viernes, 16 de octubre de 2009

Dice Carlos Lozano “La UP está en el corazón del pueblo”


Carlos A. Lozano Guillén, dirigente comunista, director de VOZ y candidato a la Cámara de Representantes, intervino el miércoles 14 de octubre pasado, en el Encuentro Nacional de Víctimas y Familiares de la Unión Patriótica, convocado por la Corporación Reiniciar y la Coordinadora Nacional de Víctimas y Familiares de la Unión Patriótica. Los principales apartes del discurso son los siguientes.

En primer lugar un saludo fraternal y caluroso de la dirección nacional del Partido Comunista Colombiano, acompañado de los mejores deseos de éxitos en esta reunión, que también nos compromete como parte fundamental de la Unión Patriótica. Sus víctimas también son las nuestras. El camarada Jaime Caycedo, Secretario General del Partido Comunista, hubiera querido estar hoy en esta tribuna, pero está en proceso de recuperación satisfactoria de la intervención quirúrgica a la que fue sometido el sábado anterior.

En segundo lugar, nuestro reconocimiento a la doctora Jahel Quiroga y a la Corporación Reiniciar por el empeño y el trabajo infatigable que le han dedicado a la demanda por el genocidio de la Unión Patriótica en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Tienen nuestro agradecimiento, además de nuestro apoyo para que al final brille la verdad, la justicia y la reparación, que no ha sido posible por la actitud mezquina del Estado colombiano, cuya clase dominante está negada a reconocer la responsabilidad en el exterminio, a la vez que continúa estimulando la violencia como forma del ejercicio del poder. El exterminio de militantes y dirigentes de la Unión Patriótica, en su gran mayoría comunistas, es el peor lastre de la casi inexistente democracia colombiana y un factor que perturba los procesos hacia salidas pacíficas y políticas del conflicto colombiano.

No puede haber solución amistosa ni de ninguna índole a esta aspiración de verdad, justicia y reparación, mientras el Estado colombiano no reconozca la responsabilidad en el genocidio de la Unión Patriótica y no le ponga fin al asesinato de dirigentes y militantes de la izquierda, sindicalistas y activistas populares, que proliferan en estos días de la “seguridad democrática uribista”. Uribe Vélez, en cambio de allanar el camino a la solución amistosa, prefirió justificar el exterminio con el manido y falaz argumento de que a los líderes de la UP los mataron por combinar las formas de lucha. Como si a Jaime Pardo Leal, a Bernardo Jaramillo, a José Antequera, a Manuel Cepeda y a tantos mártires revolucionarios upecistas y comunistas, los hubieran asesinado en un campo de batalla o con armas en la mano. Los asesinaron en el escenario de la lucha política democrática, inermes, fueron actos de cobardía, porque todas las víctimas eran civiles, hombres y mujeres de vida pública, congresistas, alcaldes, diputados, concejales, dirigentes sindicales y sociales, dedicados a abrir las puertas de la democracia para que la paz y la justicia social llegaran a Colombia. ¡Miente Uribe Vélez cuando trata de justificar el peor genocidio en la historia del país, que no tiene comparación en ninguna otra latitud!

El Estado es responsable y debe asumir esa condición. En todas las investigaciones judiciales los responsables paramilitares resultan con vínculos con agentes del Estado, cuando no fueron de manera exclusiva miembros de los cuerpos armados o de los servicios de inteligencia del Estado. Son crímenes de Estado, expresión también del terrorismo de Estado. De esto no hay la menor duda. Por eso, no descansaremos hasta que el Estado asuma esta responsabilidad y actúe en consecuencia. Y Uribe Vélez no puede alegar que esto es cosa del pasado. En su Gobierno continúa el exterminio en el marco de la arbitrariedad y los desafueros de la “seguridad democrática”. Hay muchos comunistas asesinados, otros encarcelados, también hay perseguidos, señalados y estigmatizados por este gobierno de corte dictatorial y corrupto. Ayer vincularon al señor José Miguel Narváez, ex subdirector del DAS de este Gobierno y asesor de los paramilitares, reconocido por los capos de las “AUC”, a la investigación del magnicidio de Manuel Cepeda. Narváez fue ex subdirector durante la gestión de Noriega Cote, el funcionario mimado de Uribe Vélez, hoy en la cárcel por sus nexos con el paramilitarismo y el asesinato de sindicalistas en la Costa Atlántica.

