viernes, 15 de febrero de 2008

De Carimagua a cariamargado


“Malaventurados los que en el gobierno ocultan tras la bondad de las palabras la impiedad contra los hombres de su pueblo, porque ellos serán señalados con el dedo de la ignominia en las páginas de la historia”. J. E. Gaitán


Notas de Juan Cendales

De Carimagua a cariamargado
No tienen la más mínima vergüenza el presidente Uribe y su ministro de agricultura quienes pretendieron hacer un raponazo, cruel y miserable, a 80 familias desplazadas por la violencia paramilitar.

Carimagua es un predio rural de 17.000 hectáreas ubicado en el departamento del Meta que había sido prometido a 80 familias desplazadas por la violencia para que desarrollaran allí proyectos productivos.


El gobierno había anunciado que el predio ya no les será entregado a los desplazados sino que será arrendado por cincuenta años a unas empresas particulares. El valor del arrendamiento mensual de cada hectárea sería de menos de un dólar.

Pero ante el rechazo generalizado debieron retirar la idea del arrendamiento. La cara del arrogante ministro de agricultura mostraba su furia y desencajo cuando anunció anoche la desición.

La pretendida acción no solo muestra la total insensibilidad social del uribismo. Demuestra y comprueba por millonésima vez que estamos frente a un peligroso proyecto político, social y militar de carácter mafioso, neofascista y depredador.

La “oración por la paz”, pronunciada por el caudillo liberal Jorge Eliecer Gaitán el 7 de enero de 1948 en impresionante manifestación contra la violencia bipartidista dirigida al presidente conservador de la época, Mariano Ospina Pérez, puede perfectamente ser hoy dirigida al presidente Uribe.

Os decimos, excelentísimo señor Presidente:
Bienaventurados los que no ocultan la crueldad de su corazón, los que entienden que las palabras de concordia y de paz no deben servir para ocultar los sentimientos de rencor y exterminio. Malaventurados los que en el gobierno ocultan tras la bondad de las palabras la impiedad contra los hombres de su pueblo, porque ellos serán señalados con el dedo de la ignominia en las páginas de la historia”.

Jorge Eliecer Gaitán fue asesinado tres meses después, el 9 de abril de 1948, en medio de la violencia desatada desde el poder, que arrojó más de 300.000 muertos y que dio origen al conflicto social y armado que aún hoy estremece al país.

Al cumplirse el 60 aniversario del magnicidio de Gaitán los herederos del régimen de terror que con tanta valentía enfrentó el tribuno liberal se proclaman como los cruzados de la lucha antiterrorista y continúan el despojo violento contra el campesinado, como en Carimagua, a favor de la vieja clase terrateniente hoy estrechamente vinculada al paramilitarismo y al narcotráfico.

Pero no son invencibles.


El incompetente ministro de agricultura paso de Carimagua a cariamargado por el obligado reversazo.

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