país y al mundo, en particular América Latina. En la cual, ambas partes tienen que comprometerse con el respeto a los derechos humanos y el derecho internacional humanitario, porque se le exigen respuestas y compromisos unilaterales a la guerrilla, pero el Gobierno tiene que sumirlos también cuando el Estado es responsable de crímenes de lesa humanidad. En el pasado reciente, por ejemplo, hubo ejecuciones extrajudiciales, desaparecidos, asesinatos y actividades criminales de los organismos de seguridad, orquestados desde las alturas del poder. ¿Quién responde por ellos? Por supuesto que la insurgencia tiene que hacer compromisos –y muy serios- pero el asunto es bilateral, el Gobierno en representación del Estado tiene que hacerlos también para tranquilidad de la sociedad inerme.

Si son así, de doble vía los compromisos, y evidente la voluntad política de las partes, puede abrirse pronto la puerta del diálogo y la solución pacífica y política del conflicto.

Entre tanto, es loable la labor de “Colombianos y Colombianas por la Paz, que prepara cartas a Unasur, al Secretariado de las FARC y al presidente Juan Manuel Santos, urgiendo la intervención de la primera como parte regional interesada en la paz de Colombia y la voluntad política de los dos restante para que tengan la capacidad de asumir ante el país y el mundo el reto de establecer diálogos constructivos de paz con democracia y justicia social.

Carlos A. Lozano Guillén

Bogotá D.C. 9 de agosto de 2010


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