jueves, 17 de julio de 2008

Chantaje a la oposición

Por Carlos A. Lozano Guillén

A pesar del júbilo nacional por la liberación de Ingrid Betancourt, los tres estadounidenses y los once integrantes de la Fuerza Pública, la crisis política del país continúa. Los esfuerzos del Gobierno de cabalgar sobre el éxito de la «Operación Jaque», con exagerado triunfalismo, para debilitar los hechos de la «parapolítica» y la «Yidispolítica», no han borrado del todo la contundencia de las pruebas que comprometen al presidente Uribe Vélez y al Gobierno Nacional en esos actos de vergüenza.

La inaudita presión a la Corte Suprema de Justicia y a la Fiscalía General de la Nación para que inicien los procesos contra los congresistas y personalidades señalados de tener vínculos con las FARC, es la manera de buscar el equilibrio de las cargas y una especie de chantaje a la oposición, porque «en todas partes hay rabo de paja». Es la maniobra gubernamental, apoyada por los grandes medios de comunicación, que difunden los supuestos correos electrónicos del computador de Raúl Reyes, filtrados a diestra y siniestra por el Ministerio de Defensa, hasta el punto que han sido dirigidos contra Francia y Suiza, países colocados ahora como cómplices de las FARC. Fue la manera de suspender su facilitación, igual que lo hizo el Gobierno antes con el delegado de la ONU y con el presidente Chávez.


El Gobierno Nacional no quiere facilitadores sino «comisiones de bolsillo », que actúen domesticadas y al vaivén de sus «inamovibles». Más que mediadores busca mensajeros, siempre a su servicio y sin ningún tipo de autonomía e independencia. Es una actitud irrespetuosa y prepotente, que demuestra poco interés en las salidas pacíficas y negociadas.


El Gobierno vuelve a equivocarse, porque como lo ha explicado el consejero José Obdulio Gaviria, el contacto directo al que aspira con las FARC es para negociar su rendición y desmovilización. La paz de los vencidos o de los sepulcros no es viable en un conflicto de naturaleza política y social como el de Colombia. Aquí no existe un simple conflicto armado, porque la guerrilla no surgió porque sí o debido de forma exclusiva a factores subjetivos. Las causas objetivas están latentes y el Gobierno Nacional las niega en su ceguera reaccionaria y belicista. Son las que se deben remover para abrirle paso a la solución política negociada.


La guerrilla debe asumir con realismo las nuevas condiciones de la lucha democrática. El escenario principal de las mismas es el político y por ello su accionar está en él, junto a las masas populares, que a la hora de la verdad son el principal factor de los cambios y de las transformaciones revolucionarias. La paz es en la actualidad un objetivo democrático y humanista.
www.geocities.com/vozxcol/voz.pdf

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