domingo, 29 de junio de 2008

“Uribe Vélez debe renunciar”, dice el director del semanario Voz


*Consuelo Ríos y Patricio Díaz

Buscamos a Carlos Lozano durante varias semanas. Difícil encontrarlo. Al final nos atendió en su oficina, aunque nos tocó interrumpir la grabación dos veces. La primera para atender a la Radio Nacional de Venezuela vía telefónica y la segunda para una entrevista para el noticiero CM& de Bogotá. Es una persona muy solicitada, sus opiniones son serias cuando habla del intercambio humanitario. Todos creen que tiene un “teléfono rojo” con la cúpula de las FARC, pero él se ríe, porque asegura que no es tan fácil acceder a los líderes de la guerrilla. Nos cuenta que una vez lo llamó un periodista italiano para pedirle que lo pusiera en contacto con Manuel Marulanda, pero se enojó cuando le dijo que no tenía su número telefónico o celular.

Bebiéndonos un aromático tinto colombiano, comenzamos la entrevista. Habla como una ametralladora, con facilidad de expresión. Hay que interrumpirlo de cuando en vez.


Carlos A. Lozano Guillén es director del semanario Voz, dirigente del Partido Comunista y miembro de la dirección nacional del Polo Democrático Alternativo. Junto con el ex ministro Álvaro Leyva Durán, conservador, fue autorizado por el Gobierno para hacer contactos con los jefes de las FARC. Por eso, no dejó de llamar la atención el anunció de que Leyva y él están siendo investigados por tener relaciones estrechas con la guerrilla y podrían hasta ir a la cárcel. Son las paradojas de esta caja de sorpresas que es la situación colombiana.


-El 19 de junio pasado, el Polo Democrático Alternativo le hizo a usted y a otros congresistas un acto de desagravio por la amenaza de judicializarlo. ¿Cómo se sintió usted?

-Muy bien. Fue un acto solidario y emocionante, además contó con la presencia del maestro Carlos Gaviria Díaz, de los senadores Jorge Enrique Robledo y Gustavo Petro, el representante German Reyes, los concejales de Bogotá, Alvaro Argote y Jaime Caycedo, el ex candidato a la Alcaldía Hernando Gómez Serrano y otros destacados dirigentes. Y sobre todo con numerosos activistas y militantes del PDA. El teatro se colmó de público.


-¿En qué punto se encuentra el proceso judicial?


-Bueno, aún no hay proceso. Está en indagación preliminar pero en cualquier momento puedo ser llamado o convocado por la Fiscalía. La presión del Gobierno, en particular del Ministerio de Defensa es muy fuerte. Con mayor razón ahora que se complica la situación del presidente Uribe y de otros altos funcionarios por el asunto de la compra del voto de Yidis Medina, definitivo para la aprobación de la reelección en la Cámara de Representantes. De un Gobierno indecente como éste se pueden esperar las peores cosas.

-¿Usted se extralimitó en sus funciones de facilitador de paz y asumió la de consejero de las FARC, como dice el Gobierno?


-Lo primero que es necesario tener en cuenta es que este es un asunto político, aquí no hay procesos judiciales sino políticos contra la oposición y los gestores de paz. De eso no les quepa la menor duda. Todos los involucrados: los congresistas Piedad Córdoba, Gloria Inés Ramírez y Wilson Borja; el ex ministro Alvaro Leyva y los periodistas Lázaro Vivero William Parra y Carlos Lozano, son reconocidos gestores del intercambio humanitario y la paz. Es la pretensión, en este régimen autoritario y de oprobio, castigar la labor humanitaria y por salidas políticas del conflicto colombiano. En realidad, como lo dije en el acto del 19 de junio al que ustedes aluden, no me avergüenzo de nada, no hice nada distinto a conversar con Raúl Reyes sobre el canje humanitario y la paz. En ese sentido, hablé con él de política, para eso se hacían los contactos, para atraer a las FARC a la política y persuadirlas de las salidas políticas y pacíficas. En eso avanzamos, ganamos terreno con la guerrilla, como se vio en los resultados de la mediación del presidente Chávez y la senadora Piedad Córdoba, que arrojó resultados concretos. Las liberaciones unilaterales hace un año eran impensables. Sin embargo, fueron posibles. Dicen que en esas conversaciones y mensajes hablé mal del Gobierno. ¡Pero claro! Es que yo no soy uribista, ¡ni más faltaba!, es lo que hago cada ocho días en las páginas del semanario Voz y en todas mis actuaciones políticas. Yo no hago concesiones ni tengo debilidades ante el mal Gobierno.


