jueves, 22 de enero de 2009

Candidato propio y programa común


En la etapa preparatoria del Segundo Congreso del Polo Democrático Alternativo hay bastante movimiento. Los distintos sectores buscan acercamientos y coincidencias, tratando de sumar la mayor cantidad de delegados y así tener la posibilidad de definir las políticas y las grandes decisiones. Algunos actúan con prepotencia, como “jefes naturales”, proponiendo acuerdos políticos hacia el exterior sin contar con las decisiones colectivas y de los organismos estatutarios de dirección. Es la vieja costumbre manzanilla y oportunista heredada de los partidos tradicionales. Tal comportamiento no cabe en la izquierda. Quien así actúe está en el lugar equivocado.

Está bien que se busquen coaliciones y mayorías siempre y cuando el resultado sea el espíritu democrático y la tolerancia, al fin y al cabo lo más importante es que el Polo tenga un candidato presidencial propio, un programa común y un carácter indiscutible de izquierda con vocación de poder y de transformación política y social. Lo contrario es sucumbir ante los cantos de sirena de un Polo al centro en componendas con la derecha, ambiguo y sin arraigo popular.

En todo caso lo más importante es la unidad en medio de la batalla de ideas con garantías iguales y reglas del juego claras para que se acaten las decisiones de la base y se respeten los documentos centrales como el Ideario de Unidad y los estatutos. Es el aspecto predominante en la preparación del Congreso en el orden nacional, que no soporta vacilaciones ni concesiones a la derecha, representada en el uribismo en el Gobierno. El programa común es un planteamiento de Gobierno, de cambios en la sociedad colombiana, con mayor razón después de seis años de corrupción, narcoparamilitarismo y de despotismo en el poder. El acuerdo sobre lo fundamental, propuesta en el pasado de Alvaro Gómez Hurtado para darle continuidad al bipartidismo, es etéreo y busca amarrar a la izquierda en propósitos superficiales para que gobiernen otros. No es herencia progresista. Es un fraude a los electores y a la militancia del Polo, sobre todo respecto de las últimas elecciones presidenciales en que la votación por Carlos Gaviria Díaz desbordó todos los cálculos y demostró que la izquierda es una fuerza importante cuando actúa sin sectarismo, con amplitud, pero sin ambigüedades.

El país debe reconstruirse en un acuerdo político y social de las fuerzas democráticas y populares. ¿Cómo creer que ello es posible con los que impusieron el neoliberalismo con violencia como si fueran los tiempos de la acumulación originaria del capital? Menos con los dueños de dos gobiernos de corrupción, explotación y represión, con Álvaro Uribe Vélez a la cabeza. ¿Qué acuerdos sobre lo fundamental puede haber con personajes de esa calaña? Son cantos de sirena para volverle a birlar a los trabajadores y al pueblo la posibilidad de una transformación de fondo que le abra el camino a la paz con democracia y con justicia social, sin injerencia imperialista y con la plena vigencia de los derechos humanos y las libertades democráticas.

El candidato propio y el programa común son para llegarle a los destacamentos sociales que resisten la violencia y la indolencia uribista. Los de la Minga indígena, los corteros de la caña, los trabajadores a quienes se les niegan los derechos laborales y salariales, los campesinos desplazados y despojados de sus tierras, los hombres y las mujeres del pueblo, los estudiantes perseguidos y cercados por la privatización de la educación pública, la gente de la cultura que busca humanizar el país, los colombianos y colombianas violentados(as) en sus derechos cualesquiera que ellos sean.

Uribe Vélez pasa por un mal momento a pesar de que sigue aferrado al Gobierno con desespero, al tiempo que urde otra reelección grosera y mal habida. Los estallidos sociales están en camino y en la primera línea de ellos debe estar el PDA sin vacilaciones. Carlos Gaviria es recibido con emoción en todo el país y ovacionado con firmeza como ocurrió en días pasados en el Tercer Congreso del Polo Rosa. Es la tendencia predominante a la unidad y a la izquierda.

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