jueves, 28 de mayo de 2009

Testimonio del profesor Miguel Ángel Beltrán sobre su deportación desde México


Por Miguel Ángel Beltrán V

En ningún momento se me informo de los motivos de mi captura, ni se me informó hacia dónde íbamos. Durante todo el trayecto se me colocó de rodillas con mi rostro pegado al asiento, como cuando un verdugo coloca a su víctima para cortarle la cabeza..

“Me presenté de buena fe…

En cuanto me presenté al INM, se me declaró ilegal y se procedió a mi captura en las instalaciones del Instituto Nacional de Migración, se señaló que no aporté pruebas que respalden mi condición económica (solvencia) lo cual es falso pues en el oficio de trámite está claro (y los anexos lo corroboran), que yo entregué mi certificado de trabajo de la Universidad Nacional de Colombia, debidamente apostillado, así como la comisión de estudios otorgada por la Universidad Nacional (ver oficio del trámite).

Aunque el oficio –de respuesta- del INM está firmado por mí, y eso probaría que tiene mi asentimiento, fui obligado a firmar, se me dijo que si no firmaba, se daba por interrumpido el trámite y seguramente ya no procedería mi solicitud. Insistí en que había información falsa y se me dijo que eso no importaba porque era parte del trámite y de la nueva solicitud que debería hacer (es decir en todo momento se me dio información falsa para coaccionar mi firma).
Se me impidió hablar con el abogado a quien no se le permitió ingresar conmigo.

Una vez firmado el oficio una funcionaria del INM me dijo que yo estaba ilegal y en ese momento aparecieron varios hombres que me inmovilizaron. Se acercaron varios funcionarios de inmigración y a empellones y a la fuerza me llevaron por un pasillo hasta una camioneta que estaba estacionada en la puerta del INM. En ningún momento se me informo de los motivos de mi captura, ni se me informó hacia dónde íbamos. Durante todo el trayecto se me colocó de rodillas con mi rostro pegado al asiento, como cuando un verdugo coloca a su víctima para cortarle la cabeza (hago el esquema)

Conductor Cabeza

Cuello Silla trasera

Me cubrieron el rostro con la chamarra o chaqueta que llevaba mientras me presionaban el cuello, lo que me causo lesiones en la región cervical y en los hombros. En varias ocasiones estuve a punto de asfixiarme, pues por la postura que llevaba no podía respirar, fue tal la presión que vomité. En la camioneta iban además de los 2 o 3 guardas de migración, una delegada del INM y un médico, al cual le solicité ayuda porque me sentía ahogado. Tanto la delegada de migración, como el médico fueron indiferentes frente a la tortura y el maltrato que recibí.

Cuando llegamos al aeropuerto (supe que habíamos llegado a este sitio por el ruido cercano de los aviones), siempre esposado y con el rostro cubierto me bajaron a empellones, cruzamos un puesto de migración muy rápidamente y luego me subieron a una avioneta o avión pequeño que estaba aguardando allí.

Mientras se ultimaban detalles del vuelo y se preparaba el despegue, se me mantuvo con las esposas a la espalda, y el rostro cubierto; pude darme cuenta que subían y bajaban personas que me filmaban. Luego del despegue, y transcurridos algunos minutos más, cuando el avión se estabilizó, me cambiaron las esposas para adelante, así viaje todo el tiempo.

En la avioneta viajamos 7 personas. El piloto, el copiloto, un capitán que dirigió la operación, otro señor que estaba vestido de civil, dos guardias del INM, y yo. Cuando la aeronave estaba a punto de aterrizar me pasaron un folio de documentos para que los firmara, querían que los firmara sin leerlos. Me negué, me presionaron pero finalmente les dije que no lo iba a firmar porque ya tenía el antecedente de lo sucedido en el INM y que mucho menos los firmaría si no los leía. Ellos estaban muy interesados en que los firmara. Incluso ya en Colombia le pidieron a los oficiales colombianos que me lo pasaran para que firmara. El folio de documentos está sin mi firma.

Una vez aterrizamos en el aeropuerto militar pregunté a los encargados de la operación que si ya estábamos en Colombia, me respondieron que sí. Entonces dije “si ya estamos en territorio colombiano me asiste el derecho (derecho que ya habían violado) de estar en libertad”. En la lógica de que si la operación era de expulsión del país (de México) ya estaba en Colombia y debía quedar en libertad.

Después de media hora de permanecer en la avioneta llegaron agentes del Departamento Administrativo de Seguridad (DAS)…”


Miguel A. Beltrán
Domingo 23 de mayo de 2009
Calabozos de la DIJIN Bogotá

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