Caracol Junio 10 de 2008
Informe Especial
Redacción Barranquilla
La situación de miseria en los asentamientos de desplazados en la costa Caribe se refleja en el barrio Villa Esperanza, del municipio de Malambo.
El sacerdote Luis Enrique Cuervo, rector del Colegio Nuestra Señora de la Candelaria, denunció que con el consentimiento de sus padres, hay niñas desde los 8 años de edad que se prostituyen para poder llevar el sustento a sus hogares.
En medio de la escasez económica aparece el cobradiario que no perdona. Hay mujeres que han llegado a extremos como el de entregar su cuerpo para cancelar una deuda de 130 mil pesos.
El doloroso cuadro lo complementan las declaraciones de las maestras, quienes aseguran que los niños se desmayan en plena clase por desnutrición.
Además, el director de Acción Social en esta región afirma que algunas madres están vendiendo la Bienestarina que se entrega para que alimenten a su hijo, para comprar bebidas alcohólicas.
Colombia enfrenta uno de los peores problemas de desplazados en el mundo. Se considera que es el tercero más grande, después de Angola y Sudán.
La mayoría de los afectados dejan para siempre sus parcelas y viviendas, por temor a ser asesinados y pasan a engrosar las filas del desempleo, el hambre y la miseria.
Como en Villa Esperanza, esta situación también se refleja por miles en varias ciudades y municipios del país.
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