Por Carlos A. Lozano Guillén
El presidente Álvaro Uribe Vélez, ha venido insistiendo en la ejecución de “cercos humanitarios” sobre los campamentos de las FARC en donde se presume están los rehenes en su poder. Son operativos militares envolventes, aunque una vez tendido el cerco, el Gobierno pedirá la intervención de los “países amigos” y de la Iglesia Católica, para que entren a negociar su liberación unilateral. A juicio de los familiares de los rehenes y de entendidos en el tema, semejante procedimiento equivale a condenar a morir a estas personas.
El presidente Álvaro Uribe Vélez, ha venido insistiendo en la ejecución de “cercos humanitarios” sobre los campamentos de las FARC en donde se presume están los rehenes en su poder. Son operativos militares envolventes, aunque una vez tendido el cerco, el Gobierno pedirá la intervención de los “países amigos” y de la Iglesia Católica, para que entren a negociar su liberación unilateral. A juicio de los familiares de los rehenes y de entendidos en el tema, semejante procedimiento equivale a condenar a morir a estas personas.
Los “cercos humanitarios” son operativos militares de rescate disfrazados. Esta es la realidad. Así lo han advertido los voceros del gobierno francés. Igualmente, varias ONG reconocieron que no se puede hablar de “cercos humanitarios”, pues un operativo militar sobre campamentos en donde se presume están los rehenes, significa una violación del derecho internacional humanitario como quiera que ponen en peligro la vida de las personas que están en cautiverio. Luis Eladio Pérez, quien acaba de presentar su testimonio después de casi siete años de estar en poder de la guerrilla de las FARC, no ha dudado en señalar que algo así terminará en una catástrofe.
El cerco militar, que supone un vasto operativo ofensivo contrainsurgente, no se puede calificar de humanitario. Lo humanitario quiere decir todo lo contrario. Es el gesto unilateral de una de las partes, despojado de chantajes, hostilidades y amenazas a la contraparte; o también, el resultado de negociaciones en las que se privilegia la salida política y pacífica. No se enmarca, en ningún caso, como resultado de operativos militares, propios de la confrontación armada. Las acciones armadas en un conflicto lo profundizan, cierran el camino a las soluciones políticas. Así lo explican los entendidos en el tema.
Así las cosas, los “cercos humanitarios” no pueden entenderse como vías de solución al canje, que puede abrirse camino sólo mediante el contacto directo de las partes o a través de los facilitadores, para concretar la forma y el procedimiento de la negociación. No hay otra forma de hacerlo, menos la vía militar por los riesgos para las vidas de las víctimas.
En definitiva el Gobierno Nacional continúa por la vía de la militarización de las salidas humanitarias y del conflicto. Inclusive, como acaba de afirmarlo el presidente Uribe Vélez a la protesta estudiantil se le dará ese tratamiento, porque están “infiltradas por el terrorismo” según él. Igual a la protesta social, como fue el caso del Valle del Cauca donde el mandatario conminó a la Policía a encarcelar a los senadores que están al lado de la lucha indígena. Poco a apoco desaparece todo vestigio de democracia en Colombia si es que alguna vez la hubo.
Junio 4, 2008
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