★CARLOS A. LOZANO GUILLÉN
Los economistas burgueses –tambiénlos que no lo son- no terminande ponerse de acuerdo sobre la actual coyuntura económica que está sacudiendo el sistema capitalista global. Para algunos es una crisis de vastas proporcionese implicaciones y para otrosapenas es una burbuja pasajera que pasaráen corto tiempo.
Los economistas burgueses –tambiénlos que no lo son- no terminande ponerse de acuerdo sobre la actual coyuntura económica que está sacudiendo el sistema capitalista global. Para algunos es una crisis de vastas proporcionese implicaciones y para otrosapenas es una burbuja pasajera que pasaráen corto tiempo.
En realidad es una crisis cíclica. Aquellas que en su tiempo advirtió Carlos Marx, que afectarían al capital de cuando en vez y de las cuales el capitalismose recompone mientras las masas populares no estén en condiciones de cambiarla historia y producir la transformación revolucionaria de la sociedad. Algunos economistas, no sin razón, aseguran quela crisis actual es una réplica del crack de 1929 que sacudió al capitalismo. No es, pues, tan inofensiva como algunos creen.
La crisis actual se originó en el sistema financiero, el más parasitario del capitalismo,porque se afianza en la especulación, la usura y el engaño, pero se extiende con una gran ola a todos los dominios de la economía. Impacta la industria, el empleo, la productividad, el consumo,el crecimiento e inclusive las utilidades de los capitalistas. Bush creyó que era fácil resolverla con un paquete de ayudade 700 mil millones de dólares para los dueños de los bancos, una especie desubsidio a los poderosos, de socialización de las pérdidas. Algo inesperado en lamoda neoliberal, en que al Estado se le castra toda intervención y se eliminan hasta las fronteras con el argumento delmundo globalizado. Semana desplegó en su carátula el titular de «Wall Street socialista». Aunque ya se sabe que la globalización es para darle vía libre alas multinacionales y transnacionales del gran capital y el intervencionismo de Estado se reduce a defender el interésparticular en desmedro del interés social.
Con todo, el capitalismo demostró el fracaso histórico, aunque no está derrotado.Lo que está demostrado es quela voracidad del capital financiero estáampliando la brecha entre ricos y pobresy que el sistema seguirá presentando crisis cícilicas. Lenin lo predijo en su célebre obra El imperialismo fase superior del capitalismo, donde explicó que los «cartels» quedaron enterrados en la fosa del crack de finales delsiglo XIX, a la sazón provocada por los bancos en su entre lazamiento con la industria y los monopolios. «La ‘unión personal’ de los bancos y la industria se completa con la ‘unión personal’ de unas y otras sociedades con el Gobierno», dijo Lenin. Casi escrito para la actualidad. Pero el capitalismo se sobrepone a la crisis en la que sobreviven los más poderosos: «El viejo capitalismoha caducado. El nuevo constituye una etapa de transición hacia algo distinto»,dijo también Lenin. Es lo que buscanen la actualidad con desespero los más poderosos, porque lo cierto es que son inevitables los estallidos sociales que pueden conducir al capitalismo de tumbo en tumbo a la sepultura.
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