Por Hernán Durango
Bogotá. El día viernes 19 de Septiembre el presidente colombiano Álvaro Uribe Vélez comenzó su visita a los EE. UU en un nuevo intento por convencer a los demócratas para que le aprueben la firma de un Tratado de Libre Comercio TLC entre ambos países. Se destaca en la gira la intrascendencia del viaje del mandatario y la soledad de la comitiva a la cual le esperaron varias manifestaciones de protesta en Washington contra la reelección y en rechazo a los crímenes contra líderes de sindicalistas y de voceros de los sectores de oposición a su régimen autoritario.
Bogotá. El día viernes 19 de Septiembre el presidente colombiano Álvaro Uribe Vélez comenzó su visita a los EE. UU en un nuevo intento por convencer a los demócratas para que le aprueben la firma de un Tratado de Libre Comercio TLC entre ambos países. Se destaca en la gira la intrascendencia del viaje del mandatario y la soledad de la comitiva a la cual le esperaron varias manifestaciones de protesta en Washington contra la reelección y en rechazo a los crímenes contra líderes de sindicalistas y de voceros de los sectores de oposición a su régimen autoritario.
Tan delicada y angustiante es la situación que hasta los mas representativos de la godarria uribista, como el ex ministro Fernando Londoño, califican de “angustiante dicha visita ya que ni siquiera la reseñaron los grandes medios informativos norteamericanos, los congresistas demócratas no atendieron las solicitudes del “príncipe de la Casa de Nari” para reunirse y las únicas citas aprobadas serán con “Mr. Danger” el presidente George W. Bush y los tres mercenarios de la CIA recién liberados en la Operación Jaque.
En la cabeza del príncipe persiste la idea de la supuesta definición positiva de la mayoría parlamentaria norteamericana, sigue soñando el “Dr. Varito” que los demócratas cederán a sus pretensiones. Se le Olvida que la fuerza sindical de EE.UU. que apoya al candidato Obama plantea como una de las principales exigencias que sean superados el alto índice de criminalidad y exterminio contra los sindicalistas colombianos y se castigue a los responsables de los horrendos asesinatos. Uribe sigue creyendo que los norteamericanos y amplios sectores de la opinión pública internacional desconocen las denuncias que involucran al estado colombiano con el terrorismo, las violaciones de los derechos humanos y crímenes de lesa humanidad. Piensa el mandatario que las grandes franjas de productores medianos y pequeños del país del norte y trabajadores no saben los peligros que significa para sus economías locales la implementación de este tipo de tratados comerciales que benefician a las empresas trasnacionales.
La fracasada visita del presidente colombiano, Álvaro Uribe Vélez muestra serios signos de aislamiento y desgaste de su política exterior. Intentó un encuentro con el candidato demócrata Barack Obama y éste lo atendió por vía telefónica. Nuestro país y el régimen del presidente Uribe está bajo la mirada mundial que le cuestiona su servil arrodillamiento a los intereses de un presidente desgastado como George W. Bush, quien carga el sol a sus espaldas y posee el lastre de haber llevado a la destrucción a países como Irak y Afganistán por la sed de dominio y robo de los pozos petroleros.
En el territorio nacional 24 millones de compatriotas han sido llevados a los niveles de la pobreza por las políticas privatizadoras neoliberales que aplica para arrebatar derechos como la salud, educación. Muchos empresarios nacionales han visto caer sus ventas y miles de empresas van al cierre en medio de una recesión de la economía que no encuentra soluciones desde el ejecutivo nacional. En Colombia las bonanzas del crecimiento económico del año anterior se lo llevaron los bolsillos de los dueños del sistema financiero, los monopolios y las empresas transnacionales, los mismos que financiaron a los grupos paramilitares en las regiones para asesinar o expulsar a los campesinos, negros e indígenas y apoderarse de sus tierras donde hoy existen extensos cultivos de la palma.
Señor presidente Uribe Vélez, sepa usted que la decisión definitiva en Norteamérica es un NO rotundo a la firma del TLC y állá como aquí en Colombia, tambien le hacen serios cuestionamientos a las politicas de su gobierno.
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