martes, 4 de noviembre de 2008

La Directiva de la muerte


Notas de Juan Cendales
El 17 de noviembre del año 2005, el entonces Ministro de Defensa colombiano, Luis Camilo Ospina, envió a todos los batallones, guarniciones y destacamentos militares el memorando número 029. En este documento se detallaban los premios en dinero o vacaciones que tendrían los hombres y destacamentos que mataran guerrilleros. Entre más guerrilleros mataran más dinero y más premios habrían. El documento fue recibido con júbilo por la mayoría de los militares especialmente por los soldados profesionales que fueron a la guerra en busca de fortuna y aventura. Como en las cruzadas. Y desde ese momento se elevó el número de “guerrilleros dados en combate”. Sus cuerpos aparecían todos los días en los medios de comunicación. Cuerpos destrozados por las balas. Junto a ellos poderosos arsenales incautados. La euforia militar no paraba. Las mayorías enceguecidas como en el circo romano aplaudían entusiasmadas al tribuno que les prodigaba el espectáculo de sangre. Las encuestas crecían y vino entonces la reelección. El espectáculo había que mantenerlo.


Pero ahora se ha comprobado algo que desde hace rato se venía denunciando. La existencia del asesinato de civiles que eran mostrados como peligrosos guerrilleros muertos en combate. Verdad que los campesinos de muchas regiones sabían con amargura y dolor. Pero a ellos nadie les creía. Nunca importaron sus denuncias. Nada.


Pero la Feria de la Muerte ordenada por la Directiva 029 creció impresionantemente. Campesinos, indigentes, muchachos de los barrios fueron secuestrados o engañados con falsos trabajos, asesinados y luego mostrados como "guerrilleros dados de baja". Estamos frente al estado de la barbarie, del terror y el crimen generalizado


Y se logra conocer su real dimensión cuando alguien descubre que su hermano desaparecido un día antes en Soacha, una población anexa a Bogotá, había aparecido en una región muy distante en una fosa común y vestido de guerrillero. Había “perecido en un combate”. Pero eran muchos más los que en Soacha habían desaparecido. Y en muchas otras regiones. El propio Fiscal habla de más de mil desaparecidos que habrían sido asesinados por el Ejército y la policía y reportados como guerrilleros caídos en combate. La revista Semana publicó el increíble relato del soldado que se encontró con que a un hermano suyo lo iban a matar los de su batallón para mostrarlo como guerrillero abatido y así ganar unos días de vacaciones. No pudo salvarlo.


Historias increíbles. Pero ciertas. Y desde hace mucho tiempo vienen ocurriendo.


Pero ante estos hechos de barbarie, ante esta orgía de sangre lo único que se les ha ocurrido es retirar a 25 altos oficiales y “Uribe les ha jalado las orejas” como dice El Tiempo, el diario de la familia del ministro de Defensa y del Vicepresidente. Como si se tratara de una travesura. Y de seguro el jalón de orejas es por haberse dejado descubrir y no por lo que hicieron.


Que explicación podría dar hoy en el debate en el congreso el Ministro de Defensa? tendrá el honor de renunciar? O seguirá negando todo? O dirá en su jerigonza cantinflesca que es que las denuncias de los muertos de los falsos positivos y la seguridad Democrática son un positivo resultado de la seguridad Democrática?


Mientras tanto Uribe amenaza a los indígenas de que si sus protestas atentan contra la Seguridad Democrática no vacilará en echarles la tropa.


Y esta gente no amenaza por amenazar.

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