miércoles, 2 de diciembre de 2009

Mensaje de Carlos A. Lozano Guillén, director de VOZ y candidato a la Cámara de Representantes por el Polo Democrático Alternativo en Bogotá


A propósito del 10 de diciembre Día Universal de los Derechos Humanos:

“En Colombia los derechos humanos no se respetan”

El 10 de diciembre próximo se conmemora el Día Universal de los derechos Humanos. En Bogotá y otras ciudades colombianas, las organizaciones sociales, sindicales, populares y democráticas, convocaron distintas actividades, entre ellas la movilización, en horas de la tarde, a partir de las 4 p.m., desde la Plazoleta “Eduardo Umaña Mendoza” (antigua Las Nieves), en la carrera Séptima con calle 20, hasta la Plaza de Bolívar, motivada en temas como el fin de las ejecuciones extrajudiciales (llamados falsos positivos), del exterminio de sindicalistas, militantes de izquierda y activistas populares, el desplazamiento, la penalización de la lucha social y de la oposición, la práctica de las torturas y otras violaciones de los derechos humanos, incrementadas en el país a partir de la vigencia, hace siete años, de la “seguridad democrática”.

En Colombia no se respetan los derechos humanos, debido a que el largo conflicto tiene un alto nivel de degradación, cuya peor expresión es el paramilitarismo, presente en el territorio nacional de la mano de miembros de la Fuerza Pública y de los “parapolíticos” y caciques regionales del uribismo y las fuerzas políticas tradicionales. Pero también, porque la “seguridad democrática”, política gubernamental contrainsurgente, está dirigida contra el pueblo colombiano y la lucha popular y de masas.

Todos los informes serios de Organizaciones No Gubernamentales, de las Naciones Unidas y de su cuerpo de relatores, registran con preocupación que los derechos humanos están afectados por la represión oficial y la arrogancia de quienes detentan el poder.

El control del Gobierno Nacional lo tiene el sector más recalcitrante de la clase dominante, ultraderechista y arrodillado al imperio de Estados Unidos, que se apoya en la violencia, la corrupción y en la guerra para mantenerse en el poder. Con el mayor desprecio, Uribe Vélez pregona que el Estado Social de Derecho cede ante el “estado de opinión”, que según él se deriva del alto índice de aceptación que su Gobierno tiene en la “opinión pública”. Es una forma de menospreciar la democracia y las libertades fundamentales.

El Gobierno de Uribe Vélez se niega a reconocer el conflicto y promueve la “guerra contra los violentos y los terroristas” para esquivar la aplicación y el respeto por el derecho internacional humanitario. Aunque engloba en la “lucha contra el terrorismo” a todos los opositores, incluyendo a los que actúan en el escenario público y democrático por los cambios avanzados que el país requiere.

Esta política funesta del uribismo en el poder fomenta más la desigualdad y el privilegio del gran capital, que se lucra de la miseria y de la desigualdad social. Uribe está en el camino de dilapidar el escaso patrimonio nacional y sacó a remate a Ecopetrol y las empresas de energía, en la mira de las transnacionales y de los intereses imperialistas. En Colombia aumenta el proceso de acumulación y concentración del capital, para exclusivo beneficio de la pequeña oligarquía que recibe dádivas y subsidios del Estado que deberían estar orientados a atenuar el rigor de la crisis capitalista.

Por las anteriores razones, los colombianos y colombianas debemos fortalecer este 10 de diciembre los propósitos de convergencia democrática. Unidad de la izquierda con el movimiento social y político democrático en dirección a la solución política negociada del conflicto; en la defensa de la soberanía nacional y el inmediato retiro de las tropas gringas de las bases militares en territorio colombiano; por cambios políticos, económicos y sociales que reivindiquen la dignidad de los sectores explotados y oprimidos por la oligarquía mezquina y violenta. La unidad y la lucha de las masas es la vía para avanzar hacia otra Colombia posible en paz con democracia y justicia social.

Carlos A. Lozano Guillén
Bogotá D.C. 1 de diciembre de 2009

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