Montañas de Colombia, abril 26 del 2009
Compatriotas
Colombianas y Colombianos por la Paz
Senadora Piedad Córdoba:
Cordial saludo.
Con persistencia continuamos trabajando por materializar, en primer lugar, la liberación del cabo del ejército Pablo Emilio Moncayo, para luego entregar los restos del mayor Julián Guevara a su familia y, finalmente remitir pruebas de supervivencia de los restantes 21 mandos militares y policiales prisioneros de guerra, compromisos que adquirimos unilateralmente ante ustedes y el país, sin contraprestación alguna, allanando el camino por alcanzar acuerdos humanitarios que permitan la libertad de los prisioneros de las dos partes y, luego, en paso posterior, avanzar en el objetivo de excluir la población civil de la confrontación.
Alcanzar cada uno de estos objetivos reclama no solo nuestro esfuerzo sino, necesariamente, la voluntad oficial para lograrlo sin tropiezos, más, si recordamos, que desde hace años el Presidente, sus ministros y los altos mandos de la fuerza pública han pedido su liberación. No tendría sentido que ahora, cuando el cabo Moncayo se apresta a regresar a su hogar, busquen atravesar toda clase de obstáculos en el camino.
La voluntad oficial, si es sincera, debe plasmarse en decisiones y desarrollarse sin ambigüedades y con seriedad.
Porque aún retumban en la conciencia colectiva, las vehementes, mentirosas e impúdicas declaraciones de los ministros Valencia Cossío, Santos Calderón y del general Naranjo, asegurando, con teatral contundencia, que el cadáver del comandante Raúl Reyes había sido entregado a su familia, y luego, 15 días después, escucharse las balbuceantes declaraciones de los mandos policiales reconociendo y justificando puerilmente su responsabilidad en el secuestro de los restos del inmolado revolucionario, que aún no regresan a su familia.
Reclamamos compromisos oficiales serios, porque también recordamos como, en febrero pasado, mientras liberábamos unilateralmente a 6 prisioneros, el ministro Santos, el general Padilla y Luis Carlos Restrepo mentían vehementes y cínicos, sobre su respeto a las garantías acordadas con la Cruz Roja Internacional, mientras agredían a las unidades que custodiaban los prisioneros y por vía aérea provocaban el saboteo de la entrega, como consta en imágenes que dieron la vuelta al mundo.
Se trata, reiteramos, que en esta ocasión el gobierno cumpla, estrictamente, con las garantías requeridas.
Entendemos las dificultades que atraviesa el Presidente por las crecientes pruebas sobre los millares de sistemáticos crímenes de civiles a manos de militares y cuyas víctimas fueron presentadas como "terroristas dados de baja"; también por las permanentes evidencias sobre nepotismo y corrupción en los más altos niveles oficiales; por el enorme esfuerzo que supone imponer un referendo reeleccionista manchado de truculencias; por las declaraciones de los capos del narcoparamilitarismo por el condenable atentado del que fue víctima el escritor e integrante de CPP Gustavo Álvarez Gardeazabal y, claro está, porque todo esto se presenta en el contexto de una profunda crisis económica, humanitaria y social, sistémica, como consecuencia de la aplicación de las estrategias neoliberales.
En medio de tal vorágine, sería oxigenante para el país, la concreción de estos actos humanitarios unilaterales que gestarían un mejor ambiente en la búsqueda del entendimiento civilizado entre los colombianos.
Para su materialización consideramos indispensable la presencia de CPP en cabeza de la senadora Piedad Córdoba, como garantía de transparencia en los operativos, así como del profesor Gustavo Moncayo en la liberación del cabo, y de la señora madre del mayor Guevara, en la entrega de los restos de su hijo.
No tenemos objeciones a la presencia del CICR y de la iglesia, solo que la consideramos insuficiente, como ya lo señalamos.
Los protocolos que garanticen la seguridad de las unidades guerrilleras participantes en estos acontecimientos se deben conocer pública y previamente. Así evitaremos dificultades como las mencionadas.
Compatriotas de CPP: creemos pertinente y se lo solicitamos comedidamente, analizar si los pactos militares firmados en días pasados por los gobiernos del Brasil y Colombia, pudiesen interferir de alguna manera y si, llegado el caso, fuese necesario, tocar otras puertas.
Los compromisos que adquirimos unilateralmente ante ustedes y el país, son irreversibles y en su concreción continuamos trabajando. Quedamos pendientes sobre las decisiones que entorno a garantías y logística se produzcan para ir precisando fechas y agilizando los detalles finales.
