miércoles, 30 de junio de 2010

La “unidad nacional”


Por: Carlos A. Lozano Guillén

Mirador, Edición de VOZ 2546 del 30 de junio al 6 de julio de 2010

La “unidad nacional” del presidente electo Juan Manuel Santos no es siquiera la reedición del “Frente Nacional” bipartidista, que le dio alas al conflicto político, social y armado que vive Colombia desde hace sesenta años.

Tal y como está planteada la ya manida “unidad nacional”, es la adhesión de todos los partidos políticos al nuevo gobierno de la “seguridad democrática”, versión dos, reservándose el propio Juan Manuel Santos qué acepta o qué no acepta de los demás proyectos políticos. Es lo que no toma en cuenta la decisión unilateral e inconsulta del compañero Gustavo Petro, de adelantar un “diálogo nacional” con el recién electo Juan Manuel Santos sobre tres temas parciales a la vieja usanza del M-19 en el afán protagonista.

El proyecto de Santos no es democrático, porque en realidad lo que quiere es lograr una cauda que le proporcione la unanimidad o el unanimismo, el “estado de opinión” en la concepción comunitaria y corporativista del uribismo original, para continuar adelantando la guerra y con toda seguridad un gobierno al servicio de los intereses del gran capital y de la potencia imperialista estadounidense. No hay nada original en el envase, presentado como nuevo, del presidente electo Juan Manuel Santos.

Santos lo ha dicho con claridad meridiana: “Continuaré la ‘seguridad democrática’ de Uribe, uno de los mejores presidentes en la historia colombiana”, incluyendo, debe suponerse, los “falsos positivos”, seguimientos y chuzadas del DAS a opositores y críticos del Gobierno, violación de los derechos humanos, chanchullos de los amigos e hijos del presidente, corrupción sin medida, amparado en el “todo vale”, de lo cual es coresponsable Juan Manuel Santos como uno de los ministros estrellas del gabinete ministerial uribista. ¿Sobre qué base de igualdad y de consenso se puede discutir con un Gobierno que ya tiene las cartas marcadas?

Santos es lo mismo que Uribe, es cómplice de los torcidos de sus dos administraciones. Es posible que en cualquier momento Santos y Uribe choquen, por la acostumbrada prepotencia y actitud dominante del segundo, pero eso no implicará un viraje hacia soluciones democráticas. Santos es criatura de los gringos y de la oligarquía. Es promotor del “todo vale”, del atajo y de la picardía como formas del modus operandi en el poder.

Santos está hurgando en las diferencias de la izquierda para dividirla. Es parte de la práctica corporativista para fomentar organizaciones sindicales y populares de bolsillo. El esquirolaje es una vieja costumbre del capital para corromper a dirigentes pusilánimes. La izquierda y las organizaciones populares tienen sus propias propuestas y agendas políticas y sociales. El Polo Democrático Alternativo debe ser, como dice su dirección, la oposición democrática y frontal al nuevo Gobierno.

carloslozanogui@etb.net.co

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