miércoles, 14 de enero de 2009

Cincuenta años de la Revolución Cubana


Una realidad convertida en epopeya

*Han sido años de resistencia y de victorias. De enormes logros revolucionarios en salud, educación, cultura, deporte y satisfacción de necesidades materiales pese a los rigores del criminal bloqueo estadounidense. “Hoy la Revolución es más fuerte que nunca y jamás ha cedido un milímetro en sus principios, ni en los momentos más difíciles”, dijo Raúl Castro

*Carlos A. Lozano Guillén

Días antes que finalizara el año 1959 el dictador Fulgencio Batista, quien asumió el poder en Cuba en 1952, mediante un golpe militar agenciado por Washington, como fue lo característico en los últimos sesenta años en la isla Caribe, había pactado con las mafias estadounidenses, algunas de ellas de origen italiano, la construcción de varios casinos y cabarets, en la idea de convertir a La Habana en un paraíso de circulación libre para traficantes y contrabandistas. Todo ello ocurría con la indiferencia del gobierno de Estados Unidos y hasta con su complacencia, porque Cuba estaba en una posición estratégica privilegiada en los planes expansionistas y hegemónicos imperialistas de lo que la Casa Blanca ya comenzaba a considerar su patio trasero. En la isla, no hay que olvidar, había un enclave colonial, aun en poder gringo, que es la base de Guantánamo, hoy cárcel de torturas y vejámenes por decisión de George W. Bush.


Por esta razón, tal vez Batista, aconsejado por la Casa Blanca, decidió abandonar el poder el primero de enero de 1959, aunque dejando instalado un gobierno títere de fácil control de Estados Unidos. Fulgencio Batista, dictador y responsable de múltiples crímenes contra el pueblo de Cuba, se fugó a República Dominicana, llevando consigo la cantidad de cien millones de dólares del erario cubano. Con todo, semejante persona fue protegida de Trujillo en Santo Domingo, del generalísimo Francisco Franco en España y luego de los gringos en Miami a donde llegó la gente de la peor laya de Cuba, incluyendo a la rancia oligarquía que se enriqueció a la sombra de las mafias norteamericanas que convirtieron la isla en un casino y en antro de corrupción.


“Llegó el comandante y mandó a parar”. Se acabó la diversión de los bandidos que llegaban con toda facilidad de San Francisco, Los Ángeles, Nueva York y otras ciudades estadounidenses. Se le puso fin a la explotación capitalista, “de las drogas, el juego y la falta de sentido común pasamos a la justicia, la educación, la salud y la libertad”, como lo explicó el embajador de Cuba en Colombia, José Pérez Novoa, en El Espectador del 31 de diciembre de 2008.

La maniobra de Batista

Fidel no se dejó engañar de la maniobra de Batista y del gobierno yanqui, no aceptó el gobierno provisional, escogido a dedo por el dictador, y ordenó que todas las tropas del Ejército Rebelde se volcaran sobre las capitales y a hacer presencia inmediata en La Habana. El mismo Comandante en Jefe se fue a Santiago donde fue recibido con todos los honores. El 8 de enero entraba triunfante a las calles de La Habana, en compañía de Camilo Cinfuegos y de su hermano Raúl. Allí se encontró con Ernesto Che Guevara y el resto de líderes de la Revolución Cubana. Ésta fue una realidad que luego se convertiría en epopeya.

Desde el primer momento la revolución se caracterizó por las profundas transformaciones democráticas, políticas y sociales. No es cierto, como alegan algunos historiadores burgueses, que Fidel engañó a sus amigos, a Cuba y al mundo, porque luego desvió el rumbo hacia el socialismo y el marxismo leninismo. Las primeras medidas no dejaron la menor duda de que se trataba de un proceso revolucionario de transformaciones profundas: La reforma agraria, la decisión de proclamar la autodeterminación y de ponerle fin a sesenta años de dominación total del imperialismo de los Estados Unidos y más adelante la nacionalización del sistema financiero, de muchas industrias, entre ellas la principal, la azucarera, así como de todos los negocios estadounidenses, muy rentables sobre la base de explotar los recursos naturales y el trabajo del pueblo de Cuba. Todo eso fue abolido de un tajo.

La Revolución Cubana se convirtió en un ejemplo para todos los pueblos subyugados del mundo, en particular de América Latina. La lucha armada, al igual que en Cuba, se convirtió en forma importante de la resistencia popular en América Latina, continente ávido de cambios y de la liberación nacional. Cuba se transformó en el bastión de la lucha antiimperialista.