¿Está preocupado?

No. Tampoco asustado. Todo esto lo asumo con dignidad, con la moral en alto y daré la pelea jurídica y política, con la asistencia de mis abogados, los doctores Reinaldo Villalba y Eduardo Carreño del Colectivo de Abogados “José Alvear Restrepo”. Estoy dispuesto a asumir lo que sea, inclusive la cárcel. Soy un revolucionario, un comunista. Es la diferencia con los uribistas, que están asustados, desesperados y por eso actúan de manera irracional como los hemos observado en los últimos días. Ellos son parte de una mafia al servicio de intereses oscuros; nosotros representamos la oposición de izquierda, que ninguna responsabilidad tiene en esta crisis política y moral.


-La izquierda está dividida, las posiciones de Petro y de Lucho Garzón no unifican al Polo. Es lo que se observa.

-Tampoco ellas unen a Petro y a Lucho. Ellos no comparten las mismas opiniones. En el Polo hay debate y discusión interna, eso está bien, de lo contrario seríamos una secta en donde todos pensamos igual y no hay derecho al disenso. Pero hay que saber manejar las diferencias. El problema con Petro y Lucho es que no se someten a la democracia interna del Polo. No debaten sus puntos de vista sino quieren imponerlos de hecho. Eso no es democrático. Petro quiere hacer un pacto en las alturas con Uribe Vélez y Lucho con César Gaviria. Ambos al margen del Polo y con pretensiones electoreras. Eso se llama oportunismo. Quieren colocar al Polo a la cola de la burguesía y a recoger las migajas que dejen los demás. Le quita identidad. Lo desnaturaliza. Tenemos que ser la izquierda y no una caricatura de la derecha como pretenden Lucho y Petro desde sus desenfoques, ambos distintos. El Polo Democrático Alternativo se creó para ser la opción de izquierda, en ruptura con el tradicionalismo bipartidista. Esta es su razón de ser. Si no es así, no tiene sentido. Petro y Lucho creen que el Polo debe llegar al Gobierno de cualquier manera. Como cualquier Felipe González o Tony Blair. Eso no tiene sentido, nada que ver con la izquierda y la democracia avanzada.

-¿No será más bien que la izquierda tradicional no deja al Polo tener una visión más moderna del Gobierno y del Estado

-¿Cuál es la visión moderna del Estado que tienen Lucho y Petro? ¿Aliarnos con la derecha liberal y hacer un pacto con Uribe? ¡Por favor! La izquierda tiene principios. Estos tienen que ver con la democracia y la justicia social. Uribe Vélez cree que la paz se logra con la guerra y debilitando la democracia; en la izquierda creemos lo contrario: la guerra se supera a través de la solución política negociada del conflicto y fortaleciendo la democracia. Un Estado moderno no tiene que basar la economía en la propiedad privada y en el paraíso del capital financiero y de las transnacionales. La izquierda defiende el patrimonio público, la importancia del Estado, la inversión social y la mejor distribución de la riqueza, sin eliminar la propiedad privada. Eso es lo que no entiende Lucho Garzón, quien tiene una visión muy precaria de la administración pública. Cree que un Gobierno de izquierda es para administrarle el país y la ciudad a la oligarquía y por ahí no es la cosa. Hay que marcar la diferencia. Estos aspectos no son negociables y no tienen que ver con una visión anquilosada del Estado ¿Quién dijo eso?

-Lucho dice que el Polo le dice no a todo y que hay que ser propositivo

El Polo le dice no a lo que hay que decirle no. Como al Tratado de Libre Comercio, al neoliberalismo, a la guerra, a la venta del patrimonio del Estado, a la represión, a la violación de los derechos humanos. Pero también hace propuestas. Hay un ideario de unidad, hay propuestas para superar la crisis política, recién acabamos de proponer la Constituyente para la paz y la democracia. Es que en política no se puede estar bien con Dios y con el diablo.


