Después de media noche, mediante la trampa de convocar a sesiones extraordinarias, el Gobierno Nacional logró la aprobación del referendo reeleccionista en la Cámara de Representantes, en la madrugada del miércoles 17 de enero, un día después del término de las sesiones ordinarias del Congreso de la República. Lo consiguió a través de trampas, igual que lo hizo hace tres años, cuando compró los votos de dos representantes, ahora en la cárcel, para asegurar la reforma constitucional que estableció la reelección inmediata. Con el mayor cinismo y descaro demostró que ese sí era su proyecto, después de tantos meses de negarlo con hipocresía.
La historia se repite. Al fin y al cabo este es un Gobierno de tahúres y de truanes, acostumbrado a este tipo de maniobras y a eludir el rigor de la ley. Pero queda la sensación de que el referendo es sucio. Luis Guillermo Giraldo, el bufón de la “Casa de Nari”, que dio la cara para promoverlo, porque tras bambalinas los hilos conductores estaban en la oficina presidencial, no logró explicar la dudosa financiación de la recolección de firmas, que no sólo superó los topes establecidos por la ley sino que no está claro quiénes fueron los generosos aportantes. El referendo fue aprobado en la Cámara sin que cuente con paz y salvo del Consejo Nacional Electoral, que apenas está en el proceso de investigación del asunto de dudosa ortografía y por el cual Giraldo tuvo que renunciar a la Secretaría General del Partido de la “U”.
La historia se repite. Al fin y al cabo este es un Gobierno de tahúres y de truanes, acostumbrado a este tipo de maniobras y a eludir el rigor de la ley. Pero queda la sensación de que el referendo es sucio. Luis Guillermo Giraldo, el bufón de la “Casa de Nari”, que dio la cara para promoverlo, porque tras bambalinas los hilos conductores estaban en la oficina presidencial, no logró explicar la dudosa financiación de la recolección de firmas, que no sólo superó los topes establecidos por la ley sino que no está claro quiénes fueron los generosos aportantes. El referendo fue aprobado en la Cámara sin que cuente con paz y salvo del Consejo Nacional Electoral, que apenas está en el proceso de investigación del asunto de dudosa ortografía y por el cual Giraldo tuvo que renunciar a la Secretaría General del Partido de la “U”.
Con este nuevo zarpazo a la Constitución, urdido desde la “Casa de Nari”, está claro que al presidente Uribe Vélez, a sus voceros y a las grotescas mayorías parlamentarias, le importan un bledo la Constitución y la ley, saben cómo torcerle el cuello a la institucionalidad; la burlan, en función de sus mezquinos intereses. Uribe continúa abusando del poder. Utiliza las mayorías en el Congreso, al tiempo que con ellas logra poner de su lado a las entidades de control y a la rama judicial aunque con la resistencia honrosa de la Corte Suprema de Justicia.
Pero como dijo el célebre caudillo liberal, asesinado por la oligarquía en 1948: “El pueblo es superior a sus dirigentes”. El derrumbe del uribismo está anunciado. Ayer (martes 16 de diciembre) me encontré en un supermercado con una familia tradicional bogotana, pero muy honesta, que se me acercó a saludarme y a felicitarme por mi lucha democrática, al tiempo que me explicaron que vivieron en Perú durante los gobiernos de Fujimori. Uribe parece clonado por él, me dijo la señora. Mientras su esposo, optimista, me aseguró que el destino de Uribe es el mismo. No me cabe la menor duda. El tirano caerá a consecuencia de la movilización popular y por el desprecio de los trabajadores.
Carlos A. Lozano Guillén
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