lunes, 13 de octubre de 2008

Intervención de Carlos Lozano en el Encuentro por Cuba


Resumen de la intervención de Carlos A. Lozano Guillén en el panel sobre el bloqueo económico contra Cuba en el marco del Encuentro Nacional de Solidaridad con Cuba, realizado en Bogotá los días 10, 11 y 12 de octubre de 2008

“Nadie que se proclame de izquierda puede negarse a la solidaridad con la revolución cubana”

El bloqueo contra Cuba es una de las peores infamias a lo largo de los últimos cincuenta años en la historia de la humanidad. Peor aún cuando en las nuevas condiciones del mundo unipolar se apuntalan las prácticas neocoloniales con el argumento de la globalización neoliberal y hasta de que ya no existen las fronteras de los Estado-Nación. El bloqueo ha sido condenado en distintas latitudes y las Naciones Unidas, por absoluta mayoría, han exigido al gobierno de los Estados Unidos que lo levante sin contemplaciones. El gobierno gringo se ha burlado de la comunidad internacional. Pisotea las decisiones de la ONU, como en otros casos, y desafía el orden establecido en el derecho internacional.

La decisión, reflejo de la intolerancia y la prepotencia de la política exterior estadounidense, se afinca en la política interna, porque ambos partidos adelantan la odiosa práctica para congraciarse con la mafia de origen cubano de la Florida, que huyó de Cuba y se reprodujo en territorio de Estados Unidos. También para capturar el voto de sectores ultraderechistas de origen latinoamericano y que son un botín electoral apetitoso. Pero también, en lo fundamental, en lo externo es la expresión de prepotencia que pretende negarle al pueblo cubano el libre derecho a escoger su propio camino soberano y con la decisión de su pueblo. Estados Unidos cree que Cuba es el mismo garito yanqui de antes de 1959.

El bloqueo es una decisión de Estado y compromete a los dos partidos. Es parte del sistema bipartidista de Estados Unidos. Aunque no soy torpe para no observar las diferencias entre republicanos y demócratas, entre MaCain y Obama, no me hago ilusiones de que el bloqueo termine en una eventual administración demócrata. En estos asuntos entre ellos no hay diferencias de fondo. No hay que olvidar que el Plan Colombia que atiza el conflicto colombiano y lo prolonga de manera indefinida con toda su barbarie fue adoptado por William Clinton del Partido Demócrata. Igual John F, Kennedy, también demócrata, autorizó la agresión contra Cuba en Playa Girón. Así que no comparto el entusiasmo de algunos personajes de la izquierda en Colombia que aseguran que si pudieran votar en Estados Unidos lo harían por Obama. No creo que sea para tanto. Con todo y que Bush, como también sus émulos en estas latitudes, son lo peor de la política en el siglo XXI.

Alguien decía que Simón Bolívar es el hombre de las dificultades. Sin embargo, se sobrepuso a ellas y fue el libertador de cinco repúblicas dominadas por el yugo español. Fue definitiva su obra emancipadora para la independencia de América Latina del colonialismo español. Cuba también podríamos decir que es la isla de las dificultades. Desde 1959 ha tenido que sobrevivir sin doblegarse al infame y cobarde bloqueo de Estados Unidos; encontró la solidaridad, la cooperación y la ayuda mutua del campo socialista en Europa oriental, particularmente de la Unión Soviética, con el derrumbe del Muro de Berlín, el desplome soviético, perdió el apoyo solidario y la cooperación internacionalista del socialismo europeo y tuvo que ajustar sus condiciones en medio de muchas carencias en lo que se llamó el periodo especial.

Aquí hago un paréntesis, porque yo no me alegro del derrumbe soviético como lo hacen otros. Aún desde la izquierda. Hay quienes sostienen que siquiera se derrumbó el llamado socialismo real, porque así se desplomó la gran potencia socialista y fue lo mejor para la izquierda. Es un error. En las condiciones de la bipolaridad y de la confrontación entre los dos sistemas opuestos, el imperialismo no cometería tantos atropellos y prácticas violentas hegemónicas como las de ahora. Ello lo facilita la unipolaridad. El socialismo con todos los errores que lo llevó a su caída aún así demostró la superioridad social sobre el capitalismo. En este campo no ha sido superado. Es un vacío grande para la humanidad. Un ejemplo que se vino a tierra.

Siguiendo con las dificultades de Cuba, la isla también ha tenido que enfrentar los desastres y la violencia de la madre naturaleza. Algo que es inexorable como los recientes huracanes Gustav e Ike, que destrozaron la isla a su paso. Sin embargo, la previsión y la movilización del pueblo, bajo la orientación del Partido y el Estado, logró salvar millones de vidas, que recibieron albergue en locales públicos y en viviendas de ciudadanos que no sufrieron el deterioro de las otras. A todas las dificultades se ha logrado sobreponer Cuba por la voluntad y la decisión de su pueblo. Y sobre todo con firmeza revolucionaria, sin debilidades y sin hacer la más mínima concesión a los imperialistas. Es la enorme lección de su ejemplo. Firmeza ante las dificultades, sufrir las consecuencias sin renunciar a los principios de la independencia y de la soberanía. Nunca el socialismo en Cuba ha sido negociable aún en las peores circunstancias adversas.

No tengo fórmulas salomónicas de cómo superar el bloqueo pero creo, como decía la ministra cubana, ayer en la inauguración del Encuentro Nacional de Solidaridad con Cuba, que la clave es la unidad. La unidad del pueblo cubano alrededor del Partido Comunista y los dirigentes del Estado y la unidad de América Latina para exigir el levantamiento del bloqueo y el fin de la agresión contra Cuba socialista. Todas las propuestas que se han hecho en este Encuentro y son válidas apara adoptarlas como plan de acción de los comités de solidaridad.

Afortunadamente corren vientos nuevos en América Latina. Hay cambios democráticos y avanzados que guardan distancia de la política del imperio. Ello obligó a Bush a abandonar la idea hegemónica del ALCA para cortar de raíz cualquier forma de integración regional sin la presencia imperialista y orientarse a los Tratados de Libre Comercio que tanto entusiasma a la “Casa de Nari” en Bogotá. Los procesos de América Latina no son iguales. Unos son más profundos y avanzados que otros, pero todos se distancian de la política neoliberal y de la hegemonía de los Estados Unidos. Se priorizan las formas de integración latinoamericana. Son políticas que no están del lado de las transnacionales de los modelos neocoloniales y dependientes, aunque los procesos en América Latina no son todos iguales. Hay unos más avanzados como el socialismo en Cuba, victorioso desde hace cincuenta años; la revolución bolivariana en Venezuela; Bolivia, Ecuador, Uruguay, Paraguay, Nicaragua, Brasil y otros, que a su manera caminan en la misma dirección. Cada quien con su propio estilo, con su propio ritmo. Hoy no hay paradigmas ni modelos, los cambios en la sociedad se dan a partir de sus propias necesidades y anhelos, los alcances los establece cada uno, pero lo importante es el divorcio del neoliberalismo y del capitalismo salvaje y el distanciamiento de la férula del imperio.

En Colombia la izquierda debe hacer suya la bandera de los cambios y del fin del bloqueo. Nadie que se proclame de izquierda puede negarse a la solidaridad con Cuba. Que llegue esta exigencia a los oídos del Polo Democrático Alternativo. Somos militantes de la revolución cubana y de la causa internacionalista.




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