jueves, 9 de julio de 2009

¿Solución o cortina de humo?



Por Carlos Lozano Guillén

La pregunta que se hacen hoy los colombianos es si el anuncio de ayer (miércoles 8 de julio) del presidente Uribe Vélez, antes de viajar a Estados Unidos para buscar apoyo empresarial al TLC, de que al final avala la presencia de la senadora Piedad Córdoba en la misión humanitaria para traer a la libertad a los miembros de la fuerza pública en poder de las FARC, aunque condicionada a que sean todos los 24 uniformados según las cuentas gubernamentales y cuatro cadáveres (también según sus cuentas) de los suboficiales muertos en cautiverio, es realmente la disposición del Gobierno Nacional a facilitar una solución al tema de la libertad de las personas en injusto cautiverio por razones del conflicto o una nueva cortina de humo en momentos de dificultades en la “Casa de Nari”.

Y, por supuesto, que hay bastante de lo segundo. Uribe Vélez está acosado por los nuevos episodios del segundo capítulo de la “yidispolítica” a partir de las denuncias de Cuello Baute, ex superintendente de Notariado y la escandalosa financiación del referendo reeleccionista de cuya ilegalidad está llamando la atención el magistrado J.J. Vives en la ponencia en el Consejo Nacional Electoral. Así, que una cortina de humo, con el instrumento mediático al que siempre acude el presidente Uribe no es una práctica insólita. Hay quienes dicen que en esos menesteres Uribe es un verdadero mago.

Pero para no ser tan pesimista, el paso que da el Gobierno al aceptar a Piedad Córdoba en la misión humanitaria, es positivo. Supera un inamovible. Hasta hace dos días era inaceptable para las toldas oficiales la presencia de Piedad en la misión humanitaria, la descalificaba con todo tipo de improperios. Hoy no es así. Se perdieron tres meses de libertad del cabo Moncayo y de felicidad de su familia, debido a la intransigencia uribista. Removido el inamovible de la integración de la misión humanitaria es necesario disipar ciertas dudas que deja la exigencia presidencial.

El presidente Uribe exige que la libertad se le conceda a todos los uniformados en poder de las FARC de una sola vez y en un solo viaje. Cuestión que el propio Gobierno entiende que es difícil como quiera que la guerrilla lo que plantea es un canje humanitario, acuerdo humanitario o intercambio humanitario. Planteado así equivale a otro inamovible. En este sentido, es pertinente la carta que le envió la senadora Piedad Córdoba al presidente Uribe, a nombre de Colombianos y Colombianas por la Paz, en donde le solicita una reunión para tratar el asunto con criterio constructivo.

Lo más sensato es que la misión humanitaria, con Piedad, el CICR y la Iglesia Católica incluidas, viaje lo más pronto posible y sin mayores condiciones ni dilaciones a traer a la libertad al cabo Pablo Emilio Moncayo y al soldado profesional Calvo, cuya libertad está decretada por las FARC. Es un compromiso con el país y con el mundo, ello no tiene vuelta atrás. Y se inicien los acercamientos para llegar a acuerdos concretos entre las partes para la liberación del resto de los uniformados en un intercambio humanitario, que satisfaga los anhelos del país en las salidas pacíficas y políticas y del conflicto.

Ojalá el gobierno de Uribe Vélez, en su ocaso, tenga la suficiente grandeza para aceptarlo.

Carlos Lozano Guillén

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