lunes, 30 de marzo de 2009

Muy grave lo que pasa

Lázaro Vivero Paniza

Lo que venimos diciendo se hace realidad al escuchar las noticias de posibles atentados a colombianos, como los miembros de la familia Santos.

Jamás estaremos de acuerdo con estos actos que lo único que demuestran es la degradación del conflicto en nuestra tierra, no porque a unos u otros se les de la gana de hacerlo, sino como consecuencia de esta espiral de violencia en la que nos metieron.

Por ello se hace ahora más que nunca obligatorio buscar una solución civilizada al conflicto, al tema de los secuestrados, al tema de la pobreza, de las injusticias, la justicia, el congreso, los asesinatos, las masacres, los bombardeos, en fin, a todos y cada uno de ellos, que permiten que se levanten banderas para justificar la guerra.

Volvemos a repetirlo: no creemos que a través de la fuerza se logren los objetivos y no aceptamos que la iglesia, siga aplaudiendo las medidas de fuerza oficiales como solución.

No podemos hablar dos lenguajes aunque a nivel internacional se nos presente posiciones ideológicas que afirman que hay que ablandar a los guerrilleros para sentarlos a dialogar. No lo creo, no estoy de acuerdo y, por el contrario, esto está demostrado que lo que aumenta es la espiral de violencia con el agravante que se a degradado la guerra a extremos no pensados e inimaginables. Si esto sigue así no tendremos retorno a una confrontación armada que dejará más lamentos y muertes en nuestras vidas, sin que se solucione el problema real.

Los discursos agresivos, guerreristas, solo ayudaron a posicionarse del poder a unos en detrimento de la tranquilidad del país, porque si bien se ve la presencia de la fuerza pública, también los hechos de muertes de colombianos están en el orden del día. De lado y lado, porque no se respeta absolutamente nada. Cada uno a su manera justifica el accionar, pero sin brindar las posibilidades de un diálogo que abra la puerta a una solución negociada.

Por todo esto seguiremos viendo como las amenazas, los voleteos, las ofensas, los señalamientos, las injusticias, los bombardeos, los atentados, en fin, lo que se les ocurra con tal de demostrar el triunfo, se inventarán.

Seguimos pensando que hay que parar esto y que, el esfuerzo debería ser entre todos combatir las injusticias sociales, la falta de empleo de los jóvenes, lograr que el campo se recupere no para sembrar solo palma africana, sino convertir a Colombia en lo que es: un país agrícola como debe de ser.

Si lo que se dice es verdad, solo rechazo nos produce este accionar que en lugar de ayudar a buscar la construcción de la paz, termina llevándonos hacia el camino de la guerra en donde cada día serán peores las acciones y, el dolor de nuestros familiares, será aún mayor.

Solidaridad con Enrique Santos Calderón y su familia en estos momentos críticos de la patria, al igual que con los miles de colombianos de lado y lado, que han tenido que vivir en carne propia la angustia que produce la guerra.

Por todo esto es muy grave lo que pasa y, hacemos un llamado para que entre todos, paremos esta guerra que solo muerte y desolación deja en los hogares colombianos. No más agresión verbal ni material. Busquemos un espacio para dialogar.


lviveropaniza@hotmail.com


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