Notas de Juan Cendales
Lenin calificaba al parlamento burgués como “el establo parlamentario”.
Y no le faltaban razones.
No podemos imaginarnos como hubiera calificado el estratega de la revolución de octubre al parlamento colombiano. Un parlamento que con honrosas y valientes excepciones está plagado de desvergonzados clientelistas, ladrones de cuello blanco, testaferros del narcotráfico y del paramilitarismo y codiciosos en busca de fortuna y de poder al precio que sea.
Y digna vocera de congresistas de esta naturaleza es su actual presidenta, Nancy Patricia Gutiérrez.
Por lo menos así se desprende de sus actuaciones de esta semana. Con total arbitrariedad le impidió el uso de la palabra a voceros del Polo Democrático y que el Polo fuera el citante del debate contra el ministro de agricultura por el desvergonzado caso de Carimagua. Le temen a un debate frente a un hecho de despojo contra los desplazados que muestra la esencia violenta y el carácter rapaz del régimen.
Y en la noche de este miércoles cuando el país celebraba emocionado el regreso de cuatro ex parlamentarios que fueron liberados por las Farc luego de largos años de inhumano secuestro, Nancy Patricia Gutiérrez expresó que en una posible discusión sobre el intercambio humanitario el presidente venezolano Hugo Chávez debería ser el vocero de la guerrilla, ya que Chávez había tomado partido por la guerrilla, argumentó la parlamentaria.
Afirmación grosera, atrevida e impropia para quien ostenta la presidencia del Congreso de la República. Aún tratándose del Congreso colombiano.
Razones tenía Lenin cuando hablaba del establo parlamentario. Pero obviamente se quedó cortísima esta definición para el actual congreso colombiano.
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