Hechos como este siguen demostrando en Colombia, las intenciones de callar a todo el que diga la verdad y denuncie las sistemática violaciones de derechos humanos, y muestra a la comunidad internacional, la no garantía de protección a los defensores y defensoras de derechos humanos, además a las victimas a negarle la exigencia a la verdad, la justicia y la reparación integral.
Nos solidarizamos con los compañeros de justicia y vida y los instamos a no desfallecer en la ardua lucha que libran en favor de las victimas.
Queridas amigas y amigos:
Al regresar a trabajar después de las vacaciones de fin de año, nos hemos encontrado con que asaltaron las oficinas durante el receso de fin de año y se han robado computadores, pasaportes, dinero en efectivo etc.
Como recordaran, les habíamos contado que a comienzos de diciembre nos trasladamos a unas nuevas oficinas; la Comisión Ínter franciscana le alquilo a Justicia y Vida oficinas en su sede que esta ubicada en la Cra. 7 No. 32-85 oficina 801.
Lógicamente podíamos estar contentos, porque habíamos pasado de unas condiciones de relativa inseguridad en el lugar donde estábamos anteriormente, a un edificio que cuenta con seguridad las 24 horas del día pero especialmente, porque nos une un largo trecho de trabajo a favor de las victimas junto con la comunidad Franciscana.
Terminamos el año de trabajo el 28 de diciembre, este día nos reunimos con las victimas de los desalojos que las entidades bancarias adelantan por todo el país, en particular en Bogota y que se están organizando para tratar de defenderse de la terrible violación a los derechos fundamentales ejercida por el sector financiero, que se siente poderoso porque tiene el respaldo de jueces, gobernantes y fuerza publica.
Hicimos una fiestica y nos fuimos entonces a disfrutar de un merecido descanso, porque el año 2007 fue un año intenso y duro; cargado de los desafíos que significo ver el avance de la impunidad a pasos agigantados en el país. Escuchar, solo para mencionar un ejemplo, el descaro con que los paramilitares y narcotraficantes confesaban las coordenadas de las fosas comunes; aquellas que podían recordar porque son tantas que han perdido la memoria y entonces las presentan como si fueran simplemente un dato que se puede pasar por alto en medio de un cuento.
Y es que agota vivir con la rabia contenida todo el tiempo, porque en la mayoría de los espacios vitales, las victimas y su dolor no son bienvenidas y sus historias que son el ingrediente básico para el esclarecimiento de los hechos; no cuentan porque siguen siendo ciudadanos de segunda o tercera. Su valor es tan escaso para quienes tienen que ejercer la justicia, que su historia ni siquiera es deseada.
Al reiniciar el trabajo del año 2008 el pasado fin de semana, nos encontramos con la sorpresa de que nos asaltaron y hemos comenzado el ritual de lo que se acostumbra en estos casos; tratar de recordar los detalles, buscar lo que falta en cada oficina, llamar a la policía y a los organismos correspondientes, hacer la denuncia, contarle a los compañeros, colegas y amigos.
Como vivimos tiempos de tanta angustia en Colombia, donde se paga tan caro el pensamiento critico y el compromiso por el cambio, para nosotros en Justicia y Vida, esto no es un simple robo como se apresuraron a decir los agentes de la policía que fueron a mirar "la escena del crimen" como ellos dicen; sino que incrementa la incertidumbre en la cual trabajamos, nos deja mas vulnerables para seguir luchando contra los prejuicios y los estereotipos de quienes solo conocen el discurso oficial y lo repiten como verdad única pero van mucho mas allá porque ven como una horrible extravagancia la tarea de luchar contra la impunidad.
No es asombroso que no se robaran otras cosas, ni tampoco se llevaron la esperanza de que la historia que no esta en la historia oficial se podrá rescatar escuchando el susurro de las victimas.
Un abrazo y lamento comenzar el año contando este testimonio, en vez de decirles ¡Feliz Año!
Lilia Solano
Al regresar a trabajar después de las vacaciones de fin de año, nos hemos encontrado con que asaltaron las oficinas durante el receso de fin de año y se han robado computadores, pasaportes, dinero en efectivo etc.
Como recordaran, les habíamos contado que a comienzos de diciembre nos trasladamos a unas nuevas oficinas; la Comisión Ínter franciscana le alquilo a Justicia y Vida oficinas en su sede que esta ubicada en la Cra. 7 No. 32-85 oficina 801.
Lógicamente podíamos estar contentos, porque habíamos pasado de unas condiciones de relativa inseguridad en el lugar donde estábamos anteriormente, a un edificio que cuenta con seguridad las 24 horas del día pero especialmente, porque nos une un largo trecho de trabajo a favor de las victimas junto con la comunidad Franciscana.
Terminamos el año de trabajo el 28 de diciembre, este día nos reunimos con las victimas de los desalojos que las entidades bancarias adelantan por todo el país, en particular en Bogota y que se están organizando para tratar de defenderse de la terrible violación a los derechos fundamentales ejercida por el sector financiero, que se siente poderoso porque tiene el respaldo de jueces, gobernantes y fuerza publica.
Hicimos una fiestica y nos fuimos entonces a disfrutar de un merecido descanso, porque el año 2007 fue un año intenso y duro; cargado de los desafíos que significo ver el avance de la impunidad a pasos agigantados en el país. Escuchar, solo para mencionar un ejemplo, el descaro con que los paramilitares y narcotraficantes confesaban las coordenadas de las fosas comunes; aquellas que podían recordar porque son tantas que han perdido la memoria y entonces las presentan como si fueran simplemente un dato que se puede pasar por alto en medio de un cuento.
Y es que agota vivir con la rabia contenida todo el tiempo, porque en la mayoría de los espacios vitales, las victimas y su dolor no son bienvenidas y sus historias que son el ingrediente básico para el esclarecimiento de los hechos; no cuentan porque siguen siendo ciudadanos de segunda o tercera. Su valor es tan escaso para quienes tienen que ejercer la justicia, que su historia ni siquiera es deseada.
Al reiniciar el trabajo del año 2008 el pasado fin de semana, nos encontramos con la sorpresa de que nos asaltaron y hemos comenzado el ritual de lo que se acostumbra en estos casos; tratar de recordar los detalles, buscar lo que falta en cada oficina, llamar a la policía y a los organismos correspondientes, hacer la denuncia, contarle a los compañeros, colegas y amigos.
Como vivimos tiempos de tanta angustia en Colombia, donde se paga tan caro el pensamiento critico y el compromiso por el cambio, para nosotros en Justicia y Vida, esto no es un simple robo como se apresuraron a decir los agentes de la policía que fueron a mirar "la escena del crimen" como ellos dicen; sino que incrementa la incertidumbre en la cual trabajamos, nos deja mas vulnerables para seguir luchando contra los prejuicios y los estereotipos de quienes solo conocen el discurso oficial y lo repiten como verdad única pero van mucho mas allá porque ven como una horrible extravagancia la tarea de luchar contra la impunidad.
No es asombroso que no se robaran otras cosas, ni tampoco se llevaron la esperanza de que la historia que no esta en la historia oficial se podrá rescatar escuchando el susurro de las victimas.
Un abrazo y lamento comenzar el año contando este testimonio, en vez de decirles ¡Feliz Año!
Lilia Solano
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