-La propuesta de Petro del acuerdo nacional con Uribe no parece mala porque éste tiene tanto apoyo en el país a pesar de todos los incidentes de los últimos días y de lo que usted dice.

-La propuesta de acuerdos con Uribe es pésima, es escandalosa. Es una concesión vergonzosa. Uribe es el responsable de todo este caos. En el Gobierno hay una verdadera mafia siniestra. Uribe Vélez es una vergüenza para el país. ¡Qué no ha hecho! La “parapolítica”1 y la “Yidispolítica” 2, que son el peor lastre para un Gobierno en la historia del país, está mostrando el carácter del presidente Uribe Vélez y de su Gobierno. Hasta dónde son capaces de llegar para mantenerse en el poder a cualquier precio, inclusive cometiendo delitos como está comprobado. Uribe es el problema y no es la solución. Eso debe entenderlo Petro que es un hombre inteligente. Los caminos de la corrupción conducen a la Casa de Nariño. No cabe la menor duda.

O sea que con Uribe nada.


Nada. Uribe Vélez debe renunciar. Es un Gobierno ilegítimo. La reelección fue mal habida, mediante un acto doloso. Eso está comprobado. El cohecho es un delito de doble vía. Yidis está condenada por haber vendido el voto, a la cárcel deben ir los que lo compraron. Es lo más lógico. Pero los altos funcionarios del Gobierno actúan con soberbia, para salvarse acuden a los estrados judiciales a acusar a los magistrados de la Corte Suprema de Justicia, en lugar de responder como ciudadanos ante los jueces. Lo que hacen no es decente.


-Dicen desde el Gobierno que Mancuso acusó a la rama judicial de estar penetrada por el paramilitarismo.

-A lo mejor es así y debe investigarse. No sé si al nivel de los magistrados de la Corte Suprema. Todo indica que no, porque no se han dejado someter del Gobierno. El paramilitarismo penetró las ramas del poder público, como también lo hizo el narcotráfico. Pero si se trata de darle credibilidad a Mancuso, ¿por qué no se investiga a Francisco Santos, vicepresidente de la República, y a Juan Manuel Santos, ministro de defensa, primos los dos, señalados por Mancuso de colaborar con los paramilitares? Del Vicepresidente dice que lo presionó para que pusiera a funcionar el Bloque Capital de las “AUC” en Bogotá para exterminar a los comunistas. Y de Juan Manuel, que fue su colaborador. ¿Por qué no se hacen esas investigaciones? ¿Por qué el Gobierno tan acucioso en otros casos no las patrocina? Lo de Pacho y Juan Manuel tiene nombre propio, no es impersonal como la denuncia de Restrepo.


-¿Usted cree que con Uribe Vélez es posible la paz?

-No creo. Con Uribe Vélez no es posible porque él cree es en la guerra. Está lleno de odio y de resentimiento. No es una persona ecuánime, ni siquiera normal. Con toda razón dice el presidente Rafael Correa de Ecuador que mientras esté Uribe en el Gobierno de Colombia no será posible reestablecer las relaciones diplomáticas. Lo mismo puede aplicarse a la paz. Con un Gobierno guerrerista y violento cómo se puede hablar de paz. Sin embargo, creo que puede darse el intercambio humanitario. Eso hay que trabajarlo con paciencia y persistencia. Es una verdadera tragedia, una barbarie la que viven las personas en injusto cautiverio.

-¿Uribe está ganando la guerra?