Los imperialistas la creían muy débil. Cuando todo comenzó no le daban más de cinco años de vida a la revolución, asegura Pérez Novoa.
La derrota imperialista

No fue casual, entonces, que Estados Unidos estableciera el bloqueo contra Cuba y que obligara a casi todos los gobiernos de América a romper relaciones con la isla, con la excepción de México. Washington lo intentó todo, desde atentados terroristas en La Habana y en otras capitales e intentos fallidos de asesinar al comandante en Jefe Fidel Castro, hasta la invasión en Bahía Cochinos. En Playa Girón la derrota la sufrió el imperialismo norteamericano, que financió y estimuló la aventura de los mercenarios cubanos despojados del poder. No cabe la menor duda. Fue tan intensa y desesperada la provocación gringa, que sus planes por envenenar a Fidel o de transmitirle un virus para hacerle caer la barba, símbolo revolucionario de los años de lucha en la Sierra Maestra, fracasaron. Hasta el francotirador que la CIA ubicó en Santiago, en 1971, dos años antes del golpe pinochetista, con el propósito de dispararle al líder de la revolución de visita en Chile en la época de la presidencia de Salvador Allende y del gobierno de la Unidad Popular, no le dio resultado, porque el agente sintió pánico en el momento que tuvo a Fidel Castro en la mira de su fusil, instalado en una cámara de televisión.

Cuba logró sobreponerse a todas las dificultades. Incluyendo las del periodo especial cuando sobrevino el derrumbe soviético y del socialismo real en Europa Oriental. La enorme ayuda solidaria se acabó de la noche a la mañana y el vacío que dejó fue una especie de valor agregado al criminal bloqueo imperialista.

El valor de la solidaridad

Nunca cedió la solidaridad con la Revolución Cubana. Fidel Castro se convirtió en el centro de la atención en todos sus viajes a distintos escenarios internacionales. El entusiasmo de las multitudes jamás cedió ni siquiera con el paso de los años que no desgastaron el trabajo de la solidaridad en todas las latitudes. Las jornadas de la alfabetización, la batalla por la zafra, los campamentos juveniles de verano, los festivales mundiales, los eventos de solidaridad, entre otras manifestaciones, se suceden uno tras otro, como un ciclo interminable de la admiración y el reconocimiento por la Revolución Cubana. Esta solidaridad se retribuye con creces con la que presta Cuba a los pueblos progresistas del mundo con médicos, alfabetizadores y becas de estudio y hasta con combatientes como sucedió en el pasado en Angola y Etiopía.

¿Cuál ha sido la clave para las victorias revolucionarias en medio del bloqueo y de tanta intimidación imperialista? La resistencia. “Resistir ha sido la palabra de orden y la clave de cada una de nuestras victorias, durante este medio siglo de ininterrumpido batallar, en que hemos partido invariablemente de jugarnos nuestra propia piel, sin dejar de reconocer la amplia y decisiva solidaridad recibida”, fueron palabras dichas por el general de Brigada, Raúl Castro, presidente del Consejo de Estado y de Ministros de Cuba, en Santiago de Cuba, durante la celebración del 50 aniversario de la revolución el primero de enero pasado.


Aunque también ha sido clave la unidad del pueblo de Cuba. La población organizada es la principal base social para defender los logros del proceso revolucionario y el bastión para avanzar a pesar del bloqueo imperialista.
Años de resistencia


Han sido años de resistencia y de victorias. De enormes logros revolucionarios en salud, educación, cultura, deporte y satisfacción de necesidades materiales pese a los rigores del criminal bloqueo estadounidense. Cuba, entre tanto, logró recomponer sus relaciones internacionales, en la actualidad las tiene con casi todos los países que las rompieron por orden de la Casa Blanca, incluyendo a Colombia. El bloqueo de Estados Unidos es repudiado en las Naciones Unidas una y otra vez. Sólo la terquedad y el instinto criminal de Washington lo mantienen. Para el embajador Pérez Novoa lo más difícil en estos cincuenta años es la guerra cruel y genocida de los Estados Unidos. “Ha sido medio siglo de resistencia, lucha y sacrificio”, dice el diplomático.


De alguna manera, los cambios favorables a la democracia en América Latina se nutren en el ejemplo de Cuba, en su resistencia y en su posición digna. Lo nuevo de América Latina es reflejo de otra realidad, de la cual hace parte Cuba que hoy pertenece, sin reintegrarse aún a la OEA, a varios sistemas de integración regional sin la presencia de Estados Unidos.


Todo ello sin ceder en los principios. Un verdadero ejemplo para tantos seudoizquierdistas que se arrugan ante el menor estornudo del gobierno gringo y que ahora esperan la salvación de la mano de Barack Obama, el nuevo mandatario estadounidense, que sin menospreciar los cambios que pueda introducir en la política exterior y hacia Cuba, tampoco debe trasnochar a los revolucionarios de verdad. Los principios nunca están en juego. Es la lección de Cuba. Lo dijo Raúl en el discurso de Santiago ya citado: “Hoy la Revolución es más fuerte que nunca y jamás ha cedido un milímetro en sus principios, ni en los momentos más difíciles. No cambia en lo más mínimo esa verdad, que algunos pocos se cansen y hasta renieguen de su historia, olvidándose de que la vida es un eterno batallar”.


Entresacado 1: “La clave ha sido resistir”


Entresacado 2: “El bloqueo de Estados Unidos es repudiado en las Naciones Unidas una y otra vez”

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