Ninguna concesión a la derecha!
*Carlos A. Lozano Guillén
No me cabe la menor duda que la marcha del cuatro de febrero es convocada por el uribismo contra el presidente Chávez y por la guerra. Sólo basta reconocer a los convocantes en Colombia y el mundo, entre ellos la terrorista Asociación Cubano Americana de Miami. Las consignas fomentan el odio contra Venezuela bolivariana y contra la figura del presidente Chávez, así como hurgan las llagas de la confrontación en Colombia. En el fondo, se oponen al intercambio humanitario y favorecen los operativos militares de rescate; fomentan la militarización de la vida nacional y las salidas de fuerza que auspicia el gobierno de Uribe Vélez y que cabalgan en la “seguridad democrática”.
El país le debe mucho al presidente Chávez, quien se la ha jugado por el intercambio humanitario y la solución política del conflicto colombiano. Es su aporte solidario e internacionalista. Nadie que se proclame de izquierda puede unirse al coro antichávez y antivenezuela, orquestado desde Washington y adelantando sin ninguna dignidad por el gobierno colombiano. Sería una bestial miopía política. El instinto de clase los une a ellos, ¿qué coincidencia tiene la izquierda con el uribismo? Uribe Vélez es un simple peón del imperio para agredir a la Revolución Bolivariana. Juan Manuel Santos, ministro de defensa, es un antiguo enemigo del vecino país, que siendo ministro de Andrés Pastrana, se unió a la intentona golpista contra Chávez y la saludó de forma abierta y descarada; ahora, con el cinismo que lo caracteriza, dice que el presidente Chávez está interviniendo en los asuntos internos de Colombia.
El presidente Chávez, quien conoce bien a Uribe, denuncia que éste no quiere la paz para Colombia. Tiene razón. Por eso se opone a reconocer el conflicto y el carácter político de la insurgencia, mientras se lo otorga a los paramilitares, que lo ayudaron a elegir en dos ocasiones, mediante el proselitismo armado y la amenaza de la motosierra.
Ningún demócrata puede avalar con su presencia la marcha del cuatro de febrero, orquestada por los uribistas, los paramilitares, los narcotraficantes y los matones que se lucran del poder. La izquierda está por el futuro luminoso de la humanidad. Por la paz con democracia y justicia social. Ningún pacto con Uribe es saludable para el logro del poder democrático y popular. Sería la claudicación ante la intimidación del Gobierno. Es la concesión vergonzosa de los que están en la “pesca milagrosa” motivada en aspiraciones electoreras.
La izquierda debe actuar con transparencia y coherencia ideológica. En solidaridad con Chávez y con la Revolución Bolivariana, por el intercambio humanitario, la solución política y la paz, en defensa de las masas populares y de la unidad de la izquierda para salvar a Colombia.
¡Rechacemos las hordas fascistas del uribismo que avergüezan a Colombia!
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