Este esfuerzo irá hasta el final, hasta cuando brille la verdad y se materialice en hechos concretos por el Estado colombiano. La UP aun está en el corazón de los colombianos y las colombianas, justamente porque fue una alternativa de poder, una fuerza de izquierda con el propósito de renovar la vida nacional, sobre la base de transformaciones radicales políticas, económicas y sociales. La Unión Patriótica fue un punto de convergencia democrática y popular avanzado, definida a la izquierda, sin posiciones timoratas ni claudicantes, comprometida con la paz, la democracia y la justa social. Fue una fuerza revolucionaria que con decisión buscó cambios de fondo en la vida nacional, en el escenario democrático y abriendo caminos para la paz con las guerrillas colombianas. Su éxito en el arranque desató la demencial represión de la clase dominante. Ésta no aceptó la posibilidad de una alternativa que conquistar la apertura democrática y social sobre la base de reformas políticas avanzadas. La oligarquía colombiana, al menos su sector más derechista hoy en el poder, le tiene miedo a la tolerancia, al pluralismo, a las libertades y a la democracia. La clave para perpetuarse en el poder ha estado en la violencia, la corrupción y el ventajismo que les da el poder.

Es el retrato de lo que ocurre hoy. Referendo reeleccionista aprobado en el Congreso con trampas, la parapolítica, el narcotráfico, la corrupción, los llamados falsos positivos y la persecución a la oposición; actos de bandidaje como en el caso de Agro Ingreso Seguro, todo para favorecer a los amigos de la “Casa de Nari”. Mientras esta situación persista será muy difícil lograr la paz y la democracia como fue el sueño y la lucha de la Unión Patriótica.

Pero la Unión Patriótica colocó la semilla. Dejó el ejemplo de una lucha de principios, sin pactos con la derecha y con los responsables del desastre nacional. El nuevo poder democrático y popular surge de la voluntad y la lucha del pueblo colombiano. Se construye en la movilización popular y en las conquistas democráticas. No en los acuerdos vergonzosos con la derecha. De alguna manera el ejemplo de la UP anima a la izquierda en la construcción del Polo Democrático Alternativo, por eso la defensa de su unidad debe ser una tarea de todos nosotros, sin tregua y sin descanso.

El Polo Democrático Alternativo es la síntesis de muchos esfuerzos de unidad del pueblo colombiano, tal vez el más avanzado fue el de la Unión Patriótica, exterminada por el vandalismo y la criminalidad de la burguesía colombiana en descomposición. Todos nuestros mártires estarían hoy dedicados a construir este proceso de unidad, superando todo tipo de vicisitudes y dificultades.

En este sentido, hemos aceptado la victoria de Gustavo Petro en la reciente consulta del Polo Democrático Alternativo. Es el candidato de la unidad y así lo aceptamos. Y eso fue lo que se decidió de manera democrática. Otros aspectos que tienen que ver con la táctica electoral, el Ideario de Unidad y el funcionamiento de la dirección, fueron definidos en el Segundo Congreso Nacional del PDA y no están ad referendo de una especie de “estado de opinión” en los resultados de la consulta. Son temas que deben respetarse en las decisiones democráticas del Congreso. No hay un punto de inflexión con la consulta. Como las demás decisiones en lo que tiene que ver con directivos y programa presidencial deben adoptarse por los compromisarios designados por la dirección. La unidad debe hacerse con los sectores sindicales y sociales que están en el escenario de la lucha popular, la unidad se construye en la dinámica de la lucha de clases, en la dinámica de la lucha de masas y no buscando acuerdos con los enemigos del pueblo.

Vamos a la campaña electoral respaldando la candidatura de Gloria Inés Ramírez al Senado de la República, es la única candidata que avala el Partido Comunista en las listas del Polo Democrático Alternativo. Lo ha hecho muy bien y merece permanecer en esta importante tarea parlamentaria. Tendremos candidatos a la Cámara en Bogotá, donde ha sido propuesto mi nombre, y en otros departamentos en que los comunistas presentan candidatos. Es la principal tarea hasta marzo del próximo año.

Entre tanto, denunciaremos el carácter ilegal y fraudulento del referendo reeleccionista. No puede haber reforma constitucional reeleccionista con nombre propio, menos para Uribe Vélez, responsable del incremento de la confrontación, de los desafueros de la seguridad democrática y de la podredumbre que existe en el país. Acudiendo al ejemplo de la Unión Patriótica y del legado de los miles de mártires que dieron la vida por la causa revolucionaria debemos persistir en la lucha revolucionaria, por la unidad de la izquierda con sectores democráticos y sociales, por la verdad, la justicia y la reparación. Es el homenaje a todos y a todas los que son parte de este martirologio de la lucha revolucionaria en Colombia.

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