-No está ganando nada. Está es prolongando de manera indefinida el conflicto de la mano de los gringos que le alcahuetean todo. Bush quien alimenta el conflicto colombiano se va con una deuda muy grande con nuestro país. Tiene las manos untadas de sangre. Es la realidad. Uribe le ha entregado todo, hasta le va a proporcionar el espacio para la base militar, una vez salgan de Manta (Ecuador). Algo antipatriótico. Uribe Vélez está entregado a los gringos, sometido a su férula imperial. Bush dijo que hay que apoyar a Uribe porque él hace todo lo que nosotros digamos. Es una vergüenza. Eso lo dice todo. Este es un conflicto de origen político y social, por lo tanto sólo puede resolverse por esa misma vía. Son las leyes de la historia, la dinámica social y política. La guerra estimula la confrontación indefinida, dramática y bárbara. A un acto de guerra viene otro igual o peor en un ciclo infernal. No hay solución distinta a la política. La guerra fracasó, de eso no les quepa la menor duda.


-¿Vale para ambos bandos?

-Sí, para ambos.

-No lo dice muy seguro.

-Lo digo con toda seguridad y sin vacilación. No hay otra vía que la salida política negociada. Así lo deben entender el Gobierno y la guerrilla ¿Qué más quieren?

-A usted le censuran de que no critica a la guerrilla. ¿Qué críticas les hace?

-Critico el secuestro, las violaciones al derecho internacional humanitario, ciertos atropellos a la población civil y su indecisión frente a la salida política negociada, entre otras. Quisiera que de una vez por toda le pusieran fin a la situación de las personas en su poder por razones del conflicto. Las FARC deben entender que no hay posibilidad de triunfo por la vía armada, la única posibilidad es la salida política negociada. No estoy hablando de entrega ni de sometimiento, sino de negociación política. Soy un revolucionario y por ende un humanista, creo en las soluciones políticas y pacíficas.

-¿Es decir, que deje en libertad a Ingrid Betancourt?

-No sólo a Ingrid sino a todos los que están en su poder. Es algo injusto y doloroso. El Gobierno debería demostrar su voluntad para obtener la libertad de estas personas, inclusive decretando el despeje de Pradera y Florida para la negociación. Cuarenta y cinco días de despeje no cambiarán el rumbo de la guerra.

-¿Qué participación tiene la comunidad internacional en la resolución del conflicto colombiano?

-Bastante. Algunos países ayudaron mucho en los tiempos de los diálogos del Caguán y en los contactos exploratorios con el ELN. Eso es muy positivo. El conflicto se internacionalizó y afecta las relaciones con los países fronterizos, por lo demás hermanos y unidos por muchas raíces y cultura común a los colombianos. Son rutas y destinos iguales. Las FARC tienen tres estadounidenses en su poder y en cárceles de Estados Unidos hay combatientes de las FARC. El Gobierno de Bush ha actuado con doble moral, porque alienta la guerra en Colombia, pero al mismo tiempo no sabe cómo liberar a sus súbditos, aunque sabe muy bien que la mejor vía es la negociación del intercambio humanitario. Muchos dirigentes de Estados Unidos tienen clara la película, pero lo que hoy se impone es la política bélica y agresiva de Bush, por cierto en desprestigio. Bush respalda a Uribe porque es su dócil mascota. Lo que es incomprensible es que el resto de los países, conscientes de la degradación uribista, lo apoyen así hablen de paz y de ser amigos de las salidas políticas. Es una deuda que tienen con este país, se hacen los de la vista gorda y terminan respaldando a Uribe porque “es la institucionalidad”. ¿Cuál institucionalidad? ¿La de un Gobierno corrupto e ilegítimo?

-¿Qué espera en el futuro?

-En el futuro inmediato, que se vaya Uribe Vélez, Hay que acabar tanta podredumbre en las alturas del poder. Uribe debe renunciar en lugar de acudir a tanta maniobra y jugarreta como un tahúr, para mantenerse y buscar la segunda reelección. Está acabando con el país. El cuento de la prosperidad económica se acaba. Se asoma la recesión económica. De repente se le acaba la luna de miel con la gran oligarquía, a la que al fin y al cabo le importa son sus bolsillos llenos de dinero. Si Uribe no les garantiza eso buscarán a otro. En el fondo así lo avizoran y ya algunos rechazan la segunda reelección. Son muy astutos, prefieren el uribismo sin Uribe. Nosotros preferimos el país sin Uribe y sin los uribistas. Es la garantía para la democracia y la prosperidad del pueblo colombiano.

No hay comentarios: