miércoles, 15 de abril de 2009

Cifras no mienten



*Carlos A. Lozano Guillén
Artículo de VOZ - Edición 2487 del 15 al 21 de abril 2009

Por fin, después de mucho negarlo, el Gobierno Nacional aceptó que la crisis del capitalismo está afectando la economía colombiana. Los voceros uribistas, en medio de sus limitaciones académicas, creyeron que se trataba de una “simple” crisis financiera, para lo cual en Colombia existe el antídoto, que es la protección al desborde de los bancos y corporaciones para hacer y deshacer. Por ello, entre otras cosas, este país fue terreno abonado para las “pirámides” y todo negocio ilegal de captación de dinero, que no tuvo control ni verificación de las autoridades respectivas.

Uribito, ahora en campaña presidencial, negó la existencia de la crisis a pesar de que su gestión en la cartera de agricultura fue un verdadero fiasco y como nunca el sector agropecuario conoció tanto estancamiento y hasta retroceso en los últimos años. La realidad les cayó encima y las cifras no mienten, hablan por sí solas.

A la fecha y por segunda vez, el Gobierno Nacional se vio obligado a revisar la meta de crecimiento, que ahora la ubica para 2009 en un rango entre el 0.5 por ciento y el 1.5 por ciento, aunque los economistas más optimistas la ubican, por mucho, por encima del 1 por ciento. En enero del presente año, la industria decreció un 10.7 por ciento; el comercio bajó en 4.5 por ciento y el desempleo se volvió a trepar por encima del 12 por ciento. En los últimos doce meses la industria bajo en 4.8 por ciento y el comercio en –0.1 por ciento. El último trimestre del año pasado la economía bajó -0.7 por ciento. De tal manera, que para varios economistas la recesión es una realidad en Colombia. Este cuadro, acompañado del fortalecimiento del dólar, la devaluación y la inflación, disminuyen las condiciones sociales de la población y la calidad de vida. Con razón, la Central Unitaria de Trabajadores está demandando un nuevo ajuste del salario mínimo, pues el precario incremento del presente año quedó borrado con la crisis económica.

La crisis ingresó sin problemas y encontró al Gobierno con los calzones abajo. “La Casa de Nari” improvisa con la esperanza de que es una crisis pasajera. Sin embargo, los industriales, comerciantes, ganaderos y latifundistas, a quienes les interesa sólo sus bolsillos y el ritmo de las utilidades que les garantizó la “seguridad democrática” en los últimos siete años, insisten en que las cosas van muy mal y exigen drásticas medidas, por supuesto encaminadas a descargar el peso de la crisis sobre los hombros del pueblo colombiano.

Roberto Steiner, director de Fedesarrollo, por ejemplo, plantea bajar el salario mínimo, eliminar impuestos a los ricos y aumentar el IVA. Si no es porque ese tipo de propuestas tienen respaldo en la cúpula del poder y en la oligarquía colombiana, podríamos creer que provienen de un clon de Goyeneche.

carloslozanogui@etb.net.co

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