Por :Lázaro Vivero Paniza
El anuncio del presidente, Álvaro Uribe Vélez, de permitir que la senadora Piedad Córdoba pueda participar junto con la iglesia católica, de la entrega por parte de las farc-ep del cabo del ejército Pablo Emilio Moncayo, el soldado profesional Josué Daniel Calvo Sánchez y el cadáver del coronel Julián Ernesto Guevara, nos indica lo mal que este tema se ha manejado por parte del ejecutivo. Esto ha debido de suceder mucho tiempo antes, para poder permitir la liberación de todos los secuestrados. De eso es lo que hemos venido hablando de mucho tiempo atrás. No importa lo que se tenga que hacer con el propósito primordial, de que todos regresen sanos y salvos. Eso debe de ser lo fundamental. Si las farc-ep deciden liberarlos, el gobierno sin pensar en nada más, debe de aceptar para que regresen. Lo otro importante es ver que se pueda dialogar con ellos para buscar una solución definitiva al conflicto o, por lo menos, para parar la guerra y, poder tocar los temas que en estos dos cuatrenios del gobierno actual, nadie ha tocado.
Cuatro meses en donde la demostración de poder era lo principal, a sabiendas de que se ha demostrado hasta la saciedad cuanto es que se tiene. Todos han corrido a decirle que el poder está en sus manos y que todos, han tenido que hacer por una u otra razón, lo que el ejecutivo ha querido.
Se pierde mucho más continuar con este espectáculo de cuenta gotas con relación a la liberación de los que nunca han debido salir del seno de sus hogares, que haber aceptado así sea unilateralmente, la entrega de los policías y soldados. Esta condición incluso de haber servido al país como miembros de la fuerza pública, deja mucho más que desear del por que no se aceptaba su liberación, estuviera en manos de quien estuviera.
Que fuera Piedad Córdoba o como lo dije en su momento el mismísimo Santo Padre, era lo de menos. Lo importante era que regresaran sanos y salvos.
Es el espectáculo montado desde diferentes tinglados. Lo de la operación “jaque” vuelve a señalarnos que todo se maneja de forma diría irresponsable. Ya se sabe todo lo que sucedió en aras a ganarnos los aplausos y por ello, no se podrá repetir. Los métodos son cambiantes y pasará mucho tiempo para volver a conocer como piensa y actúa la guerrilla.
Querer o pretender demostrar que la mano es dura aceptando lo que hoy se acepta y que hace pocos meses se negó, incluso señalando a la senadora de mil y una cosa, no es admisible y por el contrario, solo daño ha causado colocando a la parlamentaria y a muchos, en riesgo.
Pero bueno, ya lo hecho, hecho está. Lo importante ahora es que se logre la liberación y que las farc-ep,, permitan que todos regresen y podamos lograr que las dos partes se siente a buscar una salida o, por lo menos, a parar la guerra para que ello se lleve a feliz término.
No hablan del padre del militar Moncayo, pero se puede deducir que si las farc-ep así lo piden, no habrá mayor impedimento como hasta ahora a sucedido.
Que se diga que tienen que ser liberados todos y que los cadáveres deben de ser devueltos, es un sentimiento válido del primer mandatario de la nación, pero se entendería que no depende de su querer, sino de quienes en últimas deciden. Ojala lo hagan bien, como también piensen que esta manera de mostrarse, no es la que más les conviene. El delito del secuestro debe quedar en el pasado, porque siempre recibirán el rechazo de la comunidad en general.
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