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Compatriotas
Colombianas y Colombianos por la Paz
Senadora Piedad Córdoba:
Cordial saludo.
Con persistencia continuamos trabajando por materializar, en primer lugar, la liberación del cabo del ejército Pablo Emilio Moncayo, para luego entregar los restos del mayor Julián Guevara a su familia y, finalmente remitir pruebas de supervivencia de los restantes 21 mandos militares y policiales prisioneros de guerra, compromisos que adquirimos unilateralmente ante ustedes y el país, sin contraprestación alguna, allanando el camino por alcanzar acuerdos humanitarios que permitan la libertad de los prisioneros de las dos partes y, luego, en paso posterior, avanzar en el objetivo de excluir la población civil de la confrontación.
Alcanzar cada uno de estos objetivos reclama no solo nuestro esfuerzo sino, necesariamente, la voluntad oficial para lograrlo sin tropiezos, más, si recordamos, que desde hace años el Presidente, sus ministros y los altos mandos de la fuerza pública han pedido su liberación. No tendría sentido que ahora, cuando el cabo Moncayo se apresta a regresar a su hogar, busquen atravesar toda clase de obstáculos en el camino.
La voluntad oficial, si es sincera, debe plasmarse en decisiones y desarrollarse sin ambigüedades y con seriedad.
Porque aún retumban en la conciencia colectiva, las vehementes, mentirosas e impúdicas declaraciones de los ministros Valencia Cossío, Santos Calderón y del general Naranjo, asegurando, con teatral contundencia, que el cadáver del comandante Raúl Reyes había sido entregado a su familia, y luego, 15 días después, escucharse las balbuceantes declaraciones de los mandos policiales reconociendo y justificando puerilmente su responsabilidad en el secuestro de los restos del inmolado revolucionario, que aún no regresan a su familia.
Reclamamos compromisos oficiales serios, porque también recordamos como, en febrero pasado, mientras liberábamos unilateralmente a 6 prisioneros, el ministro Santos, el general Padilla y Luis Carlos Restrepo mentían vehementes y cínicos, sobre su respeto a las garantías acordadas con la Cruz Roja Internacional, mientras agredían a las unidades que custodiaban los prisioneros y por vía aérea provocaban el saboteo de la entrega, como consta en imágenes que dieron la vuelta al mundo.
Se trata, reiteramos, que en esta ocasión el gobierno cumpla, estrictamente, con las garantías requeridas.
Entendemos las dificultades que atraviesa el Presidente por las crecientes pruebas sobre los millares de sistemáticos crímenes de civiles a manos de militares y cuyas víctimas fueron presentadas como "terroristas dados de baja"; también por las permanentes evidencias sobre nepotismo y corrupción en los más altos niveles oficiales; por el enorme esfuerzo que supone imponer un referendo reeleccionista manchado de truculencias; por las declaraciones de los capos del narcoparamilitarismo por el condenable atentado del que fue víctima el escritor e integrante de CPP Gustavo Álvarez Gardeazabal y, claro está, porque todo esto se presenta en el contexto de una profunda crisis económica, humanitaria y social, sistémica, como consecuencia de la aplicación de las estrategias neoliberales.
En medio de tal vorágine, sería oxigenante para el país, la concreción de estos actos humanitarios unilaterales que gestarían un mejor ambiente en la búsqueda del entendimiento civilizado entre los colombianos.
Para su materialización consideramos indispensable la presencia de CPP en cabeza de la senadora Piedad Córdoba, como garantía de transparencia en los operativos, así como del profesor Gustavo Moncayo en la liberación del cabo, y de la señora madre del mayor Guevara, en la entrega de los restos de su hijo.
No tenemos objeciones a la presencia del CICR y de la iglesia, solo que la consideramos insuficiente, como ya lo señalamos.
Los protocolos que garanticen la seguridad de las unidades guerrilleras participantes en estos acontecimientos se deben conocer pública y previamente. Así evitaremos dificultades como las mencionadas.
Compatriotas de CPP: creemos pertinente y se lo solicitamos comedidamente, analizar si los pactos militares firmados en días pasados por los gobiernos del Brasil y Colombia, pudiesen interferir de alguna manera y si, llegado el caso, fuese necesario, tocar otras puertas.
Los compromisos que adquirimos unilateralmente ante ustedes y el país, son irreversibles y en su concreción continuamos trabajando. Quedamos pendientes sobre las decisiones que entorno a garantías y logística se produzcan para ir precisando fechas y agilizando los detalles finales.
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