Intervención (principales apartes) de Carlos A. Lozano Guillén en el Teatro ECCI de Bogotá, el 19 de junio del presente año, con participación de Carlos Gaviria Díaz, presidente del Polo Democrático Alternativo, “Por el derecho de la oposición en Colombia”
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“No tengo por qué avergonzarme de mi trabajo por el intercambio humanitario y la paz”
Maestro Carlos Gaviria Díaz: Aquí estamos, “sin ambigüedades y sin sectarismo”; Usted, maestro Gaviria, es el mejor de todos (aplausos).
Querida Gloria Inés, apreciados Alex y Wilson. Estimado Lázaro, aunque desde distinta orilla, encontramos el lenguaje común para trabajar por la paz y el acuerdo humanitario desde los tiempos del Caguán. Creo que en el Polo están de acuerdo conmigo, bien conocemos tu militancia en el Partido Conservador, pero las puertas del Polo están abiertas, cuando así lo quieras venir para acá.
Compañeras y compañeros:
En primer lugar quiero agradecer este acto de solidaridad y apoyo en momentos difíciles, cuando el Gobierno de Colombia, acosado por las evidencias de sus turbias relaciones con la parapolítica y la “Yidispolítica”, quiere desviar la atención del país y del mundo hacia supuestos nexos de parlamentarios y dirigentes del PDA, como otros promotores de la paz, con la guerrilla de las FARC. Es la manera de castigar a quienes de manera independiente y sin el sometimiento al Gobierno, trabajamos por la paz y el acuerdo humanitario. Es una especie de penalización de la lucha por la paz. Algo muy común a este Gobierno de sinvergüenzas.
Aunque no es nada nuevo. Uribe Vélez siempre acusa a los opositores de ser terroristas y amigos de la insurgencia. Hace más de un año me dijo a través de una emisora radial, que soy vocero de las FARC y no facilitador de paz. Me hizo el honor de decírmelo casi al mismo tiempo que le dijo lo mismo al maestro Carlos Gaviria. Incluso, en aquella ocasión, yo dije que me había ido mejor a mi que al maestro, porque mientras me acuso de ser vocero de las FARC, al maestro Gaviria, un hombre limpio y libre de toda sospecha, le dijo que era aliado del ELN y de las FARC (risas).
Pero compañeras y compañeros: pueden tener la certeza que no tengo nada de que avergonzarme. No he hecho nada distinto que luchar por la libertad de las personas en injusto cautiverio y por la paz para Colombia. Es la hora de ponerle fin a la tragedia y la barbarie de la guerra. Nunca he participado en ningún acto ilícito. Eso lo sabe muy bien Lázaro Viveros con quienes hemos conspirado por la paz desde los tiempos del Caguán en el Gobierno de Andrés Pastrana. Entre otras cosas, colaboramos en obtener la libertad de 330 soldados y policías que estaban en poder de las FARC y de los que el general Mora había dicho que no tenían interés en ellos por que ya habían sido reemplazados. Ha sido un trabajo arduo, persistente y autónomo para encontrar la paz que merece Colombia.
Muy difícil en el momento actual cuando se impuso el lenguaje de la guerra, en un Gobierno con evidencias de tener nexos con paramilitares y narcotraficantes. Sin embargo, hay que persistir para superar los “inamovibles” del Gobierno y de la guerrilla, para que surja a consecuencia de la presión la voluntad de las partes que le ponga fin al injusto cautiverio de tantas personas y se abra el escenario posible de los diálogos de paz. Nuestro país no puede estar condenado a una guerra indefinida ya con alto porcentaje de degradación.
Jamás he ocultado mi militancia en el Partido Comunista Colombiano y así como el Partido oriento la rebelión y la resistencia campesina para enfrentar la violencia reaccionaria y el terrorismo de Estado, desde los años ochenta promueve la solución política y negociada del conflicto. Estamos al lado de la paz, con cambios políticos y sociales. Esto es algo que tiene que ver con nuestros principios. Y por eso, cualesquiera que sean las difíciles condiciones que provengan del proceso judicial y político en marcha, no dejaré de trabajar por la paz con democracia y justicia social (aplausos).
Precisamente por lo anterior es que el Partido Comunista Colombiano está vinculado al Polo Democrático Alternativo. Hacemos parte de él con lealtad, respaldamos su Ideario de Unidad y las orientaciones de sus órganos dirigentes. Defendemos su unidad y la plena vigencia que tiene como opción popular y democrática de poder. En eso no tenemos ninguna vacilación, somos parte del Polo Democrático y estamos dispuestos a fortalecer su accionar y proceso unitario.
En el Polo tenemos muchas cosas que debatir, sigamos construyendo su identidad sin dolor y sin sectarismos, con criterio de amplitud, pero partiendo del principio que somos la izquierda y no una caricatura de la derecha, o somos la izquierda o un grupillo al que nos quieren adocenar desde la gran prensa y marcarnos el rumbo. Nos tenemos que diferenciar de la derecha y ese debate tenemos que librarlo al interior del Polo, con respeto pero con resultados concretos. El Polo no puede basarse en la búsqueda de acuerdos por las alturas con la derecha y el uribismo. Somos una opción distinta al bipartidismo y en ello nos debemos caracterizar. (aplausos).
El Polo Democrático Alternativo debe estar en definitiva en la izquierda revolucionaria y popular; una izquierda antiimperialista, opuesta al Tratado de Libre Comercio y al intervención del imperio del norte en nuestro país; una izquierda por la paz y la democracia, por el acuerdo humanitario y la solución política negociada del conflicto; una izquierda que se ponga a tono con los nuevos vientos en América Latina; una izquierda que busque la democracia y la justicia social, que expulse del poder a Uribe y a los uribistas. Ese es nuestro compromiso y en ello trabajaremos sin descanso (aplausos)
¡Que viva el Polo Democrático Alternativo!
¡Qué viva Colombia!
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