lunes, 10 de noviembre de 2008

El Gran Octubre




Carlos A. Lozano Guillén


El 7 de noviembre pasado se celebró el 91 aniversario de la Gran Revolución Socialista de Octubre, aún en las condiciones de la desaparición del socialismo en la patria de Lenin y del derrumbe del poder de los soviets. El triunfo de la revolución bolchevique, en 1917, fue el principal acontecimiento de la primera mitad del siglo pasado, porque partió en dos la historia de la humanidad y abrió la contradicción entre el capital y el trabajo en el nivel internacional: la lucha de clases entre el capitalismo y el socialismo. La caída del muro de Berlín y el derrumbe soviético, casi que como un frágil castillo de naipes, fue el principal acontecimiento histórico de la segunda mitad del siglo XX.

El fin del socialismo real en Europa oriental no significó la desaparición del socialismo, pues este campea victorioso en otras condiciones y modalidades en Asia y América Latina (Cuba socialista). Aunque no se puede desconocer el vacío que produjo la desaparición soviética, como quiera que significó la quiebra del sistema socialista, el fin de la alianza militar (Pacto de Varsovia) y de la Comunidad Económica de Ayuda Mutua (CAME) y la aparición del mundo unipolar y de la hegemonía mundial absoluta del imperialismo estadounidense.

La caída del muro de Berlín no fue el fin de la guerra fría, pues las fuerzas ultraderechistas e imperialistas amenazan de manera agresiva y hostil a todo aquél que desafíe el poder del imperio. El derrumbe soviético dejó una deuda muy grande de los comunistas herederos del bolchevismo leninista con los pueblos del mundo, porque Estados Unidos con una política exterior agresiva y hegemónica, quedó con las manos libres para atropellar a los pueblos en todas las latitudes. Muy difícil que Bush hubiera podido invadir a Irak e imponer sus condiciones de gran potencia en Asia y en el Medio Oriente si en la actualidad existieran la Unión Soviética y sus aliados.

El socialismo real soviético con todos sus defectos demostró más humanismo que el capitalismo y éste nunca logró igualarlo en cuanto a satisfacción de necesidades básicas y sociales del pueblo. En el terreno de la salud, la educación, el empleo, la vivienda, la recreación, el deporte y la cultura el socialismo demostró mucho más eficacia y equidad social.

Lo importante es que el derrumbe soviético eliminó dogmas y paradigmas. En la actualidad no hay un modelo determinado de socialismo. En América Latina los cambios, transitorios si no están acompañados del respaldo de masas, avanzan por vía democrática y electoral. Ellos son posibles si cuentan con los principios de sus protagonistas, que no deben dejarse seducir por los cantos de sirena burgueses, y con el acompañamiento de las masas populares.


carloslozanogui@etb.net.co

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